Melbourne

Barbora Strycova no tuvo que inventar la rueda para vencer a Garbiñe Muguruza (6-3 y 6-2) y llegar a los octavos de final en el Abierto de Australia, donde ahora se medirá contra Victoria Azarenka. La checa, una veterana con más de una década en el circuito, aprovechó un partido gris de la número tres, que compitió con “nerviosismo” y “tensión”, como reconoció tras caer eliminada. Aspirante a la copa, temida por el vestuario después de su impresionante tramo final de 2015, la española se quedó seca en su primera gran prueba, consecuencia de su nueva condición dentro del vestuario. Muguruza lo descubrió de golpe: esta es la exigencia que deben tolerar las mejores día tras día, encadenadas a la responsabilidad del triunfo.

“Me ha faltado chispa”, diagnosticó Muguruza, que desde el comienzo se movió sin brío, echando en falta su característica y demoledora zancada. “Me he encontrado sin energía, lenta en la pista, me sorprendían muchas cosas que Strycova ha hecho”, dijo la número tres, felicitando a su contraria. “Los tiros no me entraban, mi saque tampoco ha estado muy acertado ni me estaba moviendo muy bien. Ha sido una combinación de todo y por eso ha habido mucha diferencia en el partido”, insistió. “A veces, tú eres tu propio enemigo. He intentado animarme, encontrar la manera de darle la vuelta al partido, pero no he conseguido la solución”.

Desde el principio, la española jugó sin saque (59% de primeros y un 37% de puntos ganados con segundo servicio al final de la mañana), desafinando en sus embestidas (acabó con 21 ganadores por 32 errores no forzados) y sin coraje para agarrarse a la pista. “Garbiñe no ha estado”, lamentó Conchita Martínez, la capitana de los equipos de Copa Davis y Copa Federación. “Ha sido una jugadora muy diferente a la que habíamos visto en los dos últimos partidos”, prosiguió la exnúmero dos mundial. “Estaba con una energía muy baja, prácticamente no le ha hecho partido a su rival. Strycova es una jugadora que pone todas las bolas dentro de la pista, pero es que ella también ha dejado que jugase muy cómoda. Por los nervios, o por lo que sea, estaba bloqueada. No ha intentado buscar soluciones, o no ha podido hacerlo”, radiografío la excampeona de Wimbledon.

“Ha sido el típico partido en el que tienes un mal día”, coincidió Sam Sumyk, entrenador de la número tres del mundo. “No sé qué ha pasado hoy. Garbiñe es una muy buena jugadora y volverá a jugar bien, no hay ninguna duda de ella, pero todo va demasiado deprisa para ella”, siguió el técnico, que se incorporó al equipo de Muguruza tras el pasado Abierto de los Estados Unidos parar aportarle un “extra”, la ayuda de alguien que ha vivido momentos con las más grandes (estuvo en el banquillo de Azarenka, que llegó a ser número uno mundial). En Melbourne, sin embargo, Garbiñe frenó en seco mucho antes de lo que se había marcado junto a su equipo.

UNA DERROTA PARA EL FUTURO

“La buena noticia es que no me asusta que me pasen estas cosas”, aseveró Muguruza, con el rostro escondido bajo una una gorra verde. “Ya me estoy mentalizando de que me voy a encontrar con muchas situaciones así”, afirmó la española, demostrando una impecable madurez en la derrota. “Forma parte de algo para lo que me tengo que ir preparando este año. Eso es algo que te demuestra Serena, que lleva no sé cuantos años ahí arriba. Lo que más cuesta es la constancia, que hay que saber sobreponerse a los días malos. Es con lo que tengo que lidiar más ahora, porque este tipo de cosas me van a pasar”, reiteró Garbiñe.

“Está claro que hoy en día no puedes salir desconectada contra ninguna jugadora”, aseguró Conchita, consciente de la exigencia de cada encuentro en un torneo de la máxima categoría. “No puede haber tanta diferencia de una Garbiñe a la otra, de la que jugó el primer día a la de hoy. Tenía una energía diferente en la pista, moviéndose muy bien de piernas, con agresividad… lo complicado es mantener esa concentración en todos los encuentros”, añadió la seleccionadora nacional. “Hay mucho trabajo psicológico para conseguir que esté centrada y compita de esa manera cada partido. Puede estar ahí arriba, pero eso se lo tiene que ganar y jugar así todos los encuentros. No puede desconectarse en un Grand Slam como se ha desconectado hoy”, se despidió Martínez.

¿Fue por culpa de la presión? ¿Consecuencia de tener tantos ojos siguiendo sus pasos? ¿El resultado de las expectativas creadas sobre su figura? “Siempre existe esa pregunta”, respondió Sumyk, técnico de la española. “No hay que preocuparse porque existe el convencimiento de que si hay expectativas puestas en ti, es porque estás haciendo las cosas bien. A veces, los medios de comunicación van muy rápido. Vosotros vais mucho más rápido que nosotros. Cada partido es una experiencia más. Unas veces ganas y otras aprendes. Es el resumen de hoy”, zanjó el preparador de Muguruza, que posiblemente usará el encuentro ante Strycova para corregir errores en el futuro.

“Ahora me toca sentarme y pensar para que no me vuelva a pasar lo mismo”, avisó la número tres. “Y, que si pasa, ver qué puedo hacer para encontrarme mejor. Eso es lo más importante. Me esperan muchísimos partidos en los que me voy a encontrar así este año. Tengo que aprender que los días malos no pueden ser tan malos. Puedo tener días en los que muestro un nivel muy bueno, pero quizás cuando tengo días malos son mucho peor de lo que deberían ser”.

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