Novak Djokovic siempre es un reclamo. Para lo bueno y para lo no tan bueno, el serbio siempre se encuentra en el ojo del huracán. Es un deportista mediático, un ídolo de masas y también un personaje controvertido que no solo genera admiración, si no también animadversión, porque decir odio quizás sería algo exagerado. Lo que sí es cierto es que allá por donde pasa Djokovic siempre ocurre algo. Tiene ese don de generar cosas, sensaciones, noticias.
Así es ‘Nole’, todo un personaje que no deja indiferente a nadie y que da que hablar allá donde se encuentra. Por eso, estos días se ha convertido en el más buscado de entre todos los participantes de la gira americana que pretender competir por primera vez esta temporada en los torneos de Cincinnati y del Us Open, ambos disputados en la ‘burbuja’ de Nueva York, esa de la que el número uno del mundo está sacando un rédito importante.
Todavía no ha empezado la competición como tal, pero en el universo Djokovic la pelota ya está en el aire esperando a ser golpeada. Por ello, el serbio ya ha sido noticia al involucrarse en varios asuntos que darán que hablar durante los días previos a que empiecen las fases finales del primer Master 1000 tras la reanudación. Los nombres de Guido Pella, Hugo Dellien, Juan Manuel Galván y la USTA al completo han tenido un punto en común hasta el momento: la figura de Novak Djokovic. El mejor tenista del momento ha sido protagonista una vez más por estar siempre en el centro del tornado.
La exclusión de Pella y Dellien
Hace unos días saltó la noticia en la ‘burbuja’ de Nueva York donde la USTA pretende organizar el Master 1000 de Cincinnati y, acto seguido, el Us Open con la existencia de un positivo. Se trataba de Juan Manuel Galván, un nombre desconocido para el gran público, pero conocido dentro del circuito, especialmente para los jugadores sudamericanos. Se trataba del preparador físico de Guido Pella y Hugo Dellien, que había estado en contacto con ellos toda la semana.
Los dos jugadores se habían sometido también a las pruebas y habían dado negativo, ya que Galván era el único positivo de los más de 1400 test que se habían realizado a todos los integrantes presentes en la ‘burbuja’. Sin embargo, la dirección del torneo fue inflexible y decidió excluir a ambos jugadores del torneo, sacarles directamente del cuadro sin atender a una cierta negociación a pesar de que sus pruebas estaban correctas y habían dado negativo.
Esta exclusión, ratificada unos días después y confirmada por la invitación de dos jugadores alternativa, provocó la cólera por circuito por completo que no entendía como se podía estar tomando una decisión tan injusta con sus compañeros ya que, si sus pruebas habían dado negativas, no tenían ningún riesgo real de ser un peligro para el resto de jugadores, ya que se les podía volver a someter a más pruebas en los días previos al comienzo de la competición. Sin embargo, la USTA decidió no dar marcha atrás y entonces los integrantes del ranking ATP decidieron actuar.
Surgieron multitud de conversaciones cruzadas entre los jugadores debido al enorme enfado que tenían, especialmente los sudamericanos, que se sentían ultrajados ante el desplante tan grande que estaban haciendo a sus compatriotas. Sorprendentemente, los jugadores americanos también se pusieron de su parte, negando las medidas tomadas por la USTA.
Y, por si esto fuera poco, llegó el apoyo de la personalidad más importante del circuito y de todas las personas que se encuentran en Nueva York para disputar los dos torneos de la gira americana. Novak Djokovic, como presidente del sindicato de tenistas, quiso apoyar la corriente que consideraba la decisión tomada con Pella y Dellien como una injusticia, por lo que decidió ponerse manos a la obra.
Mientras todo el circuito allí presente amenazaba con un plantón al torneo que colapsase las eliminatorias y por consiguiente el calendario, Djokovic decidió emprender una iniciativa diferente, una recogida de firmas para dar la cara por sus compañeros e intentar que la organización reconsiderara su decisión de reincorporar a los dos jugadores que, bajo su punto de vista, habían sido excluidos del torneo. De esta forma, un poco al estilo del Robin Hood del tenis, el jugador más poderoso intentó salir no solo en representación, si no también en defensa de los más débiles y menos reconocibles para intentar ayudarles con su problema.
El lavado de imagen de Djokovic
La defensa de Novak Djokovic de sus compañeros ha sido especialmente llamativa, sobre todo teniendo en cuenta que, a pesar de ser el presidente del sindicato de tenistas, se trata de dos jugadores que no son figuras mundiales, que no son de su entorno cercano y que no suponen grandes figuras para el torneo.
Aun así, ‘Nole’ ha querido ejercer su función de líder y apoyar, no solo a sus compañeros, si no a la gran cantidad de jugadores que se han posicionado del lado de Pella y Dellien. El serbio ha sido uno más de los que ha amenazado a la USTA y a las organizaciones de los torneos con tomar cartas en el asunto ante lo que consideran un verdadero atropello contra sus propios jugadores.
Sin embargo, la película de Novak Djokovic va más allá. O, mejor dicho, viene desde más lejos. El serbio y el coronavirus tienen un largo recorrido por desgracia tanto para él como para el mundo del tenis. No hay que olvidar que ‘Nole’ fue el promotor y el ideólogo del ‘Adria Tour’, aquel aquelarre contra la seguridad sanitaria que se celebró en los Balcanes con la única finalidad de ver una exhibición de algunos jugadores sin sentido competitivo alguno y que puso en riesgo muchas vidas, además de multiplicar los casos de contagios en el circuito, entre ellos el suyo propio y el de su pareja.
Por todo aquello, Djokovic tiene un especial interés en limpiar su imagen de ‘tenista-Covid’ y de conseguir de nuevo el respeto y la admiración de tanta gente que se sintió decepcionada ante la actitud de una persona que consideraban seria y comprometida con la sociedad debido a su posición de jugador famoso y mediático y a su condición de estrella del deporte mundial.
A pesar de que el serbio ha afirmado recientemente que lo volvería a hacer, muchos dudan en que lo volvería a hacer exactamente igual de como se hizo, y también dudan de que Djokovic se sienta a gusto dando la imagen de inconsciente que dio ante lo que ya era un problema gravísimo que había matado a muchísimas personas en el mundo.
Lo reconozca o no, Djokovic tiene ante sí una necesidad de mejorar su imagen para volver a recuperar el estatus perdido en una situación que fue realmente grave. Además, tras lo sucedido, trascendió una conducta del serbio a través de la cual se afirmaba que era una persona ‘anti-vacunas’, algo que sí ha querido matizar. La ‘Nole’ ha argumentado que su postura no era la de rechazar la vacuna, si no la de no estar de acuerdo con el hecho de que alguien le imponga o le obliga a vacunarse y, por lo tanto, introducir algo extraño en su cuerpo.
De esta forma, el tenista número uno del mundo pasó mucho tiempo hasta que finalmente confirmó su presencia en la gira americana, una gira en la que contará con privilegios especiales. El serbio quería asegurarse de que si venía a Nueva York podría salir sin problemas para participar así en el Master 1000 de Roma, por lo que esperó hasta que se hizo pública la medida que garantizaba esta posibilidad. Los gobiernos afirmaron que los jugadores no deberían hacer cuarentena tras salir de Estados Unidos y que podrían regresar a Europa para seguir con el calendario, momento en el que Djokovic vio la luz y aceptó el reto de ganar el Us Open.
Los privilegios de Djokovic
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce alrededor de Djokovic. El tenista serbio, que quiere dejar atrás la polémica del ‘Adria Tour’, que pretende ser de ayuda para todos sus compañeros y que está empeñado en llevar una línea muy profesional en esta reanudación que le permita alzar su Grand Slam número 18 y acercarse así a las 19 de Rafa Nadal y a los 20 de Roger Federer, ambos ausentes en la gira americana. En el caso del suizo lo será durante lo que resta de la temporada.
No obstante, detrás de esta cara buena de ‘Nole’, se encuentran algunos aspectos que han pasado desapercibidos, pero que no por ello pueden caer en el olvido porque también son dignos de mención y hablan en cierto modo de la situación que vivirá Djokovic en Nueva York y de lo que puede haber costado convencer al número uno para volar hasta Estados Unidos y disputar un torneo al que ya habían renunciado sus dos grandes rivales, uno por decisión personal y otro por lesión.
No es muy alejado de la realidad ni mucho menos afirmar que el serbio tendrá ciertos privilegios respecto al resto de sus rivales y compañeros. El mismo que está dispuesto a encabezar las protestas contra la USTA y los organizadores para intentar la salvación de Pella y Dellien, goza de cierta comodidades y condescendencias para intentar el asalto a uno de los torneos más importantes del circuito tenístico.
Uno de esos privilegios tendrá que ver con el lugar donde se alojará el tenista. Djokovic no estará en los hoteles habilitados para los jugadores y de los cuales no podrán salir bajo ningún concepto, si no que disfruta de una de las casas particulares reservadas por la organización en la que convivirá de una forma mucho más natural y cómoda, y no encerrado en una habitación en la que se pasar el resto de horas del día en las que no se juegue o se entrene.
De esta forma, ‘Nole’ contará con un lujo y un privilegio que no tendrán sus rivales y que podría mejorar su descanso y sobre todo aligerar su carga mental. Él mismo afirmaba que debe ser duro tener que estar en una pequeña habitación de hotel en la que ni siquiera poder abrir las ventanas.
Otro de los privilegios que tendrá el serbio durante su estancia en Nueva York será el número de acompañantes con los que ha viajado. La organización ha pedido los jugadores lleguen con un único acompañante de su cuerpo técnico para evitar la presencia de más personas en la ‘burbuja’ a las que tener que controlar, realizar pruebas y tener perfectamente situadas.
Sin embargo, el equipo de Djokovic desplazado hasta la ciudad americana estará compuesto por tres personas, Goran Ivanisevic, uno de sus entrenadores e integrante de su cuerpo técnico, su agente Edoardo Artaldi y su fisioterapeuta, Ulysses Badiou. De esta forma, Djokovic incumple una de las reglas impuestas por parte de la organización, que debe haber tenido una especial condescendencia con el número uno, al que han dado más facilidades de las permitidas, quien sabe si para garantizarse su presencia en el torneo. Quien no viajará junto a ‘Nole’ es su otro entrenador habitual, Marjan Vadja.
Estos privilegios, y alguno más que haya pasado desapercibido y que se vaya descubriendo a medida que avance la competición, contrastan con esa figura del Djokovic comprometido y líder que intenta solucionar los problemas de sus compañeros enfrentándose a la USTA, como si se tratase de ese héroe que a veces es un poco verdugo y que se aprovecha de su condición de líder indiscutible para salir beneficiado.
La gira del miedo
Si nada cambia, si nada se tuerce, si el plantón de los jugadores no prospera y las firmas de Novak no llegan muy lejos, el tenis masculino de élite volverá a pleno rendimiento en Cincinnati y en el Us Open. A pesar de que el Master 1000 ya ha iniciado su fase previa, la fase final del torneo no ha comenzado aun, por lo que todavía puede ser pronto para afirmar que el tenis por fin ha vuelto. Sin embargo, quedan apuntes que cuestionarse en esta reanudación de la competición tras la crisis y la pandemia del coronavirus, la cual no solo no ha desaparecido, sino que se está volviendo a reproducir a un ritmo galopante.
Lo cierto es que la USTA se propuso que la competición se reanudará con una gira de torneos en los Estados Unidos antes de regresar a Europa, donde la situación era mejor, aunque ya se encuentra de nuevo en claro deterioro. Por ello, y a pesar de la cancelación del Torneo de Washington, los certámenes de Cincinnati y Nueva York han seguido adelante, celebrándose los dos en la misma sede, en Flushing Meadows, y confinando a todos los involucrados en una gran ‘burbuja’ y elaborando un protocolo sanitario que consideran estricto, férreo y suficiente para garantizar la viabilidad del torneo.
Sin embargo, no han conseguido convencer a tenistas de la talla de Rafa Nadal, Gael Monfils, Stan Wawrinka, Fognini, Kyrgios o Tsonga, además de las numerosas bajas con las que cuenta el lado femenino que provocará que el Us Open se dispute sin sus vigentes campeones, ya que Andreescu será baja al igual que Nadal. Que tantos tenistas se pongan de acuerdo muestra, en cierto modo, que no existe una confianza plena en el protocolo establecido, por lo que ha habido muchos jugadores que han preferido no correr el riesgo.
Por si esto fuera poco, la gira del miedo contará con un factor más que no ha gustado a muchos tenistas. A pesar de que se ha conseguido la eliminación de la cuarentena en la vuelta a sus países de destino, especialmente los que vuelvan a Europa para disputar el Master 1000 de Roma, la USTA ha obligado a crear un documento que habla por sí solo.
La Federación Estadounidense de Tenis obligará a todos los tenistas participantes a firmar un documento que exime a la organización toda responsabilidad de cualquier tipo de contagio que se produzca durante el torneo, incluso aunque este contagio pudiera llevar a la muerte a la persona infectada. Con esta crudeza y esta frialdad, tanto la federación como la organización han decidido lavarse las manos en un gesto que no ha gustado nada a muchos tenistas, pero que tendrán que acatar en esta gira del miedo en la que Djokovic pretende agrandar su palmarés y recuperar parte de sus estatus perdidos tras esta crisis.
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