Sufrir. Resistir. Ganar. El jueves, Garbiñe Muguruza se metió en los octavos de final del Premier 5 de Roma tras derrotar a la extraordinaria Coco Gauff (7-6, 3-6, 6-3 en 2h28m) apretando los dientes en los momentos clave del encuentro y agarrándose a la experiencia para hacerse con un triunfo muy valioso. Valga la situación más delicada del partido como ejemplo. Sacando para poner el 3-0 en la manga decisiva, la estadounidense cometió tres dobles faltas seguidas. Muguruza recuperó el break e inmediatamente niveló el encuentro (2-2). Ahí ganó el partido. Nada extraño, claro: 26 años contra 16, una década de distancia y mil vivencias de diferencia.
“Mucha gente habla de su edad, pero esta aquí compitiendo y ganando a rivales muy buenas”, dijo Muguruza tras la victoria. “Es cierto que juega con menos presión. Si yo tuviese 16 años, estaría más suelta”, añadió la campeona de dos grandes. “La experiencia te permite saber qué funciona y qué no, cómo afrontar los puntos importantes. Es algo que no consigues hasta que llevas bastantes momentos de presión jugados”, insistió. “Hoy, quizás era más consciente de cómo afrontarlos, pero he tenido que estar todo el partido muy concentrada. Ella tiene un nivel muy alto a una edad muy temprana. Y es una atleta nata”.
Fue un duelo extraordinario que vino a confirmar un par de cosas que ya se intuían. Por un lado, que Muguruza está acercándose al nivel que exhibió a principios de 2020 durante su camino a la final del Abierto de Australia; por el otro, que Gauff (16 años y 53 mundial) es la estrella de futuro que necesita el circuito femenino, por mucho que todavía tenga mil aspectos por trabajar, la tranquilidad entre ellos.
La estadounidense perdió el primer parcial pese a tenerlo bien encaminado en dos ocasiones (3-1 primero, y otro 3-1 en el desempate). Sorprendentemente, la Gauff no le perdió la cara al partido y su reacción fue sobresaliente, una demostración de coraje: de palo en palo, ganó el segundo set y se colocó 2-0 en el tercero, acercándose a una remontada que había perseguido con ímpetu.
Entonces, la aspirante tiró por la borda todo lo que había conseguido.
Buscando el 3-0, la estadounidense encadenó tres dobles faltas consecutivas (¡tres!). Muguruza, claro, lo entendió como una señal de debilidad y se lanzó en tromba a por un break que devolvió la igualdad al partido (2-2) e impulsó a la española hacia una victoria cocinada desde la veteranía y abrochada con un buen tenis, cada vez más cerca de volver a ser mercurial.
“No he jugado tantos partidos seguidos ni vengo de una preparación tan buen” respondió Muguruza cuando le preguntaron si estaba cerca de sentirse tan bien como en el primer trimestre del año, justo antes de que el circuito se suspendiese como consecuencia de la pandemia de la covid-19. “Ahora he estado entrenando, he parado, he jugado el US Open y he cambiado de superficie. Ha sido todo un poco raro”, continuó. “Al mismo nivel no me noto todavía. Si jugase más partidos con buenos resultados… seguramente mejoría, pero es solo mi cuarto encuentro después del parón”.