Emma Raducanu tocó la cima del tenis femenino el pasado mes de septiembre alzándose como campeona del US Open. Lo conseguía a sus apenas 18 años de edad y después de haber llegado al torneo como invitada. Podría ser una simple carambola, pero ya le había servido para hacer historia en el deporte. La británica no podía dar un paso atrás: había nacido una estrella y debía mantenerla en lo más alto.
El reto de Emma Raducanu es evidente. Sin embargo, teniendo en cuenta su edad y su escasa experiencia en el circuito, es de todo menos sencillo. La tenista inglesa, por ello, no ha tardado en tomar decisiones determinantes en su carrera. Quiere adaptarse a la élite, quiere ganar la máxima veteranía posible en el menor tiempo. Y, sobre todo, quiere mantenerse con los pies en el suelo para evitar que los halagos y las expectativas puestas en ella acaben tumbado su carrera.
Esta lista de objetivos implica decisiones complicadas. Una de ellas, y de las primeras, fue la de cambiar de entrenador. Raducanu dejó de trabajar con su técnico para buscar "a alguien que haya estado en este nivel y que sepa lo que se requiere". Tan solo dos semanas después de su heroicidad, Andrew Richardson perdía el cargo. Temporalmente se unió a Esteban Carril, entrenador español. Sin embargo, ha sido esta semana cuando ha confirmado los rumores: Torben Beltz, entrenador de la campeona del US Open y el Abierto de Australia Angelique Kerber, trabajará con ella este final de año y durante 2022.
"Es un gran privilegio trabajar con él", reconoció en palabras para Yahoo Sports. El técnico "aporta mucha experiencia", puede guiarla y suponer su brújula en el deporte de máximo nivel. "También es un tipo muy positivo y alegre que aporta una gran energía al equipo, así que creo que eso también es importante", explicó. El control de su estabilidad psicológica, a la vista de la presión que se avecina, será también fundamental en la labor del técnico de 44 años.
La salud mental, clave
No es la primera vez que el mundo del deporte de élite se convierte en una trituradora humana para algunos de sus protagonistas. Durante los últimos Juegos Olímpicos, Simone Biles se convirtió en la gran representante de la lucha por el respeto a la salud mental. La atleta estadounidense renunció a pelear por varias medallas y logró posicionar el asunto en primera línea de interés. Pero antes que ella, otros muchos deportistas dieron el paso.
También en el mundo del tenis, donde Naomi Osaka se ha convertido en la principal defensora y víctima más popular de este problema. La japonesa llegó a ser número uno, vio cómo las marcas se peleaban por firmar un contrato con ella y todas las miradas estaban puestas sobre su trabajo en la pista. Sin embargo, Osaka no aguantó y en más de una rueda de prensa acabó derrumbándose. Su solución fue desaparecer, en varias ocasiones, del circuito. Y todo para recuperar la pasión por competir.
Las alarmas ya se han encendido con Raducanu, que desde que ganó el US Open ha caído en primera ronda de Indian Wells, en cuartos del Open de Transilvania y recientemente en cuartos del torneo de Linz ante la china Xinyu. Una serie de malos resultados que ella misma ha detectado y que la llevarán a alejarse del tenis durante un tiempo.
Raducanu ha sido clara en esas mismas declaraciones: "No he estado de vacaciones en siete años, así que sería bueno tener la oportunidad". La desconexión es necesaria. "Voy a desconectar por completo y luego, cuando vuelva la pretemporada, tengo mucho hambre y motivación para hacerlo mejor".
La tenista británica es consciente de que habrá "opiniones" sobre su decisión y sus resultados, pero su intención es mantenerse rodeada de "un pequeño círculo" que la sustente y evite malas influencias. 2022 comenzará con el foco sobre su progresión. Y más después de no haber conseguido un buen resultado desde su histórico triunfo en la final del US Open con solo 18 años.
El control psicológico, más a la vista de lo sucedido en los últimos meses con otra tenista prometedora como Osaka, será uno de los ejes de la nueva Emma Raducanu. Nuevo entrenador, nueva estrategia y nuevo año donde dejar de ser 'la invitada' para convertirse en 'la candidata' al título.
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