"Ha sido una de las cosas más duras que he hecho nunca". Un grito al cielo con el último gramo de fuerza que le quedaba en el cuerpo explicaba la magnitud de la hazaña que acaba de completar Kilian Jornet. Quien conoce su pasado y su impresionante carrera sabe que, si el de Sabadell dice eso, es que la aventura ha sido de esas que se escapan de los límites de la lógica y que desafían la resistencia humana hasta límites desconocidos.
Kilian Jornet es, además de un enamorado del esquí, el corredor de carreras extremas y de pruebas de montaña más famoso e importante del mundo. El de Sabadell, además de un sinfín de medallas, muchas de ellas de oro, en pruebas de campeonatos del mundo y de Europa de esquí y de skyrunning, en los últimos años se ha aficionado a coleccionar récords en las pruebas más extenuantes del planeta.
Desde el Tahoe Rim Trail hasta la Transpirinenca pasando por el Bob Graham Round o el Ultra Trail del Mont Blanc. Ninguna gran prueba se ha resistido a los encantos, el talento y la resistencia sobrehumana de este súper hombre que prefiere hacerse llamar deportista. O simplemente hijo de la montaña.
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Es precisamente en las montañas que lo vieron crecer y dar los primeros pasos de su leyenda donde ha completado su última hazaña. Una gran batalla que incluso a él le parecía imposible. Pero nada es imposible para un Kilian Jornet que, de nuevo apoyado por todo el equipo de la agencia Lymbus y de su marca, Nnormal, ha vuelto a hacer historia.
En este caso han sido ocho días de intensa pelea contra sus fantasmas, contra el cansancio y contra el dolor. Y todo para tocar el cielo desde las 177 cimas que ha subido en poco más de una semana. Todas ellas por encima de los 3.000 metros, pero insignificantes ante la tenacidad de quien no incluye la palabra rendición en su diccionario. Kilian Jornet ha vuelto más fuerte que nunca para volar alto y reencontrarse con sus orígenes.
177 cimas por encima de los 3.000 metros en solo 8 días
"Redescubrir así las cimas que ya no recordaba ha sido una experiencia espectacular". Kilian Jornet ha conseguido culminar con éxito uno de los retos más complicados y a la vez más especiales de su carrera. Aunque al principio no tenía claro si podría, tras escuchar la voz de los expertos y, sobre todo, la de su propia experiencia, decidió embarcarse en una gran misión.
Sería redescubrir las montañas entre las que tantas ilusiones diseñó, pero que tenía aparcadas en ese olvido que van creando los años y los retos deportivos. Por eso, se dispuso a escalar un total de 177 cumbres. Todas ellas por encima de los 3.000 metros de altitud y de manera consecutiva. Un reto inimaginable para cualquier humano, pero no para una persona que parece venida de otro planeta.
En total han sido ocho días de intenso y continuado esfuerzo para cubrir los 485,65 kilómetros de los que se componía su aventura. Bordeando sus propios límites, ha conseguido acumular más de 43.000 metros ascendidos y más de 155 horas de actividad física en una gesta que quedará para la posteridad.
Y todo en su propia casa. Entre las montañas que tanto conoce y disfruta y a las que sentía que les debía un homenaje de tan magnánimas proporciones. "Este año quería participar en algunas carreras, pero una lesión me lo impidió. Después de recuperarme, empecé a plantearme diferentes proyectos y se me ocurrió encadenar las cimas de más de 3.000 metros de los Pirineos".
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Superando los problemas físicos y los siempre duros periodos de inactividad, fue pergeñando una locura que terminó convirtiéndose en realidad: "Tenía esta idea en la cabeza, pero no sabía si sería un reto posible o si suponía una locura. Después de consultarlo y dejarme aconsejar por personas que conocen muy bien los recorridos de los Pirineos, decidí hacerlo".
Kilian soñaba con regresar a los Pirineos y reencontrarse con sensaciones que creía perdidas. Arrancó su aventura el pasado 2 de octubre a los pies de la cima Frondella en Sallent de Gállego (Huesca) y dio el pistoletazo de salida a una carrera de fondo y de altura en la que iría derribando uno a uno los 177 muros que tenía en su hoja de ruta.
Sin casi tiempo para descansar, Jornet ha ido culminando una hazaña tras otra. Desde conseguir completar 40 cimas en una sola jornada hasta tener que caminar 39 horas sin parar para encadenar un alto con otro. Sí, casi dos días sin dejar de pasos y en plena conexión con la montaña.
Por si fuera poco, Kilian ha tenido tiempo para incluso ponerse a dar pedales, ya que muchas de los traslados que ha realizado los ha tenido que completar en bicicleta para acortar plazos. Lo importante era no parar y no dejar de acumular horas de actividad física.
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El catalán no esconde que ha estado al límite en muchos momentos de una epopeya inenarrable, pero se siente feliz de haber vuelto a llegar donde jamás nadie había imaginado: "Avanzar por todas estas aristas ha sido un placer y he disfrutado mucho de los recorridos. Había subido a estas cimas cuando tenía 13 años, pero no las recordaba, y esto ha hecho que a nivel visual esta haya sido una experiencia muy intensa".
Al término de su viaje, las impresionantes vistas de los Pirineos tuvieron que dejar hueco en los ojos de Kilian para las lágrimas de emoción y cansancio que le inundaban. Atrás quedaron cimas tan icónicas como las de Balaitus, Garmo Negro, Vignemale, Cilindro, Monte Perdido, Pic Long, Pic de Posets, Punta de Lliterola, Aneto, Sayó, Montcalm o Pica d’Estats.
A cada cual más icónica, pero todas rendidas a los pies de un genio como no habrá otro jamás. Este precioso viaje llegó a su fin el pasado 10 de octubre después de 8 días de intensa contienda con la montaña. Una experiencia memorable que además le ha servido para afianzar de nuevo su conexión con la naturaleza.
Aquel niño que creció en un refugio de montaña en los Pirineos se sigue emocionando cada vez que conquista un nuevo reto. Ahora, desde su residencia en Noruega y con añoranza de su tierra, sigue explorando los límites de la resistencia humana con aventuras como esta, la cual ha podido ser seguida a través de sus redes sociales, de los canales oficiales de Nnormal y de Strava.