La guerra abierta de Novak Djokovic en Australia no es un simple pulso más de los que ha iniciado el tenista serbio en el mundo del tenis. El número uno del mundo contaba con una oportunidad de oro para convertirse, al menos durante unas semanas, en el mejor jugador de toda la historia del circuito en caso de ganar su Grand Slam número 21. Pero, con el paso de los días y el desarrollo de la polémica con las autoridades, Djokovic tiene mucho más en juego que un simple 'grande'. El serbio se ha convertido en todo un referente tanto dentro de la corriente antivacunas como entre los que rechazan la vacunación obligatoria.
La presencia de Novak Djokovic sigue en el aire. El juez Kelly le ha dado la razón en la vista realizada este mismo lunes y el serbio, según su dictamen, tiene vía libre para participar. Mientras su familia daba una dura rueda de prensa donde hablaba de acoso y persecución, el serbio se encontraba en la pista de Melbourne después de varios días recluido en un hotel muy alejado de las lujosas instalaciones a las que estaba acostumbrado. Ahora es Australia, y más bien su gobierno, quien debe decidir si seguir las instrucciones judiciales o si usar su capacidad legal para deportar a Djokovic.
Pase lo que pase, la importancia de participar en el Open de Australia es notable para Novak Djokovic. En caso de ganar, el jugador hará historia convirtiéndose en el que más Grand Slams tiene con un total de 21 (frente a los 20 de Rafa Nadal y Roger Federer). Y, además, se erigirá como héroe para muchos de sus leales seguidores que estos días han impulsado una campaña tanto en redes sociales como con concentraciones en las calles para respaldar al número uno del mundo.
El idilio de Djokovic con el Open de Australia comenzó en 2008. El serbio inició ahí lo que ha resultado ser una historia de amor tenística. Nadal tiene su vínculo especial con Roland Garros y Djokovic sigue la misma relación deportiva con el Open de Australia. El tenista balear, único que puede plantarle cara en la pelea por la historia, ya ha reconocido que no se ve como "un candidato real" de poder ser campeón.
El serbio ganó en 2011, también en 2012 y 2013. Tras un año faltando a su cita, recuperó el éxito en Melbourne en 2015 y lo prosiguió en 2016. Tuvieron que pasar tres años para que 'Nole' volviera a su mejor forma en la pista dura de Australia: 2019, 2020 y 2021 cayeron en sus manos. Así las cosas, el Open de Australia es su torneo fetiche con nueve títulos frente a los seis de Wimbledon o los tres del US Open.
Por todo ello, la presencia de Djokovic generaba tanto interés. Las dudas sobre si estaría en el abierto comenzaron hace meses. Él dejó claro que se oponía a la vacunación obligatoria. De hecho, al principio de la pandemia, reconoció que no estaba a favor de inyectarse ninguna dosis. Mientras tanto, Australia iniciaba el proceso para hacer la vacunación obligatoria. De ser así, Novak Djokovic no iba a participar.
El serbio mantuvo la duda hasta el último momento. La presión en cada comparecencia crecía. Y el Open, además, corría el riesgo de perder al jugador que más expectación puede generar en su pista. Finalmente, la organización confirmó su presencia en el cuadro y días después se indicó que había recibido una exención médica. El sector del tenis y la población del país se alborotaron al ver un trato de favor sobre el serbio. Ahí comenzó la polémica que ha acabado en un juicio.
La posible deportación
Novak Djokovic se presentó en Australia, pero las autoridades del aeropuerto no le dejaron acceder. Según se informó en un primer momento, había habido un error al solicitar el visado. Djokovic se tuvo que aislar en un hotel cercano y diferentes autoridades australianas aseguraron que no iban a darle un permiso especial si no seguía los mismos pasos que todo ciudadano.
El caso se convirtió en una lucha política. Los Djokovic caldearon el ambiente hablando de un ataque contra el jugador. Las autoridades serbias también defendieron a su estrella. Y mientras, todas las miradas apuntaban a la vista de este lunes. Gracias a este juicio se empezaron a conocer detalles de cómo había sucedido todo.
Las dudas con su contagio
Djokovic, por medio de un escrito de sus abogados, explicó que había recibido la exención médica por haber pasado recientemente la Covid-19. Este contagio, a diferencia de lo que suele ocurrir con grandes estrellas del deporte, no se había hecho público. Según el jugador, dio positivo el 16 de diciembre y el día 1 de enero recibió ese visto bueno de la Federación de Tenis para poder entrar al país y participar. Australia, por su parte, ha indicado recientemente que cualquier exención y visado puede ser revisado al llegar a su territorio.
Las incógnitas que han surgido respecto a ese contagio son varias. Y es que, si Djokovic dio positivo realmente el 16 de diciembre, no se entiende que acudiera durante los días posteriores a varios actos públicos sin mascarilla ni ningún tipo de medida de seguridad sanitaria tal y como reflejan las imágenes compartidas por él y otras organizaciones en redes sociales.
De igual manera, la exención médica aprobada en un primer momento y ahora intentando ser revocada por Australia necesitará de una explicación. La tensión política y el hecho de que el serbio sea un rostro conocido pueden haber influido en toda la polémica derivada.
Novak Djokovic, por lo tanto, terminará este Open de Australia reforzado. En caso de jugar la motivación será extra, pues habrá ganado tanto el torneo como la batalla contra Australia por las medidas Covid. Si el país acaba deportándole, el serbio seguirá como vencedor después de haber recibido el visto bueno del tribunal australiano para poder participar en el Open. La historia espera al serbio, aunque no se sabe con qué título bajo el brazo.
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