Alargar la vida deportiva tras varios fracasos es uno de los retos más complicados en la carrera de un profesional. Miguel Ángel López era el mejor marchador del mundo en 2016, pero la ambición le dejó sin premio. Desde entonces, una serie de mala suerte y problemas físicos le alejaron de los puestos de privilegio. Podía haberlo dejado, centrarse en Daniela, su mujer, y Daniel, su hijo. Pero siguió marchando. Este martes vio por qué merecía la pena seguir al conseguir el oro en los 35 kilómetros del Europeo de Múnich 2022.
En los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro se veía tan fuerte que se atrevió a doblar los 20 kilómetros, distancia en la que se proclamó campeón de Europa en 2014 y del mundo en 2015, y los 50 kilómetros. Se llevó un gran batacazo quedándose sin medalla y, desde entonces, no volvería a ser el mismo. La paternidad cambia a las personas, aunque el hecho de que la distancia larga bajara a los 35 kilómetros se adecuaba mejor tanto a sus características como al paso de los años por su cuerpo. Esto último ha terminado siendo vital para verle triunfar siete años después.
Tras ser 31º en la prueba de los 20 kilómetros de Tokio 2020, centró su 2022 en la distancia de 35. Su progresión avisaba tras la décima posición en Eugene. Este martes todo salió a la perfección. En el kilómetro cinco se iba en solitario poniendo un ritmo infernal. El sueco Perseus Källström, que fue bronce en el Mundial, intentó seguirle y acabó desfallecido. No le ocurrió eso a Miguel Ángel López, que entraba primero en meta y cogía la corona de la marcha en Europa ocho años después.
La primera medalla de oro para la delegación española en el Europeo de Atletismo de Múnich 2022 llegaba con la marcha. Esa modalidad que nunca fallaba con los Valentí Massana, Jordi Llopart, Josep Marín, Chuso García Bragado y Daniel Plaza, tampoco ha dejado de hacerlo en la última década con Álvaro Martín, Diego García Carrera y María Pérez, que buscarán el sábado su medalla en la prueba de 20 kilómetros. Pero Miguel Ángel había caído en el olvido.
El de Llano de Brujas fue el mejor atleta español entre 2012 y 2015 con todo derecho. En Londres 2012 se quedó cerca de las medallas quedando en quinta posición cuando todavía era una promesa. El bronce, que se convirtió en plata por el caso de dopaje de Aleksandr Ivanov, en el Mundial de 2013 demostraba que la progresión seguía buen camino. En 2014 era oro en Zúrich 2014 y en Pekín 2015 se proclamaba campeón del mundo.
Los reconocimientos llegaron. Miguel Ángel recibió la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo junto a su entrenador José Antonio Carrillo. Era recibido en la Moncloa por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de quien se convirtió en su mejor consejero para pulir su técnica a la hora de andar. El ya exlíder del Partido Popular tiene en las caminatas una de sus grandes aficiones y el campeón del mundo se atrevía a darle consejos.
"Como buen marchador, le diría que tenga siempre un pie en contacto con el suelo. Siempre con los pies en la tierra", respondía entre bromas a los halagos que recibía de Rajoy. Ambos dejaron una imagen que Miguel Ángel guarda para la posteridad en los jardines del palacio de la Moncloa. El murciano le aconsejaba en la intimidad al ahora expresidente del Gobierno. Seguramente también le confesaba ese plan ambicioso para los Juegos Olímpicos de Rio 2016.
Carrillo, López y Santi Pérez, responsable de la RFEA de esta modalidad, decidieron doblar, ir a por las dos distancias de la marcha, en la cita que debía ser la cumbre del español. Josep Marín lo había hecho en Moscú 1980, logrando ser quinto en el 20 Km. y sexto en el 50 Km. Valentí Massana sí logró medalla en esa aventura: bronce en el 50 Km. y vigésimo en el 20 Km. Miguel Ángel no corrió la misma suerte. Solo pudo ser undécimo en el 20 Km. y abandonó en el 50 Km.
Desde ese momento, entró en una espiral de dudas. Tenía problemas con la técnica que no había tenido jamás. Eso minaba su confianza de una manera crítica. En las siguientes grandes competiciones, el campeón asistió en la sexta plaza al oro de Álvaro Martín y a la plata de Diego García en los Europeos de Berlín 2018. Peor le fue en el Mundial de Doha 2019, donde solo pudo ser 26º. En cualquier caso ni José Antonio Carrillo, ni Miguel Ángel cesaron en su empeño de volver.
La figura de Daniel
Tras la crisis de la Covid-19 que todos los atletas padecieron, sobre todo con el aplazamiento de Tokio 2020, a Miguel Ángel le cambiaba la vida. En enero de 2021 Daniel venía al mundo. Si siempre tuvo por norma dar un punto más de lo que tenía en cada prueba, ahora tenía un argumento más. Quiere que su retoño le vea ganando. Este éxito le ha pillado con un año y medio. Además, ni Daniela ni él han podido vivirlo juntos. Por eso ya piensa en París 2024.
Los Juegos Olímpicos son su gran espina. La medalla que le falta ahora vuelve a ser posible. Mantener este nivel a sus 34 años es un reto más en su vida, pero el deporte ha pasado a ser una preocupación secundaria. Ya no hay frustración, ha aprendido a relativizar más los resultados porque Daniel ocupa tanto hueco en su cabeza que no hay lugar para darle vueltas a un entrenamiento que no ha ido bien. Con la mente más despejada y el objetivo claro, Miguel Ángel quiere que ste oro de Múnich 2022 no sea su último éxito.