David Ferrer: “Jugar bonito no es tener talento”
El tenista conversa con EL ESPAÑOL en Londres (donde disputa la Copa de Maestros) y aborda su extensa trayectoria.
18 noviembre, 2015 00:41Noticias relacionadas
David Ferrer (Xàbia, España; 1982) se enfrenta este miércoles a Stan Wawrinka buscando su primera victoria en la Copa de Maestros de Londres. El número siete, derrotado en el arranque del torneo por Andy Murray, necesita el triunfo para no quedarse prácticamente sin opciones de llegar a semifinales. Antes, el alicantino se sienta a hablar con EL ESPAÑOL en el restaurante de jugadores del O2 Arena de Londres, donde también están comiendo Novak Djokovic, Rafael Nadal o Conchita Martínez. Con una luz baja que tiñe el ambiente de tonos violeta, Ferrer aborda el encuentro a pecho descubierto: durante la media hora que dura la conversación explica cómo fueron sus comienzos más rebeldes, aborda la llegada de la madurez, opina abiertamente sobre los recientes atentados de París y repite la importancia de tener decisión propia.
¿Jugar al tenis es más difícil que jugar a otros deportes?
No sé si a otros, más complicado que al pádel le puedo asegurar que sí. El tenis es un deporte al que tienes que jugar de pequeño, si lo haces cuando eres mayor llegas tarde. Y si un deporte no lo puedes empezar a jugar a una determinada edad es porque realmente es difícil de aprender.
¿Se acaba odiando la soledad del tenista en la pista?
Tiene cosas buenas y malas. Por momentos echo de menos tener un equipo, estar arropado por ellos y no sentir la soledad del tenis, que es también la del deporte individual. Pero también es cierto que cuando ganas la satisfacción personal es única. Quizás en el fútbol, o en cualquier otro deporte de equipo, hay momentos o posiciones que no tienen el mismo reconocimiento.
¿Los jugadores tienen miedo a desnudar su opinión sobre temas que se salen del juego?
A veces al deportista se le cubre demasiado. Las expresiones son muy tópicas. Es bueno que el deportista piense por sí mismo, que enseñe su opinión sobre cualquier tema. Pero no es tan fácil con los periodistas. Muchas palabras se sacan de contexto buscando el titular. Por eso, y es lógico, vamos con cuidado y no se publican entrevistas en las que realmente se conozca al protagonista, más allá de como deportista.
“Gracioso ver y leer cómo la prensa es tan sensacionalista”, escribió el otro día en su cuenta de Twitter. ¿A qué se refería?
Me refería a unas declaraciones que hice, explicando que tenía motivación e ilusión y comentando que a ver si podía dar la sorpresa en el partido que debía jugar. Las palabras se sacaron de contexto completamente. Realmente da igual, porque no fue grave ni unas declaraciones fuertes. Pero es una forma de demostrar lo que le decía: a veces, se intenta que el deportista se abra cuando luego el periodista escribe lo que le interesa. Digo el periodista como podría decir el periódico o la editorial. Desde mi ignorancia, eso no es hacer buen periodismo.
¿Los tenistas reciben más reconocimiento del que merecen?
La sociedad está montada así. Nosotros somos parte del espectáculo y es lo que la gente quiere ver por pura diversión. Y también es lo que vende. Lamentablemente, el deporte se mueve muchas veces por los negocios. Eso desemboca en lo siguiente: si vende y a la gente le gusta verlo es porque tiene un precio. Hay deportes más duros físicamente, porque requieren mucho más trabajo que el tenis, pero de cara al público no tienen la misma atracción. Va en función de lo que quiera ver el espectador.
Al principio de su carrera tenía complejos consigo mismo. ¿Por qué?
Tenía inseguridades. Eso, mezclado a que no tomaba las decisiones por mí mismo, dejando que otras personas lo hicieran, provocaba que nunca acababa de tener la seguridad para saber que lo había hecho yo, aunque estuviese equivocado. No tenía la suficiente seguridad para decidir por mí mismo. Es algo que te crea complejos, buscando excusas para no afrontar las distintas situaciones que tenía por delante. Al ser inmaduro, se buscan culpables externos cuando el único responsable eres tú.
¿Por eso rompía tantas raquetas?
Posiblemente, entre los 20 y los 25 años. Mi cambio grande como persona fue a partir de 2008. Hasta entonces, yo no había tomado las decisiones profesionales por mí mismo. No por culpa de los demás, simplemente no tenía la seguridad para poder afrontarlas. Cuando te haces mayor y ves las cosas desde fuera empiezas a valorar qué es lo que realmente quieres.
¿Cómo dejó de hacerlo?
Viendo lo que hacen los mejores jugadores del mundo para querer mejorar o escuchando otras opiniones, al margen de las de mi propio entorno. Empezando a respetar que hay otras formas de vivir la vida, tanto personal como profesionalmente. En consecuencia, teniendo conocimiento de muchas cosas de mi alrededor, algo que me ha dado el tenis y también conocer a algunas personas que me han provocado distintas inquietudes.
Nadal dice que ha tenido ansiedad este año. Usted la tuvo en 2014. ¿Qué se siente en esos momentos?
Todo los jugadores han tenido ansiedad en algún momento. Yo tuve dudas, algunos momentos de insatisfacción profesional. Romper con Javier Piles [su entrenador], con el que llevaba toda mi carrera, fue difícil de encajar. Es lógico que necesitara cierto tiempo de madurez. Es como cuando dejas una relación con tu pareja. Es imposible estar bien al día siguiente, necesitas un tiempo para volver a estar tranquilo contigo mismo. Se juntan los dos aspectos, pero en cualquier caso fue un año muy bueno. Ahora lo veo y ha sido de lo mejor que me ha pasado por todo lo que ha venido después.
El vestuario le reconoce como un trabajador incansable. ¿Los jóvenes actuales de la sociedad española están amparados por la ley del mínimo esfuerzo?
No. La gente se está formando mucho ahora mismo para encontrar un empleo en la situación que estamos viviendo. Hay personas muy válidas que están trabajando en unas condiciones lamentables. No es que antes trabajásemos más o fuésemos mejores, simplemente era otra época, otros tiempos.
Obviamente, sin talento es imposible ser top-10, da igual que juegues bonito o no.
¿Por qué cree que la gente no aprecia sus cualidades técnicas? Igual con el revés a una mano de Gasquet o la mano de Federer…
Jugar bonito no es tener talento. Yo podría jugar bonito si quisiera, pero al final es mi estilo y mi forma de jugar. Estoy contento con mi estilo y Federer sólo hay uno. Claro que me gustaría ser como él y tener su facilidad. No la tengo, pero sí otras armas. Obviamente, sin talento es imposible ser top-10, da igual que juegues bonito o no.
Fue finalista de la Copa de Maestros en 2007. ¿Puede ganarla en 2015?
Es difícil. Ahora mismo hay tres jugadores que marcan mucho la diferencia.
Tiene un balance de 19 victorias y 41 derrotas con los rivales de tu grupo. ¿Cuál es la diferencia?
La diferencia es estar muy bien mentalmente y también tenísticamente, hilar muy fino. A la mínima que no aprovechas una oportunidad o cualquier error estás perdido. Con Djokovic, Federer, Murray y Nadal es imposible. Por ejemplo, las dobles faltas del primer partido aquí con Murray. Quizás, otro día habría sido distinto.
¿Piensa mucho en la oportunidad que perdió en la final de Roland Garros en 2012?
Sé que lo pensaba en ese momento y en qué me equivoqué. También sé que aunque hubiera jugado mi mejor tenis no habría ganado la final de Roland Garros porque Nadal estaba en un momento increíble, pero podría haber hecho más. No supe afrontar bien mi primera final de un Grand Slam. Es así de simple.
Me da igual que me reconozcan o no.
Corretja dijo en EL ESPAÑOL que quizás a usted le falta un gran título para que el público valore todo lo que ha hecho en su carrera, que es para quitarse el sombrero.
Me da igual que me reconozcan o no. Corretja ganó una Copa de Maestros y no creo que se sienta más reconocido que yo en el mundo del tenis. Al final, depende de cada persona, pero yo estoy muy satisfecho con mi carrera. Si no he podido conseguir ese título es porque no lo he merecido.
Se ha convertido en el séptimo tenista de la historia con más ingresos, superando la suma de lo logrado por John McEnroe y Marat Safin, dos ex números uno. ¿Le sorprende?
No. McEnroe es diferente porque era otra época y Safin se retiró a los 29 años. Fue un gran jugador, un número uno que consiguió grandes cosas, pero le faltó consistencia en su carrera. Obviamente, los ocho que estamos en Londres no jugamos por dinero, lo hacemos porque nos apasiona y tenemos la ambición de seguir manteniéndonos entre los mejores del mundo. Por suerte, ahora mismo no le doy prioridad al dinero.
Dopaje y apuestas, dos de los grandes problemas actuales del tenis moderno. ¿Cuál le preocupa más?
Me preocupan ambos, pero el dopaje más. El jugador que utiliza el dopaje está haciendo trampas y adulterando la esencia de la competición. Por valores, me parece peor, pero también me parece mal el tema de las apuestas. Cuando un tenista apuesta, y realmente modifica el juego de esa forma, es para preguntarse a uno mismo qué está haciendo, a dónde ha llegado para hacer eso. Muchas veces no hay el dinero suficiente y la gente recurre a ello, pero ese dinero que puedes ganar apostando no te va a hacer más rico, no va a cambiar nada. Hay que erradicarlo.
Su padre es contable y su madre profesora. ¿De qué se hablaba en casa?
Un poco de todo. Hablábamos de deporte, de los valores, del día a día… Pero si le soy sincero nunca de temas políticos. Mi padre jamás me ha hecho sentir ni de un partido político ni de un equipo de fútbol. Siempre ha intentado que tomara mi propio camino.
Usted lee bastante. ¿Es común que el resto de jugadores lo haga?
En el mundo del tenis los jugadores están bastante formados. Desconozco otros deportes, pero aquí hay una cultura general muy buena. Personalmente, me gustan mucho los libros de autoayuda. No amargarse la vida, de Rafael San Andreu, es uno de los que más me han marcado. Intento buscar una inspiración en lo que leo, conocer las diferentes formas que hay de vivir y aprender de todas ellas.
¿Qué sensación le dejan los atentados de París?
Es muy duro, pero también hay un pasado. El terrorismo debe erradicarse porque no tiene cabida en este mundo, pero por ambas partes. Tanto por el lado del fanatismo, del Estado Islámico, como por el otro lado. ¿Por qué se venden armas? Es un negocio. En Siria están pasando muchas cosas, hay guerras civiles y muertes todos los días. No se le da la misma importancia porque no existe un interés generalizado sobre esos países. Lo de París fue una auténtica barbaridad, parecido a lo que pasó un poco con las Torres Gemelas. Evidentemente, a otra escala.
¿Cómo se arregla?
Es buena pregunta. ¿Cómo se arregla? ¿Con bombas? ¿Bombardear Raqqa ahora es la solución? Desde mi punto de vista es difícil, pero hay que intentar buscar la paz. Violencia contra violencia no es la mejor solución.
La final de la Copa Davis se juega la próxima semana en Bélgica. Murray dijo el otro día que lo mejor que se podía hacer es continuar con la normalidad porque lo contrario era sucumbir ante los terroristas. ¿Usted tiene miedo?
Me crea incertidumbre. Cuando existe ese ese fanatismo, cuando alguien está dispuesto a dar su vida a cambio de llevarse por delante muchas otras, sí que me da mucho miedo. Lo que demuestra el suicida es que no tiene nada que perder. Se lucha por una causa de libertades, pero de una manera muy radical.
¿Le interesa la política?
Me interesa. No sería político porque no valgo para ello. Hay que estar muy bien formado, tener conocimiento y poseer la carrera de ciencias políticas, que para algo está. Es una vocación, pero tiene que ir de la mano de esa preparación. Lógicamente, me gusta saber lo que pasa, conocer las opiniones de los distintos partidos políticos y sus programas electorales para decidir qué hago con mi voto.
"Querría que hubiese unión, pero sin que ni España ni Cataluña lo hiciesen con imposiciones".
¿Se imagina jugando una eliminatoria de Davis entre España y Cataluña?
Espero que no. Me gustaría que se llegara a un acuerdo, que España y Cataluña formaran parte del mismo país. Que todos estuvieran bien y con sus derechos, dentro del país o de la autonomía. Esa sería la mejor solución, pero no imponiendo. Que haya debate, que se escuche, que haya acercamiento. Lo que no me gusta es que se imponga. Mi opinión sobre el tema es que querría que hubiese unión, pero sin que ni España ni Cataluña lo hiciesen con imposiciones.
Se casa en unos días. ¿Le cambiará la vida?
Espero que no me cambie la vida. La vida te cambia cuando tienes familia, algo que de momento no me planteo. Echaría mucho de menos a mi familia al pasar todo el año viajando. Quiero intentar tener un año o dos más a un gran nivel y luego centrarme en ellos. Cuando tenga un niño, mi única y primordial prioridad será la educación de mi hijo y estar con él.
Su hijo no le verá jugar a tenis. ¿Cómo le gustaría que le recordara?
Más que como un buen deportista, como una persona correcta con valores adecuados. Habrá opiniones de todo tipo porque no puedes caerle bien a todo el mundo. Si lo haces, mal vas porque igual no eres tú. Pero me gustaría que me viera como alguien con unos valores muy correctos.
¿Usará lo que ha aprendido en el deporte para darle esa educación?
Por supuesto. El deporte me lo ha dado todo y es lo que he hecho desde pequeño. Seguro que intentaré inculcarle lo que he aprendido gracias al tenis. Lo más importante que me ha enseñado este deporte es tener respeto hacia todo el mundo.
Es curioso porque sus máximos rivales repiten continuamente que usted merece el máximo respeto.
Es el mayor cumplido que me puedan hacer, independientemente de que gane o pierda.
¿Cuáles son sus tres cualidades más importantes?
Trabajador, que intento ser honesto y respetuoso. Lo intento.
¿Y los defectos?
Tengo temperamento y a veces no es bueno. Igual en la pista sí, pero fuera de ella no. También tomar decisiones demasiado precipitadas.
Habla de temperamento. Tras pitarle una sanción durante un partido, usted le dijo a una juez de silla en el Abierto de los Estados Unidos de 2008 que era normal porque las chicas no sabían hacer nada. ¿Qué consejo le daría ahora a un joven con comportamientos similares?
Que no todo vale. Lo primero de todo es la educación y el respeto hacia el contrario y a las personas que están trabajando para que puedas estar en esa pista. Hay que valorar cualquier trabajo: fontanero, futbolista, ingeniero, albañil o médico. Cualquier trabajo es muy digno y no eres más especial por tener un trabajo mejor pagado y considerado por la sociedad.