A Daniil Medvedev (Moscú, 1996) no le importa si cae simpático o no. Su paso por el Abierto de Australia, cuya final disputará este domingo contra Rafa Nadal, da fe de ello. En cada partido le llueven los abucheos y él responde a golpe de raqueta y con una sonrisa que ni en sus mejores victorias se le había visto. Su fuerte temperamento siempre le trae nuevos enemigos, pero en Melbourne se lo toman de una forma hasta personal.
La causa de que todos odien a Medvedev en Australia tiene nombre y apellido: Novak Djokovic. La deportación del serbio al no estar vacunado le dejó a Daniil, en su condición de número dos del mundo, como favorito al título. Eso podría dar a pensar que a Medvedev le parecía bien que su rival no participara, pero no fue así. En esa ola de polémica e incertidumbre, él se mostró a favor del tenista de Belgrado.
"Si tenía una exención, debería jugar el Abierto", llegó a decir Medvedev. Aquella sentencia le puso la cruz del 80% público aussie que rechazaba que Nole jugara el torneo. Desde su debut se lo han recordado y él no ha hecho demasiado para calmar la situación, hasta el punto de acordarse de Djokovic tras su épica remontada en cuartos: "Me dije a mí mismo: '¿Qué haría Novak?'". Con tres palabras encendió el ambiente.
Odiado por todos. Tiene 25 años, pero hace tiempo que ya dejó huella con sus polémicas. En el US Open todavía recuerdan la que montó en 2019, humillando a un recogepelotas y haciendo una peineta al público. La ira de la gente tras eso no hizo más que alimentar su ansia de victoria: "Estando en mi contra me dan muchísima energía. Gracias. Sigan. Son los mejores", dijo en mitad de la pista. Llegó hasta la final donde se topó precisamente contra Nadal, quien levantó su penúltimo Grand Slam conquistado hasta la fecha.
También ha hecho enemigos en Wimbledon, donde con apenas 21 años en 2017, lanzó monedas al juez de silla tras una derrota al no fiarse de su criterio. Más recientemente, en 2021, volvió a estallar por la disparidad en los ánimos entre él y el español Carlos Alcaraz, quien sorprendió por su descaro a su corta edad.
No se muerde la lengua sea quien sea el que esté delante. El mejor ejemplo es lo que se vio este viernes en su partido contra Stefanos Tsitsipas. Daniil estalló por los gritos del padre del griego y lo pagó con el juez de silla, español, al que llamó "estúpido" y abroncó de forma violenta: "¡Mírame! ¡Te estoy hablando a ti!", vociferó. Difícil hacer amigos con sus maneras.
El "campeón" de Vladimir Putin
Bien distinta es la imagen que se tiene de él en su país. Los gritos que se escuchan a su favor en la Rod Laver Arena son de sus compatriotas, que no son pocos. Medvedev es uno de sus grandes deportistas y el presidente Vladimir Putin acostumbra a felicitarle en cada uno de sus éxitos: "¡Así juegan los grandes campeones!", le alentó el líder ruso tras conquistar el 13 de septiembre de 2021 su primer Grand Slam. Su momento le llegó contra Djokovic en el US Open, como no podía ser de otra manera.
Aquella felicitación coincidió con un momento en el que otro Medvedev, Dmitri, el exprimer ministro y mano derecha de Putin, caía en el olvido tras su drástica pérdida de popularidad entre acusaciones de corrupción. El temor de que eso afectara a la imagen del partido acabó prácticamente con él. Ahora el Medvedev en el que de verdad confía el presidente de la Federación es otro y es tenista.
La gran amenaza del Big Three
Putin a buen seguro que verá por televisión la final del Abierto de Australia del domingo. Para Daniil es la oportunidad de confirmarse como la gran amenaza del Big Three del tenis. A Djokovic ya le arruinó en Nueva York el sueño de ser el tenista con más Grand Slams de la historia y ahora quiere repetir lo mismo con Nadal. Al español solo le ha ganado en una de las cuatro veces que se han enfrentado, pero ese triunfo fue en su último cara a cara en las semis de las ATP Finals de 2020.
Al que nunca ha vencido es a Federer, al que reconoció que "odiaba cuando tenía 10 años" por verle ganar una y otra vez. Pero el suizo, a sus 40 años y enfrascado en una dura batalla contra su retirada, no parece a día de hoy que vaya a tener grandes opciones de pasar de los 20 Grand Slams que le empatan con Rafa y Novak.
Medvedev es la pared que le separa de ser el mejor tenista de la historia. Un muro, más bien, por lo difícil que es ganarle. Lo comprobó el joven Auger-Aliassime, que cedió un 2-0 de ventaja, y lo volvió a comprobar Tsitsipas.
Nadal tendrá en su garra y en el apoyo del público sus armas para tratar de desajustar a un tenista con muy pocos agujeros. Australia quiere ver a Rafa hacer historia sobre su enemigo público Djokovic. El único que lo puede impedir es el segundo tenista más odiado en el territorio aussie.
[Más información: Daniil Medvedev, el aspirante a Nº1 del tenis que no gusta al público por su historial de peleas]
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