La gimnasia es un deporte que a lo largo de la historia ha ido acumulando casos que han manchado su historia de manera impactante. Un ir y venir de historias macabras que han ensombrecido una disciplina que es capaz de paralizar el mundo cada vez que entran en escena en unos Juegos Olímpicos. Algunos de los casos más llamativos se vivieron sin duda bajo el método Károlyi, obra principalmente de los entrenadores Béla y Márta Károlyi.
Una de sus víctimas más ilustres fue la exgimnasta Emilia Eberle, quien tocó el cielo a costa de haber vivido en los infiernos durante muchos años. Esta deportista cumplió su sueño con victorias de un prestigio máximo en Juegos Olímpicos y Campeonatos del Mundo, pero ni siquiera sus triunfos le sirvieron para compensar tanto sufrimiento.
Ahora, a sus 58 años, reside en Estados Unidos y hasta se ha cambiado el nombre. Es conocida como Trudi Kollar. Durante los momentos más brillantes de su trayectoria, tuvo que vivir a la sombra de una leyenda como Nadia Comaneci, considerada por muchos como la mejor todos los tiempos. A pesar de todo, consiguió ser campeona mundial por equipos y en suelo, en Fort Worth 1979, y en los Juegos de Moscú 1980 logró dos platas.
Eberle ha hablado varias veces sobre el sufrimiento que padeció con los durísimos métodos de entrenamiento a los que era sometida. En muchos momentos, bajo un sufrimiento inhumano y ante un castigo físico y mental casi insoportable. Estaba a las órdenes del matrimonio Béla y Márta Károlyi, quienes también impulsaron a Nadia Comaneci a sus mayores triunfos antes de tener que mudarse a Estados Unidos, donde forjaron una carrera también de mucho éxito junt al equipo nacional.
Allí crearon el Rancho Károlyi, donde se cometieron buena parte de los delitos relacionados con el caso Larry Nassar. Sin embargo, ninguno de los dos estuvo involucrado en esa impactante película de terror. Aun así, Emilia Eberle sí ha vuelto a denunciar los abusos que sufrió por parte de la pareja y que señalan de manera flagrante a un cuerpo histórico en el universo de la gimnasia.
Las confesiones de Emilia
Eberle cuenta que la primera vez que se reunió con Bela le abofeteó y además le criticó por sus hábitos alimenticios: "Si te pillo una vez más comiendo algo así, te mato". La exgimnasta recuerda cómo se produjo la victoria del equipo rumano en el Campeonato del Mundo de 1979. Allí, la mayor celebración no fue el éxito deportivo, si no que por el hecho de ganar, consiguieron esquivar los abusos: "Nos habría matado a golpes si nos hubiéramos caído o hubiéramos tenido un ligero desequilibrio".
La exatleta cuenta también cómo se produjeron otros abusos en otras competiciones como en los JJOO de 1980: "Si sale algo malo, ven directamente al baño desde el podio. Cuando iba hacia allí ya sabía lo que iba a pasar. Fracasé porque estaba atenazada por el miedo a que me pegaran y a que me mataran de hambre. Márta me golpeó fuerte, pero tuve suerte de que el coreógrafo Geza Poszar apareciera por allí y me salvara".
Debido a este calvario, Emilia narra cómo se le pasó por la cabeza suicidarse cuando tenía 13 años. Su plan era lanzarse a las vías del tren, pero se detuvo en el último momento pensando en el dolor que podría infringirle a sus padres: "Me detuve en el último momento. Eran dos diablos y sólo cuando mis padres me visitaban me sentía a salvo del diablo. ¿Cómo podía aquel hombre destruir a algunos niños sólo por buscar la fama? Aunque estuvieras lesionada, no te podías negar a hacer algo debido al miedo". Recuerda esto último porque la pareja de entrenadores más famosa de la gimnasia le obligaban a entrenar incluso con dos costillas rotas.
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