El mundo vio a Vladyslav Heraskevych correr a toda velocidad en la prueba de skeleton por el Yanqing Sliding Center en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022. Seis semanas después, está en una zona de guerra repartiendo suministros médicos mientras se disparan cohetes desde el cielo sobre su cabeza. Ese es el cambio drástico que dio la vida de uno de los protagonistas de la pasada cita internacional del deporte por la invasión de Rusia a Ucrania.
No habían pasado ni 24 horas entre que Estados Unidos había alertado al mundo entero con la posibilidad de que Rusia invada Ucrania antes de que acaben los Juegos y que se produjera el primer mensaje político por un deportista de uno de los dos bandos. Vladyslav Heraskevych, uno de los participantes en la prueba de skeleton, según finalizó su descenso en trineo a más de 120 kilómetros por hora se sacó un cartel con un lema claro: "No a la guerra en Ucrania".
De su gesto pasó a la acción, aunque preferiría que nunca hubiera quedado marcada su carrera internacional por ese gesto. "Quería demostrar que somos personas pacíficas y que queremos vivir una vida normal. Realmente no creía que en estos tiempos una guerra pudiera comenzar. Las tropas rusas estaban por toda Ucrania, pero también entiendes que estamos en el siglo XXI y que una guerra como esta no podría ocurrir en el centro de Europa", explica Heraskevych al New York Times desde su casa en Zhytomyr, Ucrania, aproximadamente a 160 kilómetros al oeste de Kiev.
Mientras espera la llamada del ejército, tanto él como su padre, que dirige la federación de trineo y skeleton de Ucrania, se dieron cuenta de que la camioneta del equipo podría cumplir un propósito valioso en una nación sitiada. Los combates más intensos no han llegado a su región, lo que le permite pasar sus días tratando de reunir suficientes alimentos, suministros médicos y ropa para llenar la camioneta del equipo. Cuando él y su padre tienen una carga considerable, parten hacia Kiev, donde distribuyen sus suministros a los necesitados.
La vida en la furgoneta
Un viaje que normalmente no tomaría más de dos horas se ha convertido en una angustiosa odisea de seis o siete horas llena de puntos de control y cambios de ruta de última hora porque las carreteras están cerradas o los puentes ya no existen. En un viaje, el toque de queda los obligó a detenerse y dormir en la camioneta en el arcén de la carretera: "Podías escuchar y ver las explosiones tan claramente. Luego llegas y ves todos estos edificios destruidos". Ya llevan media docena de viajes juntos.
La vida del joven de 23 años ha dado un vuelco. "Hubo un par de sirenas de peligro aéreo. Dormí unas 5-6 horas. Estuve muy ocupado, haciendo el trabajo que necesitamos para crear la Fundación. Hoy pedí un sello oficial y ya lo obtuve, también solicité la apertura de una cuenta bancaria. Y hoy hubo un par de entrevistas, trato de seguir cubriendo la situación y contar lo que está pasando con nosotros", explica en el reportaje pormenorizando cómo es uno de esos días que vive tras los Juegos.
Ha aparecido en la televisión en numerosas ocasiones, tratando de aprovechar la exposición de su demostración en los Juegos Olímpicos para contarle al mundo lo que se ha convertido en la vida cotidiana de su país. El Comité Olímpico Internacional prohíbe los discursos políticos en los estadios y en otras áreas de los lugares de competencia, pero no sancionó a Heraskevych. Ese gesto le convirtió en uno de los héroes de Ucrania y ahora lo demuestra con sus acciones.
El skeleton
Este joven ucraniano de 23 años no es una estrella de este deporte. Es el único representante de su país en un deporte que tampoco tiene mucha relevancia en el país. De hecho, de pequeño iba para boxeador. Su padre Mykhailo le entrenaba para ello, pero Vlad se empezó a sentirse atraído por la alta velocidad. Pronto se convirtió en uno de estos hombres bala que utilizan su cuerpo para descender sobre un trineo a altas velocidades por un tubo.
A pesar de no pasar del 17º puesto en su prueba, Vlad es un héroe nacional para gran parte del país. Lo más importante es que su mensaje llegó a todos los lugares del planeta. De repente, Pekín 2022 se convertía de forma literal en un epicentro más del conflicto que tiene al mundo paralizado en el último mes. El mismo orgullo que mostraba su padre en público a través de su cuenta de Facebook. "No tengas miedo de expresar tu posición patriótica cívica al mundo entero", exponía Mykhailo.
Desde que regresó de Pekín, ha trabajado con Global Athlete, un movimiento internacional de puesta en marcha creado y dirigido por atletas para "inspirar y liderar un cambio positivo en el deporte mundial". Heraskevych no para de trabajar y utilizar su notoriedad para tratar de hacer más fácil la vida en mitad de un conflicto y poner el grito en el cielo para que termine de una vez. Mientras tanto, la ayuda de Vlad no le va a faltar a ningún ucraniano.
[Más información: "No a la guerra", el 'grito' del ucraniano Vladyslav Heraskevych que politiza los JJOO de Pekín]