17 meses después, Nadal contra Federer otra vez
Español y suizo se encuentran este sábado en las semifinales de Indian Wells tras medirse por última vez en octubre de 2017, en la final del Masters 1000 de Shanghái.
16 marzo, 2019 00:02Cancelen todos los planes, preparen un buen cuenco de palomitas, apaguen los teléfonos móviles: una de las mejores rivalidades de la historia del deporte tendrá un nuevo capítulo este sábado en las semifinales de Indian Wells. Las victorias de Rafael Nadal (7-6 y 7-6 a Karen Khachanov) y Roger Federer (doble 6-4 a Hubert Hurkacz) garantizaron el enfrentamiento número 39 entre español y suizo, que no se cruzan desde la final del Masters 1000 de Shanghái en octubre de 2017, el año que vio a la histórica pareja de contrarios volver a dominar el circuito con puño de hierro tras varios meses alejado de las pistas como consecuencia de las lesiones. En el comienzo de 2019, el partido de siempre se presenta más interesante que nunca: Nadal sigue dominando el cara a cara por 23-15, pero Federer ha hecho suyos los últimos cincos duelos entre ambos. [Narración y estadísticas]
“No creo que esos cinco partidos importen mucho”, avisó Federer. "Ha pasado mucho tiempo, muchas cosas en estos 17 meses. Claro que miro hacia atrás para ver lo que hice bien entonces, pero no puedo copiar, pegar y reproducir exactamente lo mismo otra vez”, prosiguió el suizo. “Rafa está a un nivel más alto que en el Abierto de Australia”.
A primera hora del viernes, el suizo anuló el impulso del joven Hurkacz, que a los 22 años había alcanzado sus primeros cuartos en Masters 1000 tras dejar por el camino a Lucas Pouille, Kei Nishikori y Denis Shapovalov. Semejante presentación le valió para ganarse el respeto de Federer, que redobló las precauciones cuando pisó la pista a las 11 de la mañana para abrir la jornada. El campeón de 20 grandes, que se comió un plato de pasta a las nueve y media, obligado por la hora a reorganizar todas sus rutinas antes de jugar, le ganó a Hurkacz dejando las mismas señales de brillantez que lleva demostrando desde que debutó en el desierto hace más de una semana.
Al suizo, que con la de hoy colecciona 12 semifinales en Indian Wells, le bastó un break en cada set, acompañado de su habitual despliegue ofensivo al saque, para sumar la victoria. De poco sirvieron las buenas maneras de Hurkacz, que planteó batalla hasta el último instante (llegó a tener bola de rotura cuando Federer sacaba por el partido), que presentó ganas, arrojo y frescura, y que se ganó el cariño de la gente, como prueba la enorme ovación con la que se despidió camino del vestuario.
Luego, y para citarse con Federer en semifinales, Nadal tuvo que medirse al renacimiento de Khachanov. El ruso, que terminó 2018 ganando su primer Masters 1000 en París-Bercy, llegó a Indian Wells con cuatro primeras rondas en sus cinco torneos de la temporada, muy por debajo de lo esperado con las expectativas generadas tras su impresionante final de último curso. En el desierto, sin embargo, Khachanov se reenganchó a su mejor versión camino del encuentro de cuartos con Nadal.
El campeón de 17 grandes cedió un break en el primer juego del partido. No hay peor noticia que esa para jugar contra un sacador, porque perder el servicio tan pronto significa multiplicar la presión al resto. Ante la peor situación posible, el español se arremangó: le ganó metros a la pista buscando golpear antes y del choque directo con Khachanov salió una valiosa rotura de servicio (3-3) que devolvió la igualdad al duelo, dando paso a un partido completamente distinto.
A partir de ahí, el mallorquín se ganó la clasificación en dos desempates dominados con soltura y se llevó un susto que deberá analizar con el paso de las horas: desde el principio del segundo parcial, Nadal jugó con la rodilla derecha vendada, se movió de brinco en brinco, por momentos completamente cojo, y amenazó con una retirada que nunca llegó a producirse.
Ahora le espera Federer, pero hay algo más importante que no poder hacerle frente al suizo si su rodilla está mal. Cerca de cumplir 33 años, Nadal parece decidido a no arriesgar su calendario por un partido.