Melbourne

Unos cuantos niños son privilegiados testigos de la escena. El pasado mes de octubre, Roger Federer acude a la inauguración de la academia de Rafael Nadal en Mallorca y antes de marcharse a casa se viste de corto para pelotear con algunos alumnos del centro. La foto del suizo con la raqueta en la mano es toda una novedad. En verano, después de caer en las semifinales de Wimbledon, Federer toma la decisión de no jugar más en 2016 (renunciando a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, posiblemente su ultima oportunidad de colgarse el oro olímpico individual) para recuperarse de su lesión en la rodilla izquierda y arreglar también sus crónicos problemas de espalda.



Nadal no está en una situación mucho mejor: el mallorquín se piensa esos días si seguir el camino de su rival, algo que termina haciendo porque la muñeca izquierda le sigue limitando muchísimo, aunque haya conseguido ganar junto a Marc López la medalla de oro en dobles en los Juegos Olímpicos. En consecuencia, los dos cierran el año abruptamente, se ponen en manos de los médicos y empiezan a trabajar en una pretemporada adelantada para llegar listos al inicio del nuevo año.



Ninguno de ellos, sin embargo, puede imaginarse lo que les espera a la vuelta de la esquina: Nadal y Federer, inicialmente apartados de la pelea por el título en el Abierto de Australia, serán los que se lo jueguen el próximo domingo en la final del torneo.



“Hace unos meses estábamos inaugurando la academia de Rafa en Mallorca y bromeamos con jugar un partido benéfico porque era lo máximo que podíamos hacer en ese momento”, aseguró el suizo tras resistir a Stan Wawrinka el jueves en semifinales. “Estábamos los dos lesionados, yo de la pierna y él de la muñeca. No esperábamos estar en la final en Australia”, prosiguió el número 17 del mundo, que por primera vez en su carrera se enfrentó a un período de inactividad tan grande.

Nadal y Federer con los niños de la academia de Manacor. Rafa Nadal Academy by Movistar

“Nadal es un jugador increíble con golpes que nadie más tiene”, elogió el suizo al número nueve mundial. “Eso le hace único y especial. Tiene la habilidad mental y física de mantener un alto nivel de juego durante años, semanas y horas. Lo ha demostrado muchas veces. Ha vuelto de lesiones una y otra vez. Hace que parezca fácil y no lo es”, cerró.



“Federer ha hecho un torneo fantástico y merecer estar en la final”, le siguió Nadal, épico vencedor de Grigor Dimitrov en la otra semifinal del torneo. “Tanto uno como otro hemos estado inspirados. Yo sé lo que he trabajado yo. Soy consciente de que Federer es un jugador diferente a mí, quizás no necesita trabajar tanto como yo porque tiene un estilo de juego diferente”, añadió el número nueve. “Es difícil verle jugando un partido como el que hemos jugado Dimitrov y yo hoy. Él necesitó cinco sets ante Wawrinka, pero fue un partido infinitamente más corto, por ese estilo de juego que tiene. A su manera, seguro que ha trabajado mucho para estar ahí”, aseguró el campeón de 14 grandes antes de pensar en lo que tiene por delante.



“Es un partido muy especial”, reconoció Nadal. “Me alegro de que los dos tengamos una oportunidad más de competir el uno contra el otro en un escenario como este. Significa mucho para ambos, más aún viniendo de donde venimos. Para nuestra historia dentro de la rivalidad, y para la historia reciente de nuestro deporte, es un partido de los más especiales que se han vivido. Poderlo disfrutar una vez más es algo que quizás la gente no se imaginaba después de llegar en una situación complicada”, siguió el español. “Pero aquí estamos y debemos estar agradecidos a la vida por habernos dado otra oportunidad”.



La final es un regalo para los dos contrarios, pero Nadal llega al encuentro sabiendo lo que ha pasado históricamente en los grandes partidos que ha jugado contra Federer. El español, que domina holgadamente el cara a cara (23-11), ha tumbado al suizo en seis de las ocho finales de Grand Slam que ambos han jugado, a excepción de dos en Wimbledon (2006 y 2007).

En Melbourne, Nadal tiene la oportunidad de levantar su grande número 15 y acechar el récord de Federer (17) y el suizo de estirar esa marca tras tres intentos fallidos (Wimbledon 2014, Wimbledon 2015 y Abierto de los Estados Unidos 2015). Pocas veces hubo más cosas en juego que el próximo domingo. El partido de todos los partidos ya está aquí de nuevo.

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