El deporte está en constante cambio, sobre todo en busca de que el interés de las nuevas generaciones se mantengan. En el fútbol se valoran cambios de calendario, de tiempo de juego, de ventajas de campo y incluso remodelaciones completas de las competiciones. El tenis también está necesitado de nuevos planteamientos. La guerra que se vive entre la tradición y la innovación tiene lugar también para el torneo más importante de los mejores jugadores jóvenes de la temporada: las Next Gen ATP Finals.
Uno de los principales problemas del tenis es que los partidos son muy largos, sobre todo cuando se trata de un Grand Slam. Ahí aparece el problema entre la tradición y los nuevos intereses, donde partidos de cinco horas son habituales y están fuera de contexto en la actualidad si se habla de audiencias. Nadie presta atención durante todo el encuentro. Si bien la dureza y el desgaste de estas batallas añaden un punto de épica, no capta los ojos de los aficionados.
Relacionado con esto, hay algunos jugadores que abusan de los derechos a parar el partido para ser atendidos, ir al servicio o cambiarse de ropa. Esto entra dentro de la pillería detrás de cada modalidad, pero algunos la llevan hasta el extremo para recuperar una situación en la que mentalmente están fuera de juego. Esto también ralentiza los choques, pero, sobre todo, rompe la dinámica en un deporte en el que los estados de forma son fundamentales.
Otro punto de conflicto está en la adaptación de la tecnología. La eliminación de los jueces de línea y la imposición de la tecnología del ojo de halcón es un debate muy intenso en la actualidad. La fiabilidad de estos sistemas y la tradición de esa figura contraponen razonamientos como el del perfeccionamiento del deporte y el de la deshumanización. Poco a poco parece que gana el primero al segundo en busca de un tenis más justo.
A partir de estas premisas en forma de conflictos y con el objetivo de crear un banco de pruebas entre tenistas profesionales, las Next Gen ATP Finals determinaron que era una buena oportunidad para probar cambios de reglas.
La edición de 2021 que cuenta con un Carlos Alcaraz que ha dado el visto bueno a los cambios que se están testeando: "Mi norma favorita es el coaching en la pista. Sería una de las que cosas que me gustaría mantener en los torneos. Creo que es una iniciativa muy interesante. En todos los deportes, tanto individuales como colectivos, hay un entrenador que te puede dar consejos. Vendría bien que el tenis dé ese paso y deje que los entrenadores formen parte del partido".
Coaching
En años anteriores se probó con otros formatos para que los técnicos tuvieran incidencia sobre el partido de sus pupilos. En esta edición se ha innovado con los consejos desde la cancha que se harán desde los laterales de la pista. Eso sí, se eliminan los auriculares en estas conversaciones que pueden mantener entrenador y jugador. Tras ver los primeros partidos y el hecho de que el aficionado también disfrute de estos comentarios, hace más completa la experiencia.
El VAR del tenis
En este torneo se prueba de nuevo los jueces de línea electrónicos y la revisión de vídeo para consultar si la pelota es buena o mala. Era una regla que ya estaba en la pasada edición, así como la no presencia de las líneas de campo de dobles sobre la pista que dan la sensación de que se reducen las dimensiones. Sigue desapareciendo el factor humano a la hora de decidir este aspecto del juego.
El juego
Son más visibles los cambios en la jugabilidad El ganador sale de un partido al mejor de cinco sets con cuatro juegos cada uno, una norma que ya estaba implantada en las Next Gen ATP Finals del año pasado. En caso de empate (3-3) en un set, el parcial se decidirá en un tie break. Además, la puntuación no tiene ventajas y con 40-40 hay un punto de oro, es decir, el que gane se lleva el juego. Como sucede con la duración de los sets, ya existía esta última norma.
El tiempo de los partidos
Se limitan las jugarretas parando el partido. Se establece un tiempo muerto médico a únicamente uno por jugador en cada encuentro. Además, los polémicos parones para ir al baño estarán cronometrados hasta un máximo tres minutos y dos más si hay cambio de vestimenta, pero el reloj no se detendrá. Esto tiene una clara incidencia sobre la rapidez en la resolución de los encuentros. También se reduce el tiempo del calentamiento disminuyendo el número de minutos de cuatro a solo uno.
La experiencia
El espectador también sufre cambios, ya que se permite la libre circulación de los aficionados en las gradas. Esto siempre se había prohibido por provocar la distracción de los jugadores, pero ya se había probado en la última edición del torneo. La experiencia mejora también para el seguidor que está en su casa con cámaras en la misma red que dan una especie de asiento de primera fila para los telespectadores. El objetivo es dar más espectáculo y facilidades al aficionado.
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