El silencio. Eso es lo primero que llama la atención al entrar a la Caja Mágica en noviembre, cuando todavía faltan más de seis meses para que se celebre el Mutua Madrid Open y los mejores jugadores del mundo se lancen a la pelea de uno de los torneos más importantes del calendario, la joya de la corona en España.
La segunda diferencia es el frío. Hace mucho y el aire que corre violentamente por las amplias calles de la ciclópea instalación no ayuda a encontrar refugio fácilmente. En las oficinas del torneo, sin embargo, la calefacción recibe a los invitados con una agradable bofetada del calor habitual de un hogar, tanto que el abrigo y el jersey sobran nada más poner un pie fuera del ascensor.
Allí, cruzado de piernas en un sofá de los despachos de esa planta noble, Ion Tiriac (Brasov, Rumanía; 1939) espera a EL ESPAÑOL para hablar sobre el futuro del torneo, que cumplió 15 años esta temporada y que por contrato debería permanecer en la ciudad hasta 2021, aunque por los pasillos del Ayuntamiento circulen opiniones enfrentadas sobre la viabilidad de la cita.
El rumano, propietario del Mutua Madrid Open, se deja ver poco, cada vez menos. El paso del tiempo, en cualquier caso, no ha borrado la marcada personalidad del jugador de hockey que luego se pasó con éxito al tenis, para acabar convirtiéndose en representante de deportistas y después en un empresario de prestigio, posiblemente el mejor de su país, a la cabeza también en el mundo del tenis.
A su izquierda hay un cuadro con el trofeo que lleva su nombre y frente a él una botella de agua que no llega a abrir en la media hora que dura el encuentro. Tiriac empieza la conversación con este periódico con sus habituales gafas de lentes tintadas puestas y se las quita después de las dos primeras preguntas, cuando llega el momento de hablar de los planes de futuro que tiene para el torneo. Ahí se despeja cualquier duda: esa mirada de piedra es la de un hombre poderoso que ha visto de todo.
¿Cuál es la salud del torneo?
No sé quién lo dijo, no lo recuerdo ahora. En Madrid, deportivamente hablando, lo más valioso económicamente después del clásico de fútbol es el torneo de tenis. Es el cumplido más grande que nos pueden hacer. Después de 15 años de torneo, de trabajo duro, llegar a este nivel tan grande es increíble. No he visto ningún evento deportivo que un período tan corto haya llegado tan alto.
Cada año se prueba que este torneo se organiza muy bien y cada año es un poco mejor, hay un plus. La Caja Mágica es un recinto que todavía no tiene nadie. Contamos con los patrocinadores, el apoyo de Mutua Madrileña, el Ayuntamiento… y encima los espectadores llenan las gradas todos los días. Más no se puede pedir. Es complicado que exista una edición más interesante que la del año que viene.
¿Por qué?
Nadal ya no gana Roland Garros cada temporada, como era normal, pero sigue siendo un competidor enorme. Lo que mejor define a Nadal es que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. No lo hizo solo, pero sí con una pareja con la que habitualmente no juega el dobles. La dedicación de Nadal por este deporte es espectacular. Todavía es un gran competidor. Espero que siga sano y que pueda continuar jugando dos o tres años más, hasta que llegue el relevo.
Djokovic empieza a estar cansado de ser número uno y tiene a Murray como principal rival. Hace 12 años que vi a Murray por primera vez y ya tenía algo especial. Cuando ha conseguido organizar su cabeza y dejar de luchar en mil frentes logró desplegar su mejor juego. Antes peleaba contra el rival, contra sí mismo, contra su madre, contra su mujer… es imposible así.
Aunque el contrato está blindado hasta 2021, el nuevo gobierno del Ayuntamiento de Madrid se planteó estudiar el impacto del torneo en la ciudad. ¿Cómo es su relación con Manuela Carmena?
Personalmente, como propietario del torneo, tengo una relación muy buena y agradable con la Señora Alcaldesa, también con el resto del Ayuntamiento. Por otra parte, hay que analizar las cosas correctamente. ¿Qué aporta este torneo a la ciudad de Madrid?
Dígamelo.
Indirectamente, más de 200 millones de euros en publicidad. Directamente, en impuestos y gastos que se hacen durante las dos semanas del torneo, más de 40 millones. Para Madrid es un buen negocio porque también gana dinero y por supuesto visibilidad mundial, que no la tiene por otras vías.
Con todo el respeto, la marca Real Madrid existe por el equipo de fútbol y eso es incontestable, pero la marca Madrid se potencia porque este torneo se mueve todos los años cinco o seis horas durante 10 días y llega a 200 países en todo el mundo. Eso sirve para promocionar Madrid, económicamente, pero también políticamente. Es algo que la ciudad se ganó.
¿Y entonces?
¿Qué van a hacer? ¿Perder el torneo? No lo sé. Tenemos cinco años más de contrato, pero ya llega el momento de hablar con el Ayuntamiento y ver qué piensan. Tengo siete ofertas para llevarme el torneo, pero quiero quedarme en Madrid. Por el momento, el torneo está muy bien aquí.
¿Cómo reacciona usted al recibir esas ofertas para llevarse el torneo lejos de Madrid?
Para empezar a hablar con esas siete ciudades interesadas tenemos que mirar a 2022. Hasta 2021 el torneo está en Madrid. Los contratos siempre pueden romperse, pero personalmente nunca he roto un contrato, ni grande ni mediano ni pequeño. Y eso lo sabe la gente que me conoce bien. Hasta 2021 el torneo está aquí, pero vamos a ver. Siempre, cinco años antes de acabar el contrato, hemos hablado con el Ayuntamiento para renovar como mínimo otros cinco, seis o siete años. Todavía no ha existido esa conversación, pero llegará pronto el día en el que debamos tenerla.
¿Es posible sobrevivir sin Nadal? Tiene 30 años y su retirada ya no es algo tan lejano.
¿Qué vamos a hacer sin Nadal? ¿Qué vamos a hacer sin Nadal? Lo escucho todo el rato, pero la pregunta es otra. ¿Qué hacíamos antes de que apareciese Nadal? En 2002, en 2003… cuando Nadal no estaba. España es un país muy deportista, sólo hay que mirar el esfuerzo de todos los atletas en los últimos Juegos Olímpicos.
Se lo digo. Cuando tienes una propiedad como Wimbledon, que durante casi 80 años no ha tenido a un jugador británico entre los 20 primeros, puedes mantenerlo porque es una marca. Nuestro torneo en Madrid es una marca. Por eso, creo que el torneo puede funcionar sin Nadal, con todo el respeto para él. Me quito el sombrero con Nadal, por todo lo que ha hecho, pero el tenis no va a desaparecer. Nadal siempre va a estar ahí, en la memoria. Su comportamiento con nosotros ha sido envidiable, ha jugado aquí todos los años, ha ganado muchos títulos y nos ha hecho mejores.
Indian Wells y Shanghái están peleando por romper el circuito de los Masters 1000 y formar una categoría nueva a mitad de camino entre esos torneos y los grandes, repartiendo 1.500 puntos y aumentando también los premios. ¿Madrid tiene hueco?
Nosotros somos diferentes, los tres.
¿Indian Wells, Madrid y Shanghái?
No, no. Indian Wells, Miami y Madrid. Somos torneos combinados de la más alta categoría, Shanghái no pertenece a ese grupo. Los otros torneos que organizan una competición femenina no son del mismo nivel. Nosotros pagamos casi el doble de dinero en premios de lo que está pagando Mónaco o Roma, por ejemplo.
Sinceramente, no creo que haya cambios en la puntuación. Los torneos del Grand Slam están contentos con dar 2.000 puntos al ganador. Aquí hay una diferencia. Los grandes son grandes y no se puede competir con ellos, pero nosotros somos nueve torneos, 10 si contamos la Copa de Maestros. Por eso, los Masters 1000 son los eventos que dan más visibilidad a los jugadores de tenis durante todo el año. En horas de televisión, un jugador tiene más presencia en todo el mundo porque cada Masters 1000 cuenta con la televisión de un Grand Slam, o incluso más. Por eso digo que estos nueve torneos más la Copa de Maestros tienen el peso del tenis mundial. Además, damos más premios juntos que el resto del circuito ATP.
Se van a hacer cambios, no en materia de puntos, pero posiblemente sí en el valor de la categoría de los torneos. Espero que finalmente podamos tener un cuadro de 64 jugadores, que no haya tenistas exentos de jugar la primera ronda. Y ofreciendo más premios a los jugadores, por supuesto, pero eso requiere que los jugadores hagan un esfuerzo mayor por los torneos.
¿Habrá un Masters 1000 en Emiratos Árabes? El interés por organizarlo es público, y desde hace tiempo.
Doha ha pagado más de 200 millones para mover un torneo WTA allí. ¿Por qué no? Pero deben empezar a educar la mentalidad de los suyos. El torneo se puede mover a Doha, pero no vale con la publicidad que Catar tiene en 200 países o su capacidad para construir algo enorme en menos de seis meses. Hay que educar a los habitantes, enseñarles el auténtico valor del tenis. Hemos visto otros ejemplos. Pagan dos millones a un jugador por tres días de exhibición. Si el mercado puede pagarlo, adelante. Los jugadores no son tan tontos como para renunciar a eso.
Pero nosotros somos nueve Masters 1000, la esencia del tenis ATP. Y no creo que vayan a permitir entrar a otro. Calidad no significa cantidad. Es probable, pero a la vez es poco probable, aunque suene contradictorio. No hay muchos torneos en venta.
La ATP anunció durante la pasada Copa de Maestros que en 2017 organizará un evento similar en Milán, pero para menores de 21 años.
Es normal. Ahora es otro juego, mucho más duro. El jugador de tenis es 15 o 20 centímetros más alto que en mi época. El juego es dos o tres veces más rápido. ¿Es bueno o es malo? Es como todo, le puede gustar o no. Yo bajaría la velocidad un 30%. Con todo el respeto por Federer, Nadal, Djokovic… a mí me gustaba mucho más ver jugar a Nastase contra McEnroe o a Santana frente Pietrangeli. Ese juego era mucho más técnico.
La técnica existe, pero es distinta. ¿Se piensa hoy en el tenis? Casi no da tiempo, a la velocidad a la que viaja la pelota. La bola viene en una fracción de segundo. No es como un Ferrari, que pasa de cero a 100 en tres segundos. La pelota se dispara en menos de un segundo y pasa de la nada a 240 kilómetros por hora. Ahora mismo, el tenis es un juego de ping-pong, pero en una pista mucho más grande.
Ese torneo de Milán, precisamente, servirá para experimentar con cambios y probar nuevas reglas.
El tenis es el deporte más fraccionado en el mundo. ATP, WTA, ITF, los cuatro torneos del Grand Slam… es complicado que haya cambios. El tenis no ha cambiado casi nada a lo largo de la historia. ¿Qué evolución hubo? El tie-break, hace ya 30 años, el Ojo de Halcón… poco más. Si yo fuese el dios de tenis, agrandaría un 50% más la pelota y el juego se volvería más lento. Eso provocaría que la técnica y el talento fuesen de nuevo dos cualidades muy apreciadas, como ocurría hace muchos años.