Novak Djokovic puede perder la final del Abierto de Australia, pero la sensación general es que el serbio levantará el próximo domingo su octavo título en Melbourne, y su colección de grandes estará a 17 para ponerse de nuevo a dos de los 19 de Rafael Nadal. En semifinales, el vigente campeón neutralizó 7-6, 6-4 y 6-3 a un sorprendente Roger Federer, que llegó al partido con problemas en el muslo derecho y plantó batalla pese a todo. [Narración y estadísticas]
La propuesta de Federer pilló a Djokovic desprevenido. El suizo salió a morder desde la primera pelota, planteando un cruce ultraofesensivo. Así, el campeón de 20 grandes se puso 4-1 y 0-40 pegando línea tras línea (más de 20 ganadores en el arranque del encuentro) y a Nole le entró un ataque de nervios, quizás temiendo que un tenista lesionado le amargarse la noche y le negase el pase a la final del torneo sobre el que ha construido su leyenda, como Nadal en Roland Garros (12 trofeos) o el suizo en Wimbledon (siete).
De la nada, Djokovic volvió al encuentro cuando Federer sacaba con 5-4 para ganar el primer set. Si hasta ese momento había sido un jugador tibio, viendo el peligro venir se transformó en el caníbal habitual que tantas veces ha asombrado al mundo gobernando el circuito con mano de hierro. Levantando defensas impresionantes, devolviendo el punto a la vida una vez tras otra, Nole consiguió desestabilizar el plan de asalto del campeón de 20 grandes, culminando la reacción al llevarse el tie-break cediendo un solo punto para hacerse con la primera manga.
Eso lo cambió todo, inclinando la balanza para el lado de Djokovic: manteniendo el ritmo de crucero, el serbio se llevó el segundo parcial y también el tercero para abrirse camino hacia otra nueva final.
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