Djokovic vuelve a ganar el Abierto de Australia: nueve títulos y 18 grandes
El número uno abruma a Daniil Medvedev (7-5, 6-2, 6-2) y levanta el título de campeón en el primer grande de la temporada.
21 febrero, 2021 11:40Novak Djokovic sigue en la pelea por convertirse en el mejor tenista de todos los tiempos. Al ganar por novena vez el Abierto de Australia (7-5, 6-2, 6-3 a Daniil Medvedev), el serbio sumó 18 grandes y se acercó a los 20 de Roger Federer y Rafael Nadal, manteniendo viva la persecución a sus dos grandes rivales. El triunfo, además, vino a confirmar lo que se sabía: Nole es el rey de Australia, dueño y señor de un Grand Slam que ha celebrado en nueve ocasiones durante su carrera. [Narración y estadísticas]
Medvedev salió al partido respaldado por 20 victorias consecutivas, 12 de ellas ante oponentes del top-10. Eso, sin embargo, le sirvió de poco ante Djokovic. Padeciendo los nervios que le provocó la situación (la final más el rival), el ruso estuvo lejos de parecerse al tenista que había dominado el circuito con puño de hierro durante las últimas semanas (títulos en el Masters 1000 de París-Bercy, la Copa de Maestros de Londres y la ATP Cup con Rusia).
Tras perder el primer parcial, Medvedev comenzó el segundo con un break (1-0) para soñar con engancharse al encuentro. Inmediatamente, Djokovic lo recuperó y al ruso se le fundieron los plomos. Descolocado, el número cuatro mundial jugó durante casi una hora siendo un jugador irreconocible: ni se valió de su poderoso saque para no sufrir, ni endureció los intercambios, convirtiendo cada punto en una matanza, ni desmontó a su contrario contragolpeando como habitualmente.
En consecuencia, facilitó lo que ocurrió en la final.
Djokovic arrancó el duelo ganando 3-0, vio cómo Medvedev anulaba esa ventaja (3-3) y se mantuvo firme para aprovechar las dudas del ruso en los momentos clave de ese primer set, cuando el tie-break parecía un destino inevitable para ambos. El número uno mundial no se inmutó después de que Medvedev comenzase la segunda manga arrebatándole el saque, al contrario. Nole salió más fuerte de ese break, ganando seis de los siguientes siete juegos, y convirtiendo al ruso en un juguete roto.
Así, Nole encaró el tramo final del partido disfrutando de la sensación de saberse ganador, algo que terminó ocurriendo irremediablamente.