"Si quieres ganar este partido tienes que ir a por ello". Tras perder la segunda manga de su encuentro de octavos de final del torneo de Indian Wells, Garbiñe Muguruza escuchó cómo Sam Sumyk, su entrenador, remataba la charla táctica con ese mensaje cristalino y directo. Un rato después, la española estaba celebrando 7-6, 1-6 y 6-0 la victoria sobre Elina Svitolina y clasificándose para los cuartos de final, que jugará ante Karolina Pliskova (5-1 y abandono de la suiza Bacsinszky) este miércoles.
“Fue un partido muy complicado, una prueba”, explicó la española, que se cruzó con Roger Federer cuando entraba a sala de prensa. “Ella ha ganado como 15 partidos seguidos y está dentro de las 10 mejores. Sabía que sería difícil. Por eso, estoy muy contenta con mi partido”, añadió Muguruza. “En el segundo set… Svitolina fue más a buscar sus tiros, jugó realmente bien. He tratado de mantener mi nivel, mi estilo, todo en la misma línea. Y en el tercero todo volvió a la normalidad”.
Para llegar a sus terceros cuartos de final de la temporada (tras Brisbane y el Abierto de Australia), Muguruza sobrevivió a un cruce cambiante (por ejemplo, llegó a estar 5-2 en la primera manga, luego restó para no perderla con 5-6 y la ganó finalmente en el desempate) y a una rival inspirada, que hace unas semanas levantó el título más importante de su carrera en Dubái y se estrenó como top-10, el premio a un arranque de temporada inmaculado.
A los 22 años, Svitolina se plantó ante Muguruza con 15 victorias consecutivas (¡15!) como carta de presentación. La ucraniana, vencedora de los dos últimos encuentros con la campeona de un grande (Dubái y Tokio, ambos encuentros disputados en 2016), buscó imponerse con su juego de siempre, peligroso y afilado, que Muguruza trituró desde una base innegociable: ser fiel a sí misma, incluso cuando más feo pintaba el partido en el arranque del parcial decisivo.
“He tratado de hacer mi juego”, reconoció luego la española, que salvó una bola de break en ese primer juego del tercer set siendo agresiva, como está escrito en su ADN. “Básicamente, pensaba que el camino era ser fiel a mí misma. En general, tengo confianza en que si hago mi juego voy a tener un rendimiento mejor”, insistió la número siete mundial, que una vez superó el mal trago del comienzo gobernó en línea recta el tramo final del encuentro para citarse con Pliskova por el pase a semifinales.
La checa, bien lo sabe Garbiñe, son palabras mayores: la número tres del mundo le ha ganado los últimos cinco partidos, atropellándola (doble 6-2) hace unas semanas en la eliminatoria de Copa Federación entre la República Checa y España. El motivo no necesita estudio alguno. Pliskova es una de las pocas rivales que puede jugar contra Muguruza y llevar el peso del encuentro con sus poderosos golpes, dinamita de la buena. Un buen termómetro para ver si Garbiñe consigue seguir siendo fiel a sí misma y su tenis destructivo.