El tenis es uno de los deportes que más castigados se han visto debido a la pandemia. El parón ha cortado de raíz la actividad de muchos deportistas y de muchos profesionales que vivían del circuito, lo que ha provocado que el confinamiento y la posterior desescalada no se hayan realizado de una manera correcta.
El hecho de volver más tarde que los demás al ser un deporte que no se puede practicar por separado provocó que más de uno se saltara las normas, algo que se ha terminado pagando más tarde. Además, el retorno de la competición también se ha hecho esperar más que en otras disciplinas, lo que ha traído consigo desastres como el del ‘Adria Tour’.
La presencia de público, las nulas medidas de seguridad, los actos multitudinarios y las aglomeraciones que han dejado estas pinceladas de tenis han traído consigo un peaje demasiado caro. El tenis se ha visto atacado por el virus en todos los niveles, desde el número 1 hasta aquellos que han pasado graves problemas económicos por la falta de torneos.
Precisamente ha sido el número 1 y presidente del Consejo de Jugadores ATP, Novak Djokovic, el que ha estado envuelto en el mayor número de polémicas durante este periodo. Una de ellas tuvo que ver con la tenista Danielle Collins, la cual ha visto como en las últimas horas ha pasado de ser la abogada defensora de la vuelta del tenis a la acusada que puede poner en riesgo la gira americana.
Djokovic y la gira americana
Novak Djokovic se mostró muy crítico con la organización del Us Open hacen tan solo unas semanas. El tenista serbio no estaba de acuerdo con las medidas que habían impuesto en el torneo americano y por eso no podía confirmar su presencia, algo que, sin duda, marca el éxito o no del certamen.
Por ello, tanto la dirección del torneo como algunos tenistas se tomaron las declaraciones de Djokovic como un flaco favor al tenis mundial y, en particular, a la gira americana que tenía en el Grand Slam de Nueva Yorksu punto cumbre. Djokovic criticó que las medidas fueran un poco rigurosas, que tuvieran que alojarse siempre en hoteles cerca del complejo del torneo sin poder salir y que solo pudieran llevar a una persona de su staff cuando necesitan a todo su personal compuesto por entrenadores, médicos y fisioterapeutas.
Djokovic alegaba también que la situación en Estados Unidos era peor que la que se vivía en occidente y que, a pesar de apreciar y entender el esfuerzo que estaban haciendo por celebrar sus torneos, quizás lo mejor era inaugurar la temporada en tierra batida.
El serbio era partidario de abrir la temporada en septiembre comenzando directamente sobre la superficie de arcilla. No obstante, poco tiempo después rebajó sus críticas hacia el Us Open y comenzó a valorar positivamente un torneo sin público, con las previas y los cuadros recortados y con medidas suavizadas como aumentar a tres el número de acompañantes por tenistas.
Sin embargo, tan solo unos días después de estas incendiarias declaraciones llegó la celebración del torneo organizado por el número 1, el famoso y conocido ‘Adria Tour’, el cual, a pesar de celebrarse en occidente, se jugó sin medidas sanitarias, con fiestas y público sin guardar la distancia de seguridad y haciendo de un evento de tenis un festival de contagios y de complicaciones que afectaron también a la vuelta a la normalidad del circuito.
Tenistas como el propio Djokovic, Dimitrov, Coric o Troicki se contagiaron y tuvieron que pasar periodos de cuarentena, lo que, en un torneo normal, hubiera provocado abandonos y retrasos además de un importante cuadro de histeria general.
Afortunadamente, el caos del ‘Adria Tour’ pasó y las declaraciones de Djokovic quedaron en el olvido, aunque no así el espectáculo tan lamentable dado por un grupo de tenistas que pusieron en riesgo a mucha gente.
Ahora, la gira americana vuelve a aparecer en el horizonte como punto de partida para el arranque de la temporada ATP de manera oficial, aunque sigue recibiendo golpes por todos lados. El último de ellos ha sido la cancelación del torneo de Washington, primer torneo del circuito ATP tras la reanudación y que no ha aguantado la situación actual de Estados Unidos en lucha contra la pandemia. Esto ha provocado que todas las miradas se dirijan hacia el Us Open, aunque el gigante americano todavía aguanta en el calendario.
Después de todas las vueltas que ha dado el circuito y el virus en estos meses, al final Djokovic puede tener razón en sus pretensiones y la temporada arranque directamente sobre arcilla y en Europa.
Una crítica de 150 millones
Hablar de tenis en este tiempo es hablar de coronavirus, y si se juntan las palabras tenis y coronavirus en una frase el resultado es Novak Djokovic. Todo lo que ha acontecido en los últimos meses y en las últimas semanas está, de una forma u otra, ligado al serbio. Por eso, cuando el número 1 del mundo se manifestó en contra de las medidas ideadas por el Us Open, muchos le tomaron la matrícula para atacarle.
Una de esas que decidió ganarse su momento de gloria criticando al ganador de 17 grandes fue la tenista estadounidense Danielle Collins. La número 51 del ranking WTA no se tomó bien las críticas de ‘Nole’ al gran torneo de su país y se sintió atacada en su honor y en su orgullo, por lo que decidió pasar a la ofensiva lanzando acusaciones muy duras contra uno de los mejores tenistas de la historia.
La americana disparó directo a la figura del tenis mundial acusándole de que, en lugar de intentar arruinar la idea de la vuelta del tenis, podría intentar apoyarla. Además, tomó una decisión crítica, la de mentar el futuro y las ganancias de ambos para intentar condicionar la opinión del público. Collins aseguró que después de haber ganado más de 150 millones de dólares en su carrera es fácil tomar la decisión de no jugar el torneo y, por tanto, restar valor al Grand Slam en un momento tan crítico como este. Además, añadió que hay tenistas que sí lo necesitan jugar para poder tener ingresos.
Las críticas de Danielle no se quedaron ahí, si no que fueron más allá. La estadounidense atacó una de las propuestas que Djokovic había impulsado para intentar ayudar a los tenistas con el ranking más bajo y con los ingresos más reducidos que lo habían pasado mal durante estos meses. El serbio propuso que los jugadores incluidos en el Top100 podían hacer una aportación que fuera a parar los tenistas que se encontraran del 250 para abajo, para intentar así paliar la crisis de los que menos recursos tienen.
Esta medida también fue criticada por Danielle Collins, la cual afirmaba que no entendía como Djokovic podía pedir limosna para el resto, pero luego no apoyaba la celebración de torneos para que estos pudiesen volver a ganar su dinero solo por no poder viajar con su equipo al completo.
Tras estos ardientes comentarios, Danielle Collins se hizo un hueco en los medios y en la opinión pública, abanderando la lucha de los más necesitados y dando imagen a la lucha por mantener la gira americana y en especial el Us Open.
La cazadora, cazada
Tras este sorprendente y respetable ataque de Danielle Collins a Novak Djokovic, la figura de la tenista estadounidense pasó a ser un icono nacional de lucha por la defensa del tenis americano. Su figura se encuadraba junto a las posibilidades de que el Grand Slam tomase fuerza y pudiese finalmente celebrarse contando con una participación lo más normal posible, es decir, con aquellas estrellas que salvo lesión acudiesen a una edición habitualmente.
Además, los rumores sobre la cancelación del torneo de Washington, que finalmente se han confirmado, parecían no ser un mal presagio para el campeonato de Flushing Meadows, que tenía pensado disputarse a pesar de la mala situación que atraviesa Estados Unidos en base a un estricto programa de seguridad sanitaria que hacía del Us Open un escenario hermético y seguro.
El enfrentamiento de una tenista de casa con el número 1 y máxima estrella mundial situaba un precedente muy atractivo de cara al torneo, con posible cruce de declaraciones entre ambos y con un gran espectáculo en la pista que ofrecer, ya que Djokovic pasaría a ser el máximo villano del torneo y Collins su principal heroína.
Sin embargo, Danielle Collins criticó a Djokovic, con o sin razón, demasiado pronto. Al igual que le pasó al serbio que después se vio envuelto en el lío del ‘Adria Tour’, la caída de la tenista número 51 del ranking WTA ha llegado estos días cuando, una indisciplina de extrema gravedad en los tiempos que corren le ha dejado sin razón alguna y desnuda ante sus propias críticas al serbio.
Collins ha tenido que ser expulsada de un torneo de exhibición tras saltarse los protocolos sanitarios, dando una imagen y un ejemplo lamentables. La misma que enarbolaba la bandera de la seguridad sanitaria y que cargaba sobre sus hombros el papel de heroína del tenis estadounidense luchando contra el gigante del líder ATP, ha caído en el peor fallo posible, quedando completamente en evidencia.
Danielle ha sido expulsada del ‘World Tennis Team’ en Virginia Occidental por saltarse las reglas, ya que abandonó sin permiso el hotel de Greenbrier donde todas las jugadoras estaban residiendo durante las tres semanas que se duraba la competición. Además, no contenta solo con eso, minutos más tarde de abandonar el complejo hotelero se atrevió incluso a traspasar las fronteras del estado, dejando a todo el mundo atónito con la imagen que estaba dando después de ser protagonista en las últimas semanas por sus críticas a Djokovic.
Desde la organización del torneo y desde las más altas instancias consideran que este tipo de comportamientos son los que de verdad alejan la vuelta del tenis y la celebración de la gira americana, lo que supondría un desastre absoluto para la temporada.
Paralelamente a esta exhibición se han llevado a cabo otras en ciudades como Berlín o Huelva donde se han respetado al extremo las estrictas medidas de seguridad impuestas por los organizadores, demostrándole a Danielle Collins que se puede luchar en pro del tenis con algo más que palabras. La estadounidense ha demostrado como es posible ofrecer dos caras tan distintas por parte de una persona y de un deportista, como si le hubiera poseído el espíritu del mismísimo ‘Doctor Jeckyll y Mr Hyde’.
La tentación tiene nombre: Manhattan
Tal y como han manifestado diferentes sectores del tenis estadounidense, comportamientos como el de Danielle Collins dejan mucho que desear y le hacen un flaco favor a la vuelta del tenis. Con este tipo de actitudes será muy difícil que la gira americana eche a andar, a pesar de que la intención del Us Open de llevar a cabo el torneo sigue completamente en pie.
Según apunta la organización del torneo, han conseguido elaborar un protocolo de máxima fiabilidad para la celebración tanto del Grand Slam, que comenzaría el 31 de agosto, como del Master 1000 de Cincinnati, que empezaría una semana antes, el día 22. De esta forma se crearía en las instalaciones de Flushing Meadows una especie de ‘burbuja’ al estilo de la de la NBA para garantizar el éxito y la seguridad.
Hay que recordar que el estado de Nueva York es una zona de máximo riesgo ya que se trata del estado más castigado por la pandemia con más de 400.000 contagiados y 30.000 fallecidos.
Sin embargo, más allá de actitudes o comportamientos como el de Danille Collins o el de Novak Djokovic y de la creación de espacios especiales como el de la ‘burbuja’ de Flushing Meadows, lo que más preocupa a los organizadores es el poder de atracción de una de las zonas con más vida del mundo, Manhattan.
Para los jugadores se antoja clave en cada edición del torneo pasar algún día, o incluso varios, en Manhattan, centro neurálgico de la ciudad de Nueva York y con un poder de atracción incalculable, además de lugar de alojamiento habitual de muchos de ellos. Por eso, muchas voces apuntan ya que el mayor peligro se encuentra ahí, en controlar a los jugadores para evitar que se escapen a pasar un buen rato a uno de los lugares más llamativos del planeta a pesar de estar alejados de la civilización o bien en la ‘burbuja’ del torneo o bien en hoteles de aeropuerto, como se había planteado en un principio.
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