Garbiñe Muguruza tardó poco tiempo en decidirse a viajar a Doha para jugar el primer Premier 5 de la temporada y seguir con su calendario inicial. Después de caer a la primera en Dubái contra la ucraniana Svitolina y poner en duda su participación en el último torneo de la gira por Oriente Medio, la española se sentó con su equipo y llegó a una conclusión razonable: no hay mejor forma de recuperar el ritmo que enfrentándose a la competición, aunque eso implique el riesgo de volver a sumar una derrota. En menos de una semana, Garbiñe ha pasado de no sentirse preparada para jugar a dar el paso de hacerlo en una de las citas más duras del año.
“Hablamos [con su entrenador] de pasar página y he pasado página”, explicó Muguruza en uno de los sofás del centro de prensa tras responder a las preguntas de los medios internacionales, acompañada por dos periodistas españoles. “Lo que te puede pasar en un partido como ese entra dentro de lo normal. No te hace sentir muy bien perder con malas sensaciones, pero hay que trabajar”, prosiguió la número cinco, que acabó aquel encuentro con 68 errores no forzados. “Mis sensaciones en Dubái no fueron buenas, pero tenía que entrenar más e intentar mejorarlas”, añadió la española, que desechó la idea de haber puesto en duda su presencia en Doha por la frustración del momento. “Los análisis en caliente los he mejorado mucho. En mi calendario estaba planificado que yo iba a jugar este torneo. He entrenado todo lo que he podido en Doha para adaptarme lo antes posible. A veces, la mejor forma de recuperar las sensaciones es seguir compitiendo”.
Prácticas bajo el calor
Bajo el calor de Catar, Muguruza se entrenó con afán, eligiendo a Caroline Wozniacki o Carla Suárez como compañeras de prácticas, jugadoras de la máxima exigencia, para preparar su estreno contra la japonesa Hibino, número 60 del ránking (6-3, 6-7 y 6-3 a Yaroslava Shvedova). Mientras buscaba el filo en sus golpes, Garbiñe intentó evadirse de todo que la prensa escribía sobre ella, evitando el ruido provocado por su discreto arranque de temporada y huyendo de una pregunta afilada: ¿han cambiado los éxitos a la número cinco?
“Hay muchas cosas que han cambiado, pero no creo que Garbiñe Muguruza haya cambiado”, aseguró la española, que lleva tiempo empleando un discurso similar para subrayar que no ha despegado del suelo. “Lo que ha cambiado es salir a la pista y saber que todo el mundo está esperando tu victoria. Eso me provoca más responsabilidad jugando, pero es normal”, continuó. “No sé cómo tiene que sentirse Serena Williams cada vez que juega, debe ser terrible”, bromeó.
“De momento, todo lo que tenía previsto me está ocurriendo. Es bastante normal perder partidos que todo el mundo espera que gane. No me está pasando nada fuera de lo normal. Había previsto que me ocurriría esto”, insistió Garbiñe, derrotada prematuramente en Melbourne y Dubái. “Tengo previsto que este año me cueste, que sea difícil. Antes, había partidos en los que no pensaba que debía ganar y ahora eso es diferente. No me está sorprendiendo en absoluto”.
Así, Muguruza vive irremediablemente encadenada a sus logros del pasado, con la necesidad de demostrar que aquello ni mucho menos fue una casualidad. “2015 fue un año increíble con un final sorprendente”, recordó sobre su meteórico curso. “El nivel era muy alto. Obviamente, mantenerlo todo el tiempo durante los próximos años va a ser difícil. Esperemos que al menos puedo igualarlo”, dijo. “Por eso, es una temporada complicada para mí en muchas cosas. Que me pase todo esto me ayuda. Perder en primera ronda me ayuda, así como ganar también. Y es lo bueno del tenis. Perdí en mi primer partido en Dubái la semana pasada y ahora tengo otro torneo y después otro. Las cosas irán bien en algún momento”.