Al final de la noche, la sensación fue bien clara: Novak Djokovic dio muestras de estar con un pie y medio fuera de Roland Garros, pero se las apañó para remontar a Pablo Carreño (4-6, 6-2, 6-3, 6-4) y alcanzar las semifinales del torneo, donde el próximo viernes le espera Stefanos Tsitsipas (7-5, 6-2, 6-3 a Andrey Rublev). El número uno del mundo, con problemas en medio cuerpo, salió adelante de milagro, o al menos eso dejo entrever, y tendrá la posibilidad de rearmarse para pelear por estar en la final. Esa, claro, será otra historia.
“No me encontraba muy bien al salir a la pista”, dijo luego Djokovic. “Tuve que lidiar con problemas físicos, pero según avanzó el partido me fui encontrando mejor, sin tanto dolor”, prosiguió el serbio. “No quiero quitarle nada de mérito a él porque fue el mejor jugador durante el primer set y medio, pero yo no tenía energías en mis piernas”, insistió. “He tenido algunos problemas de cuello y hombros, pero no quiero hablar demasiado de eso porque sigo en el torneo. Me siento bien. A medida que pasaron los minutos, mi cuerpo entró en calor y el dolor se desvaneció”.
“No me sorprende la verdad, y creo que es algo bueno”, le siguió Carreño. “Sabía que pasaría porque cada vez que está en aprietos suele hacerlo. Y si lo ha hecho quiere decir que estaba en aprietos, que no estaba cómodo y que he conseguido jugar a un nivel alto”, prosiguió el español. “Siempre que un partido se le complica pide asistencia médica. No sé si tiene algo crónico en el hombro o es mental”.
Muy enfurruñado, Djokovic firmó una preocupante entrada al partido. El serbio, con una cinta kinesiologica subiéndole hasta el cuello y con dolor en su antebrazo izquierdo, se movió mal, con lentitud y sin coordinación, como si estuviese mareado. Esas señales se tradujeron en unos números dramáticos porque Nole perdió el primer parcial con un 40% de primeros saques, tres dobles faltas y 16 errores no forzados (solo siete ganadores).
A lomos de la decisión que lleva mostrando desde que la competición regresó tras la pandemia de covid-19, Carreño aprovechó el impulso de hacerse con el primer set y arrancó el segundo dispuesto a darle un golpe de gracia a su rival. Que el español dejase escapar un tren clave (1-1, 15-40) le abrió las puertas a Nole de una remontada que culminó encontrándose mucho mejor de cómo había comenzado.
De la nada, el serbio dejó de ser atendido en cada descanso por el fisioterapeuta, abandonó los constantes estiramientos que había venido haciendo y redujo considerablemente el enfado que llevaba encima. Así empató el cruce ganando el segundo set y así se puso por delante en el tercer cuando Carreño había vuelto a apretarlo todo, recuperando su tenis del inicio.
Con todo de cara, reconducida una noche con pronóstico complicado, el campeón de 17 grandes remató al español y resopló bien profundo. Seguramente, Djokovic vio la derrota más cerca que nadie.