De nuevo ausente como consecuencia de la lesión que sufre en la espalda, Rafael Nadal no tuvo ni que levantarse a animar. En un abrir y cerrar de ojos, Pablo Carreño ganó el partido que España necesitaba para meterse en las semifinales de la ATP Cup. Al tumbar a Michail Pervolarakis (6-3, 6-4) en el primer cruce de la eliminatoria contra Grecia, el gijonés citó a la selección con Italia por el pase a la final y esquivó los problemas que podrían haberse echado encima del equipo al anular la validez del encuentro que Stefanos Tsitsipas le ganó luego a Roberto Bautista (7-5, 7-5).
“El comienzo del partido fue perfecto, jugué muy bien”, dijo el tenista en la entrevista posterior al encuentro. “Luego empezó a jugar mejor, a ser más agresivo y yo traté de continuar. Sabía que necesitábamos este punto. He tratado de de concentrarme en mí mismo para intentar jugar mi mejor juego”, cerró. “Mañana será otra dura batalla”, le siguió Pepe Vendrell, capitán de La Armada, en referencia al desafío del sábado contra Italia. “Confiamos mucho en Rafa. Está luchando para darse oportunidades y esperamos que pueda jugar”.
Sin sentir el peso de la responsabilidad, Carreño salió a conquistar el partido con una decisión formidable. Esa valentía se vio recompensada enseguida: en un cuarto de hora, el español ya ganaba por 5-0 a un rival muy inferior (462 mundial), sin armas para mantener el pulso apretado. Solo un despiste del número 16 al sacar por el primer set (5-1) le permitió al griego arañar un par de juegos más (de 1-5 a 3-5) que no le sirvieron para nada: el segundo parcial fue una autopista despejada para el ganador.
En la pista John Cain, desierta de público en las gradas y cubierta para evitar la lluvia, Carreño se reafirmó como una gran baza para España. Si el primer día demostró capacidad de adaptación para salir a defender la camiseta de la selección poco tiempo después de conocer la ausencia de Nadal, en la serie frente a Grecia no tembló para subrayar su favoritismo contra Pervolarakis. A veces, ya se sabe, no es tan fácil cumplir con lo que se presupone por adelantado.
Una derrota de Carreño habría dejado a Bautista jugándoselo todo a cara de perro con Tsitsipas, uno de los mejores jugadores del mundo, a falta del encuentro de dobles, siempre un mal escenario si en juego hay una clasificación. Por eso, que el gijonés se impusiese con rotundidad a Pervolarakis espantó cualquier fantasma que estuviese esperando a España por el camino.
El sábado, ante la Italia de Matteo Berrettini y Fabio Fognini será una historia muy distinta en la que la decisión de Nadal (saltar a pista o reservarse) jugará un papel trascendetal.