Jaume Munar es el primer jugador español de la clasificación mundial que tiene menos de 20 años (19). Situado en el 306 del mundo, al mallorquín le separa un abismo de los puestos importantes del ranking, aunque tiene tiempo para culminar esa ascensión. A esa edad, sin embargo, muchos de los miembros de la actual generación (Rafael Nadal, David Ferrer, Fernando Verdasco, Tommy Robredo o Feliciano López) ya estaban compitiendo por cosas importantes, metidos por completo en la dinámica del circuito profesional.
Aunque eso hoy no existe porque las cosas han cambiado (la primera entrada al top-100 es cada vez más tardía), el problema es aún mayor: casi no hay jóvenes españoles que levanten la voz, casi no hay relevo para la mejor generación de siempre, casi no hay esperanzas de una transición que no sea abrupta en el tenis masculino nacional. El futuro da miedo.
“Era evidente que en algún momento iba a pasar”, apuntó Feliciano López, que estos días juega junto a Marc López la Copa de Maestros de Londres en dobles. “Hay que ser conscientes de la realidad. Es complicado tener cada semana un jugador triunfando por el mundo. Podemos debatir el trabajo que se ha hecho, pero la gente que está en la federación era consciente de que esta generación de jugadores no iba a durar eternamente”, continuó el toledano, que el pasado mes de septiembre cumplió 35 años. “Quizás soy el mayor de todos, pero el resto está también en la treintena. Hay algunos jóvenes como Carreño. Él está jugando muy bien y posiblemente es el que tiene más proyección, pero tras Pablo no hay un relevo aparente”, reiteró López.
“Está claro que la federación tiene culpa”, le siguió Carreño, que en 2016 ha terminado de explotar, celebrando a los 25 años sus dos primeros títulos (Winston-Salem y Moscú) y acabando entre los 30 mejores del mundo. “Es verdad que no hay un Grand Slam en España y no se puede ayudar a los jugadores como pasa en otras federaciones, pero en los últimos años se han ganado muchas Copas Davis y eso da bastante dinero a la federación”, continuó el gijonés. “El dinero ha desaparecido. No voy a poner nombres, pero todo el mundo lo sabe. Los presidentes que han estado no han conseguido hacer lo que deberían. Espero que el nuevo presidente [Miguel Díaz, expresidente de la Federación Madrileña] que ha entrado lo consiga”.
España ha conquistado la Ensaladera cinco veces en los últimos 16 años (2000, 2004, 2008, 2009 y 2011). En ese período, hasta el último título logrado en Sevilla, La Armada jugó 21 de las 36 eliminatorias en casa, consiguiendo una importante fuente de ingresos (canon de las ciudades organizadoras, patrocinadores y venta de entradas, entre otros) que no se han destinado a edificar el futuro del tenis español, todo lo contrario. En consecuencia, la brecha que hay ahora entre los que están cerca de la retirada y los que deberían venir después es prácticamente insalvable.
“Hay que preguntarle a los que nos han dirigido qué ha pasado con todo lo que nosotros hemos generado”, reflexionó Nicolás Almagro, uno de los que jugó la última final de la Davis en 2012, contra la República Checa en Praga. “A partir de ahí, que ellos den las explicaciones mientras nosotros seguimos intentando generar para que haya relevo”, apuntó el murciano, ahora mismo número 44 del mundo. “Ojalá que en el futuro no haya 15 jugadores en el top-100, ojalá que los 10 primeros del mundo sean españoles”, pidió. “Pero ahora no se puede hacer nada. Ahora solo hay que reflexionar y ver lo que se ha hecho mal para que no vuelva a suceder de cara al futuro. Nosotros hemos tenido la suerte de haber aprovechado la generación de Sánchez Vicario, Corretja, Moyá. Pudimos formar hasta cuatro equipos distintos de Copa Davis. Y en el presente lo vamos a echar de menos”.
Así, 2016 despide al tenis español con 11 jugadores entre los 100 mejores. No hay, en cualquier caso, ninguno de ellos por debajo de los 25 años (Roberto Bautista y Albert Ramos tienen 28, Carreño 25) y siete están metidos en la treintena (30 Nadal y Marcel Granollers, 31 Almagro, 33 Fernando Verdasco y Guillermo García-López, 34 David Ferrer y 35 Feliciano). Lógicamente, todos están mucho más cerca del final que del principio, con sus carreras prácticamente hechas.
“Muchas veces es una cuestión de rachas”, caviló Carreño. “Las federaciones australiana y estadounidense llevan tiempo con mucho dinero y no han sacado jugadores hasta ahora”, siguió, poniendo como ejemplo a dos de las grandes potencias mundiales. “No solo es un tema de dinero, hay otras cosas que se pueden hacer. Por ejemplo, hay muchos entrenadores españoles que se están marchando a trabajar fuera, a entrenar en otras federaciones. Quizás, no es solo el talento de los jugadores. Hay muchos técnicos con talento que se están marchando”, añadió.
“Toda la época de éxito debería haber servido para invertir el dinero en el futuro”, se lamentó Feliciano. “Somos lo que somos y vivimos de jugar en casa las eliminatorias de Copa Davis. Pero también ocurre otra cosa: a veces, no hay chicos tan buenos. Y hay que ser conscientes de eso. No estoy diciendo que se hayan hecho las cosas bien, pero el talento que ha habido en esta generación… es un conjunto de cosas y ahora no hay tanto talento, por el motivo que sea”, cerró el número 28 mundial.
“También ha cambiado mucho la vida en general, no solo en el tenis”, examinó Carreño, que ha vivido en primera persona el complejo salto al mundo profesional. “Un chaval de 16 años no puede competir contra uno de 30. Físicamente es muy superior el segundo. Eso hace que sea muy difícil para los jóvenes empezar a destacar pronto en el circuito ATP. Hay que tener paciencia con los españoles. Desde Bautista y Ramos hasta mi edad hay tres años. Luego parece que no despunta nadie, pero necesitan tiempo y confianza en ellos. Estoy convencido de que alguno terminará saliendo, antes o después”.
Mientras los jugadores debaten sobre la falta de relevo y la mala gestión de los anteriores presidentes, Miguel Díaz se puso al frente de la Federación Española el pasado mes de julio después de una asamblea celebrada en la sede del Comité Olímpico Españoles (COE). "Vamos a unir el tenis en España”, dijo entonces el nuevo presidente, consciente del desafío que tiene por delante. “Vamos a trabajar todos juntos para convertir a la Federación Española de Tenis en un referente a nivel mundial", manifestó. "Por supuesto contaremos con todos, jugadores, clubes, técnicos y federaciones territoriales. Estaremos con todos, incluso con los que no nos han apoyado, porque queremos unir al tenis”.
Todo eso, y posiblemente algo más, hará falta para volver a poner la maquinaria en marcha. Aunque en el circuito femenino la situación es diferente (Garbiñe Muguruza tiene 22 años y Carla Suárez 28, con futuro todavía por delante), España ya no produce estrellas.