El 26 de abril de 1986 Ucrania se vio asolada por un terrible accidente nuclear en Chernóbil. Una catástrofe en forma de radiación que no tuvo únicamente consecuencias a corto plazo, sino que también afectó a la población civil con el paso del tiempo.
Tres años después del suceso, en la ciudad de Khmelnytskyi, nació Oksana Masters. Lo hizo con numerosas malformaciones. Tenía seis dedos en cada pie, solo un riñón, le faltaba la parte superior de los pulgares de la mano, no tenía tibias y tuvieron que amputarle una pierna porque era 15 centímetros más larga que la otra. Fue una de las muchas personas que en aquella época se vio afectada por la radiación.
Si ya iba a tener por delante una vida complicada, todo se enrevesó aún más cuando sus padres biológicos decidieron abandonarla justo después de su nacimiento. Pasó siete años en un orfanato donde recibió todo tipo torturas cuchillos, cigarrillos encendidos y cadenas hasta ser adoptada en 1996 por una mujer estadounidense.
Gay Masters, una logopeda que no podía tener hijos fue quien sacó a Oksana Masters del infierno que estaba viviendo. Se la llevó a Kentucky donde amputaron las dos piernas, a primera a los ocho años y la segunda a los trece, a causa del dolor de las malformaciones. También tuvo que someterse a una reconstrucción quirúrgica en la que se utilizó parte de sus dedos para reconstruirle los pulgares de la mano.
Sus primeros años en Estados Unidos fueron complicados. Tenía muchos traumas vinculados a su estancia en el orfanato y pasaba muchas noches en vela o con constantes pesadillas. Poco a poco, Masters comenzó a salir adelante y encontró en el deporte un claro salvoconducto.
Estrella paralímpica
Oksana Masters se apasionó por el remo. "En el agua, comencé a tener una nueva sensación de libertad y control que me habían arrebatado tantas veces a lo largo de mi pasado", confesó en una entrevista.
No tardó en despuntar y en 2010 ya era un nombre a seguir por culpa de sus plusmarcas mundiales y buenos puestos en los Campeonatos del Mundo Adaptados. Eso le llevó a participar en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 donde logró una meritoria medalla de bronce junto a Rob Jones, un exmilitante de La Marina que había perdido las dos piernas por una explosión.
En busca de nuevos retos Oksana Masters hizo una "fácil" transición al esquí alegando que se usaban "los mismos músculos" que en remo. Sucedió igual con el biatlón. Ganó varias medallas, incluyendo dos preseas de oro en esquí en los Juegos Paralímpicos de Invierno de 2018, y una en los de Pekín 2022. En estos últimos juegos también ganó dos medallas de oro en biatlón.
Entremedias una lesión de espalda en 2014 le hizo aventurarse a probar en el ciclismo. Allí también brilló y ganó dos oros en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 en las pruebas de ruta y contrarreloj. Algo que se ha repetido en París 2024 donde se ha vuelto a subir a lo más alto del podio.
Oksana Masters es una estrella del deporte. Una actividad que le ha ayudado a entenderse a sí misma y que le ha hecho ver que su cuerpo "tiene un poder que nunca se debe subestimar".