Peng Shuai y la predicción de la WTA: de desvelar los abusos del régimen chino a negarlos todo en dos meses

Un mensaje y una denuncia muy clara. Peng Shuai, una de las tenistas chinas de mayor impacto del país, filtraba en redes sociales a principios de noviembre que había sufrido abusos por parte de un alto cargo del gobierno chino. La deportista señaló directamente a Zhang Gaoli, peso pesado del Partido Comunista y exviceprimer ministro del gigante asiático. La revelación generó una campaña mundial a su favor, pero no han pasado ni dos meses y Peng Shuai ha corregido su versión.

La tenista, que desapareció durante unos días después de esa denuncia pública, ha intentado mandar un mensaje de calma a la comunidad internacional. Después de las diversas peticiones de que se pronunciara, y especialmente pensando en una posible retención ilegal por parte de las autoridades chinas, Peng Shuai ha rectificado su versión inicial: todo se sacó de contexto y se trató de un malentendido.

Un cambio de postura que no hace más que aumentar las dudas sobre su situación y que, además, cumple una de las teorías impulsadas por la WTA, la organización más beligerante hasta le momento contra China. El organismo que lidera el tenis femenino mundial ya aseguró en un primer momento que la tenista, en caso de no estar en una atmósfera de seguridad, podría cambiar sus declaraciones con el objetivo de frenar las investigaciones sobre China y sus ataques a la libertad de la jugadora.

"Nunca he dicho ni escrito que alguien me agredió sexualmente. Quiero hacer énfasis sobre esto para aclararlo", ha reconocido en las últimas horas Peng Shuai. Unas palabras muy diferentes a las publicadas el pasado 4 de noviembre y que, tras la censura de las autoridades chinas, quedaron completamente borradas de los móviles de país. Peng Shuai relató entonces los abusos sufridos por el dirigente chino y, debido a su desaparición de todos los medios, despertó el interés del resto de compañeros de profesión. 

La WTA inicia la batalla

Steve Simon, presidente de la WTA, nunca cayó en el conformismo tras las primeras declaraciones de Peng Shuai. La tenista primero protagonizó unas imágenes donde parecía encontrarse en buen estado físico. Y, poco después, mantuvo una breve videoconferencia con el presidente del COI, Thomas Bach, con el objetivo de descartar cualquier tipo de retención por parte del gobierno chino. Escenas que nunca compraron desde la WTA, que no hizo más que aumentar su pulso al país asiático.

Simon, por medio de un comunicado, puso en duda diversos aspectos de ese vídeo publicado. Y después de varios días donde no hubo ningún cambio respecto a la tenista, el máximo responsable de la WTA confirmó que se suspendían todos los torneos previstos para disputarse en territorio chino. Un movimiento que puso en jaque al resto de competiciones y que, por el momento, ha dejado en solitario a Simon en su guerra contra China.

"No veo cómo puedo pedir a nuestros deportistas que compitan allí cuando a Peng Shuai no se le permite comunicarse libremente y aparentemente ha sido presionada para contradecir su acusación de agresión sexual", subrayó. Unas declaraciones que han acabado cumpliéndose tras las útimas palabras de la tenista.

El impulso a un boicot

Las tensiones por el 'caso Peng Shuai', ahora destruido por la propia tenista, han provocado en gran parte que se reforzara la idea de un posible boicot a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022. Esto, sumado al conflicto político, llevó a Estados Unidos a hacer oficial su guerra contra la cita deportiva. Desde el equipo de Joe Biden confirmaron que no acudiría ningún representante del gobierno estadounidense a la cita. Una decisión que siguieron países como Nueva Zelanda o Reino Unido, que se sumaron a las pocas horas al boicot diplomático.

Está por ver qué pasará con el resto de países participantes, especialmente los que conforman la Unión Europea. España seguirá una postura consensuada con el resto de estados miembros y, por el momento, no se ha producido ningún movimiento oficial. China, por su parte, ya advirtió en tono amenazante que todo aquel que colaborara en el boicot "pagará un precio" por sus actos.

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