Toni Nadal dejará de viajar con Rafael Nadal cuando termine esta temporada. El tío y entrenador del campeón de 14 grandes, pieza clave en la carrera del mallorquín desde sus inicios, no acompañará más por el circuito a su sobrino a la conclusión de 2017 y se centrará en trabajar junto a las promesas en la academia que Nadal inauguró el pasado mes de octubre en Manacor.
De sopetón, semanas después de la final del Abierto de Australia, el preparador balear desveló su sorprendente decisión y abrió un interrogante sobre el futuro, a falta de explicar si dejar de ir de un torneo a otro también implicará abandonar el equipo técnico del jugador, que ahora mismo comparte con Francis Roig y Carlos Moyà, que se unió al grupo de trabajo el pasado mes de diciembre.
“Quiero ocuparme de la formación de los jóvenes talentos, que es el momento más delicado en el crecimiento de un deportista”, explicó el entrenador mallorquín en una entrevista con el Il Tennis Italiano durante un Challenger en Budapest, donde asistió para participar en un foro de la Asociación Mundial de Entrenadores Profesionales de Tenis (GPTCA, por sus siglas en inglés).
“La relación con mi sobrino sigue siendo muy buena, nunca hemos experimentado períodos de crisis. Sin embargo, hasta los 17 años lo decidía todo yo, luego llegó Carlos Costa como mánager y se acercó también el padre, cada uno con sus opiniones. La verdad es que cada año que pasa decido menos cosas yo, llegaremos a un punto en el que no decida nada", prosiguió. "He viajado durante muchos años con Rafael, pero ahora quiero volver a ocuparme de la formación de los jóvenes y nuestra academia es el sitio perfecto para hacerlo”.
Las palabras del entrenador mallorquín apuntan a dos motivos principales, aunque luego existan otros. El primero, que quiere volver a los orígenes y centrarse en estar con los jóvenes jugadores de la academia, el legado que Nadal ha preparado con mimo desde hace mucho. A los 55 años, hacerlo le permitirá pasar más tiempo con su familia, de la que no ha podido disfrutar plenamente en la última década como consecuencia del sacrificio que conlleva ser técnico de un jugador del máximo nivel. El segundo, que con el paso del tiempo ha ido perdiendo voz y voto en la toma de decisiones alrededor de la figura de su sobrino, algo que al principio le correspondía prácticamente en exclusiva.
La carera del número seis del mundo no se entiende sin la figura de su tío, el encargado de fabricar las bases del Nadal jugador mientras desarrollaba las del Nadal persona. Toni ya estaba en el banquillo cuando el mallorquín decidió emprender una aventura con la raqueta (quitándole la idea de pegar todos los golpes a dos manos), seguía ahí cuando con 18 años se proclamó campeón de Roland Garros (su primer Grand Slam), estaba después de llegar a los 14 de Pete Sampras (convertido ya en una leyenda de su deporte) y todavía permanecía sentado en la grada tras perder la final del Abierto de Australia con Roger Federer, hace solo unas semanas en Melbourne.
En consecuencia, y tras más de 15 años de relación ininterrumpida y viajes por todos los torneos del mundo, 2018 marca un horizonte nuevo: el día que tío y sobrino dejen de ir de la mano, al menos fuera de Mallorca.