En el Monday Night Football del día de Navidad se enfrentaron el mejor récord de la NFC y el mejor récord de la AFC. Se enfrentaron un quarterback con un contrato de 260 millones de euros y otro con un contrato de cuatro millones y que fue elegido en la última posición del draft de la NFL de 2022. Los Ravens se impusieron por 33 a 19 a los 49ers en San Francisco en una noche tremenda de Lamar Jackson y en el peor día de Brock Purdy, que lanzó cuatro intercepciones.
Purdy pareció Mr. Irrelevant por primera vez
Entrando en el partido del lunes por la noche, Brock Purdy había lanzado once intercepciones totales en 23 partidos, una cada 53 intentos de pase. Contra los Ravens cometió cuatro en 32 pases en una noche horrible. Ya en el primer drive del partido, y en la que quizás fue la mejor secuencia de los 49ers, Purdy estuvo demasiado lento en su ejecución y permitió al safety Kyle Hamilton regresar hacia la ruta de pase en la end zone y abortar la opción de poner puntos de los 49ers. Seguramente fue la peor de las cuatro porque falló donde no suele fallar Purdy: en la velocidad de lectura y ejecución. Las otras tres entregas fueron malos pases, pero probablemente más el producto de la presión de una defensa de los Ravens que es de las mejores de la NFL. La versatilidad de jugadores como el propio Hamilton, que apunta a jugador defensivo de la semana en la AFC, y del veterano Marlon Humphrey, posibilitaron a Baltimore una serie de looks agresivos que emparejaron bien con el dinamismo de los Kittle, McCaffrey o Samuel. La superioridad de la línea de defensa de los Ravens sobre la de ataque de los 49ers es algo que no había sufrido en toda la temporada el equipo de Kyle Shanahan.
Ofensivamente los Ravens jugaron un partido totalmente funcional, alejado de los turnovers y magistralmente llevado por un Lamar Jackson que contabilizó casi 300 yardas totales. El QB de los Ravens operó magistralmente desde el pocket y también se sacó varias jugadas con las piernas que fueron demasiado para la agresiva defensa de San Francisco.
Estos Chiefs no pueden ganar la Super Bowl
Por primera vez en la era Mahomes, los Chiefs son vulnerables. Por primera vez desde que el 15 está debajo del center, Kansas es un equipo que puede perder con casi cualquiera y que tiene uno de los ataques menos dinámicos de toda la NFL. La derrota contra los Raiders en Arrowhead fue el epítome de una temporada en la que el ataque de los campeones no ha resuelto ninguna duda. Sus receptores simplemente son incapaces de asustar en el juego profundo, no consiguen separación, lideran la NFL en balones dejados caer y no ponen ningún tipo de presión en la defensa. Mahomes, que fue sackeado cuatro veces y estuvo bajo presión casi toda la tarde, no está haciendo una buena temporada. Pero en las estadísticas de Mahomes y en su desempeño probablemente haya que buscar explicaciones más allá de en un bajón de nivel del mejor jugador de la liga. El dos veces MVP y doble campeón de la Super Bowl, que cometió dos turnovers que dieron 14 puntos a los Raiders, está teniendo su peor temporada en yardas, touchdowns, yardas por intento y está a tres intercepciones de poner su peor marca.
Todo en Kansas City parte de la incapacidad de sus receptores de marcar las diferencias. La NFL de 2023 es esa Liga donde necesitas que el rival tenga que defender todo el campo y donde es imprescindible que haya jugadores que de vez en cuando se pueden imponer al sistema y sacar una jugada o dos que no están ahí. En las estadísticas de pases de más de veinte yardas por aire de Mahomes podemos encontrar la enfermedad. El quarterback de KC es el 26 en intentos de pase de más de veinte yardas (el 11% de sus pases), el 36 en yardas conseguidas por intento de más de 20 yardas (9.1), el 34 en touchdowns de más de veinte yardas por aire con solo uno y está dentro del top 5 de peores lanzadores en este tipo de pases en balones dejados caer (23.8%), jugadas merecedoras de intercepción (13.6%) e intercepciones (6).