El tenista Rafael Nadal, ganador de 19 torneos de Grand Slam y de 84 de la ATP, doble oro olímpico -individual, en los Juegos de Pekín 2008; y de dobles en los de Río de Janeiro 2016, Brasil- es, posiblemente, el mejor deportista español de todos los tiempos.
En la segunda parte de una entrevista con la Agencia EFE que tuvo lugar en Kuwait durante la inauguración este miércoles de la 'Rafa Nadal Academy', la primera fuera de España; el genio balear explica (entre otros asuntos, como el de la Copa Davis, que ganó cinco veces), la importancia que le da a los Juegos Olímpicos, -"la competición más difícil de ganar"- y su ambición de volver a brillar en la próxima cita, los de Tokio, dentro de unos meses.
Este año hay Juegos Olímpicos. ¿Qué planes tiene, si los tiene, para Tokio 2020?
Hay que ver. Queda mucha temporada por delante. Y es una temporada exigente para mí, porque entre 2019 y 2020 he tenido muy poquito parón. Por eso, tengo que medir muy bien los esfuerzos, medir bien el calendario y las decisiones que vaya tomando. Que, evidentemente, aparte de que las decisiones me vayan ayudando en la medida en que tenga más o menos éxito, el calendario se finaliza con los resultados: al final, cuando ganas más, puedes jugar menos; y cuando ganas menos, tienes que jugar más. Es un principio básico de nuestro deporte.
Vamos a ver qué nos depara el calendario. Los Juegos Olímpicos siempre son una cita que está marcada. Es el evento deportivo más importante del mundo; con lo cuál espero estar ahí.
Para muchos deportistas, ser olímpicos una sola vez ya es lo máximo. Usted ha sido campeón olímpico individual, campeón olímpico en dobles; y abanderado de su país. ¿Qué se siente en esos momentos?
Es una competición completamente diferente. Evidentemente es la competición más difícil de ganar en nuestro deporte, sin ninguna duda. Porque, al final, tienes muy pocas oportunidades de conseguir medallas en nuestro deporte.
Grand Slams hay cuatro cada año; 'Masters 1000' hay nueve. Pero Juegos Olímpicos hay cada cuatro años, sólo. Yo, personalmente, he podido competir en condiciones en dos Juegos Olímpicos en mi carrera. En Atenas (2004) tenía 17 años; y en Londres (2012) no pude estar, porque me rompí el tendón de la rodilla. Así que he tenido la suerte de que en las dos (ocasiones) que he competido, en Pekín (2008) conseguí medalla, en individuales; y en Brasil, en Río de Janeiro (2016) también.
Y para mí, evidentemente, haber sido abanderado en Río fue un momento muy emocionante. Más cuando lo tenía que haber sido en Londres; donde, por esa lesión, no pude serlo. Cuando te ocurren cosas de ésas, ser abanderado es algo que te queda; y es algo que hace mucha ilusión poder vivir.
Después de perderme los de Londres, al final, que me dieran la oportunidad de serlo en Rio, para mí fue una gran satisfacción; y estoy muy agradecido a Alejandro (Blanco, presidente del Comité Olímpico Español -COE-) y a todos los que hicieron posible o que pensaron en su momento en que yo podía ser la persona elegida para representar a toda la delegación en la Ceremonia de Apertura.
Usted representa a España siempre; y, además, con enorme éxito. Pero cuando juega la Davis da la sensación, desde afuera, de que se divierte más. ¿Lo enfoca de otra manera?
No, es igual que siempre. Yo intento representar a mi gente y al lugar del que provengo cada semana, por el mundo. Cuando dicen tu nombre te relacionan con el país y con la comunidad de la que eres. Y tienes un poquito la responsabilidad de representar a tu país en cada acto público.
La Copa Davis es una competición por equipos. Y, aparte de representar a tu país, también estás jugando para tus compañeros.
Es una situación diferente, un tanto atípica en nuestro deporte. Y me gusta la competición por equipos. La disfruto. Y poder compartir tanto momentos alegres, como tristes con los compañeros son circunstancias que siempre son un poquito más especiales.
Con todo el derecho del mundo a hacerlo, el hecho de ser tan conocido ¿le obliga a tener que callarse algunas cosas, a veces?
Evidentemente, sí. Pero hay veces que, por ser un deportista conocido, hay gente que no le gusta que opines de otras cosas, fuera del ámbito deportivo.
Yo tengo una teoría: uno es deportista; y otro es, por ejemplo, informático; u otra cosa. Pero por ser deportista y conocido, no creo que se pierda el derecho, como ciudadano español, o como ciudadano del mundo, a opinar de según qué tipo de conflictos. Sociales o de cualquier otro ámbito.
Cuando eres un deportista y opinas, a lo mejor, de política, cosa que yo no he hecho, no es mi caso, no porque no me interese, sino porque -por lo que tú me preguntas- no creo que sea en ningún caso conveniente; hay gente que quizás no comulgue con tus opiniones y diga 'este deportista, ¿qué sabrá de esto?'. Pues no sé ni más, ni menos que cualquier otra persona que pueda estar interesada en lo que ocurre en nuestro país, o en el mundo en general; y que no se dedique exclusivamente a la política.
Según lo visto en Australia, la 'Next Gen' sigue llamando con fuerza, pero el 'Big 3' (los tres grandes: el suizo Roger Federer, el serbio Novak Djokovic y él) se resiste. ¿Usted se identifica con la idea del 'Big 3' o le da igual, al ser un deporte individual? ¿O hubiese preferido una victoria en Australia de (el austriaco Dominik) Thiem, para mantener el número uno mundial?
Evidentemente, sí (hubiese preferido la victoria de Thiem). Uno no tiene que ser hipócrita, ¿no?. A mí personalmente me hubiera venido mejor que ganara Thiem. Pero, para ser sincero, he dormido exactamente igual de bien los dos últimos días: en ese aspecto da igual si hubiera ganado Dominik o si ha ganado Novak (Djokovic). Es parte de nuestro deporte. A Novak este torneo se le da especialmente bien. Y ahora mismo es, a día de hoy, el mejor jugador del mundo. Así lo dicen los números. Y lo único que se puede hacer es felicitarle por otro gran éxito.
Obviamente, la 'Next Gen' hay muchos jugadores buenos, jóvenes; y en semifinales ha habido uno, que es (el alemán Alexander) Zverev, porque a Thiem ya no se le puede considerar 'Next Gen'.