No hay manera de parar a Rafael Nadal, o al menos todavía nadie la ha encontrado. Este sábado, el español se estrenó en Indian Wells resistiendo 6-2, 1-6, 7-6 a Sebastian Korda para extender a 16-0 su inmaculado inicio de temporada con una lección de supervivencia familiar: el campeón de 21 grandes perdía 2-5 en el tercer parcial, pero acabó levantando los brazos en otra reacción para enmarcar.
“Pensaba que iba a perder hoy, pero eso no quiere decir que vaya a dejar de luchar”, dijo Nadal. “Quería terminar el partido con mejores sensaciones, y necesitaba pelear para encontrarlas en ese último juego. Yo he jugado un poco mejor, él ha cometido errores. Todos nos ponemos nerviosos cuando tenemos que cerrar una victoria. Con 4-5 ya era solo un break. Si eres capaz de pegar un par de bolas buenas…”.
El balear había resuelto el primer parcial en un cuarto de hora, a pesar de que necesitó más tiempo para llevárselo. En esos primeros 15 minutos, Nadal ganaba a Korda por 4-0 (doble break), una brecha que el estadounidense encajó con dificultad y que terminó llevándole a bajar los brazos ante un contrario en estado de gracia que escupió con colmillo retorcido cada pelota, fuego producido con la raqueta.
Físicamente impecable, Nadal desarmó el juego de Korda con una movilidad endiablada que le dio la posibilidad de ganar la milésima de segundo extra que marca la diferencia entre llegar bien posicionado al siguiente golpe o ir a remolque en los intercambios. Con ese impulso, el número cuatro dominó los peloteos y se colocó en una posición ventajosa para abrochar el triunfo sin sobresaltos, en línea recta.
Un tremendo enredo al saque, sin embargo, le costó a Nadal un mal trago que pudo acabar aún peor. Perdida la coordinación con su servicio, el español le abrió la puerta del encuentro a Korda, que aprovechó la invitación con dos breaks que le llevaron a forzar el tercer set y tomar la iniciativa en el arranque (3-2) con el cuchillo entre los dientes, jugando muy agresivo ante un oponente grogui.
Desde entonces, Nadal jugó sin saque y Korda lo interpretó como una oportunidad maravillosa para sumar el triunfo más importante de su vida con solo 21 años… hasta que el vértigo a la victoria se el enganchó a la espalda cuando le llegó la hora de cerrar el triunfo, momento que suele estar lleno de fantasmas.
Nadal lo vio y no dudó: primero se colocó 5-5 (escalando desde 2-5), luego se aseguró el desempate y finalmente mordió el triunfo. Así, el español remontó para presentar su candidatura a un título que le resulta familiar: el campeón de 21 grandes ha conquistado tres veces el desierto californiano (2007, 2009 y 2013) y ahora, con 35 años, vuelve como un tiro para volver a hacerlo.