Cuba sigue teniendo un grave problema con la mezcla de deporte, política y economía. No hay año que no surjan desertores del país caribeño por una de las tres razones expuestas o una unión de todas ellas. España es uno de los lugares habituales donde aparecen atletas de esta nación, pero hay un deporte muy importante para los cubanos que tiene una gran repercusión en Estados Unidos: el béisbol. Son muy buenos con el bate y la bola. Es por lo que hay grandes estrellas en la Major League Baseball (MLB).
El camino más simple que tienen para llegar allí siendo jóvenes es el de desertar. Por eso, cada vez que hay un gran campeonato, se producen huidas de bateadores, lanzadores y receptores. El último caso ha sucedido esta semana pasada durante el Campeonato Panamericano de Béisbol Sub23 en México. Dos jugadores, el receptor Alfredo Fadraga, de 23 años, y el lanzador Yosvani Ávalos, de 21, abandonaron la concentración de su selección durante un día de descanso.
Ambos, como sucedió hace un año en el Mundial de la misma categoría con 11 jugadores cubanos también en México, aprovecharon para tratar de cruzar la frontera. No lo lograron, fueron arrestados en Aguascalientes y deportados a su Cuba natal. No se sabe lo que sucederá con ellos. En 2018 la MLB y la Federación Cubana de Béisbol (FCB) llegaron a un acuerdo para que no hiciera falta que desertaran los jugadores de la nación caribeña, pero Donald Trump lo echó para abajo.
La situación política, económica y social de Cuba es crítica. Lo es también para los jugadores de béisbol que quieren triunfar en este deporte. El camino hacia la frontera con Estados Unidos es lo habitual ante los cantos de sirena de grandes contratos con los equipos de la MLB. Su patriotismo cubano desaparece, siendo considerados traidores para el país y dejando en algunos casos a sus familias a merced del gobierno.
El régimen castrista sigue siendo una traba para el deporte. El profesionalismo fue prohibido en 1961 bajo la premisa de la no-mercantilización, por incentivar, según las directrices del régimen, "el enriquecimiento de unos pocos". En búsqueda de mayores oportunidades y mejores condiciones de vida (el salario promedio de un deportista cubano en la isla es de 39 dólares mensuales desde 2014), desde la década de los 80 se ha desatado una sangría a través de actos de escapismo.
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Para muchos atletas, un viaje al extranjero fue la única oportunidad viable de formar una vida fuera de Cuba. Sin embargo, desde la disposición de nuevas normas migratorias en 2012, los deportistas pueden solicitar un permiso especial que les permita abandonar la isla para emplearse en el extranjero. No obstante, aún siguen optando una gran mayoría por abandonar durante competiciones en exterior antes que enfrentarse a un proceso burocrático que no les garantiza su salida.
En 2014, el Consejo de Ministros aprobó una política de remuneraciones insuficiente. El incentivo se calcula en función de la categoría. Los medallistas olímpicos, que ocupan la cima de la escala, tendrán derecho a percibir un salario equivalente a 62 dólares mensuales, independiente de los bonos y premios que podrían ascender a los 3.547 dólares, en caso de conseguir la presea de oro. Los miembros de la preselección nacional de béisbol y los afiliados a la liga local cobran 42.
El sueño de la MLB
Por ello, y por el hecho de ser la mejor liga de béisbol del mundo, los jugadores siguen aprovechando cualquier competición internacional para tratar de llegar a Estados Unidos y labrarse una oportunidad. La mayor deserción en número sucedió en 2021. Cuba identificó a nueve, pero en México se explicó que fueron hasta 12 de los 24 jóvenes que componían la selección cubana aprovecharon el Mundial Sub23 para desertar.
A los 20 años, ellos representan el futuro del béisbol cubano y son encargados de poner a Cuba en la cima del deporte después de que la isla no se clasificara para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Era la primera vez que esta modalidad iba a tener un hueco en el programa y la única vía que tenían para clasificarse vivió estas decisiones de desertar. Desde el país caribeño lo único que hicieron fue acusar a la MLB de prácticas equivalentes al tráfico de personas.
La realidad es bien distinta. Mientras esos contratos y patrocinios multimillonarios estén disponibles a solo 145 kilómetros de Cuba, la deserción seguirá siendo una opción dolorosamente tentadora para cualquier aspirante a estrella del béisbol. El jugador más famoso en desertar recientemente fue César Prieto, de 22 años, una de las principales estrellas del béisbol del país. Mientras siga sin haber acuerdo entre la MLB y la Federación, no hay otra opción.
Ya con Joe Biden en el poder en Estados Unidos, este abril de 2022 Cuba explicó que el gobierno estadounidense sigue poniendo trabas a ese acuerdo. Miguel Fraga, funcionario de la Dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, explicaba que la actual administración no ha hecho nada para que se reanuden las negociaciones. Los jugadores de béisbol cubanos que quieren labrarse un futuro parece que seguirán teniendo como única opción la de renunciar a su país.