Zeljko Obradovic (Čačak, Serbia; 1960) ha tenido una vida de película. El mejor entrenador de la historia del baloncesto europeo ha pasado por todo, intercalando momentos en los que tocaba fondo y otros en los que lo que acariciaba era el cielo. Una vida en la que ha levantado más Euroligas que cualquier otro técnico (9), pero también que sufrió las consecuencias de la guerra.
En estos días, en los que la actualidad a nivel global gira en torno a lo que acontece en Ucrania, unas palabras de Obradovic sobre la invasión rusa han generado gran repercusión: "Esta no es la primera guerra en nuestra vida. Tengo 62 años, recuerdo muchas cosas de mi vida, pero no recuerdo que la gente hablara tanto cuando mi país fue bombardeado en 1999", dijo el pasado martes.
Su Partizan de Belgrado, al que volvió a dirigir en 2021 casi dos décadas después de su última vez, acababa de perder en Eurocup ante el Lietkabelis lituano y Obradovic no estaba de humor. Le preguntaron por lo que está ocurriendo en Ucrania y en su tibia respuesta criticó la repercusión mediática del conflicto, a diferencia de otros, entre ellos los bombardeos que sufrieron los países de los Balcanes por parte de la OTAN a finales del siglo pasado.
"No vi a la gente reaccionar y hablar tanto. También en Irak, en Siria y en Afganistán. Ahora la gente está hablando de lo que está pasando en Ucrania y, por supuesto, tienen derecho a hacerlo. Por supuesto, como persona, estoy en contra de cualquier tipo de guerra, ya es terrible cuando solo muere un hombre en cualquier guerra", añadió.
A Obradovic le pilló su transición de jugador a entrenador justo cuando empezó la guerra de Yugoslavia. Era 1991 y aquel verano renunció a jugar el Europeo con su selección para centrarse en su preparación como técnico. Iba a coger las riendas de un Partizan del que había sido base durante los siete años anteriores. En el plano geográfico, Eslovenia y Croacia declaraban su independencia y empezaban las tensiones que desembocaron en la guerra.
En su primera temporada como entrenador (1991/1992) consiguió su primera Copa de Europa. Pese a tener ese final, el curso había sido difícil porque el equipo se tuvo que exiliar por el comienzo del conflicto bélico. Obradovic y los suyos encontraron cobijo en la ciudad madrileña de Fuenlabrada, donde jugaron sus partidos como local en Europa. Seguir con el baloncesto en mitad de la guerra que ocurría en su país no fue fácil: "Era muy difícil aislarnos de todo lo que pasaba en nuestro país, pero en la vida hay que acostumbrarse a las situaciones", narraba Zeljko en un reportaje de Informe Robinson.
El conflicto siguió con los años y en 1999 se produjo el bombardeo de la OTAN sobre la República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro). Para entonces, Obradovic tenía tres Euroligas y era entrenador del Pallacanestro Treviso italiano. Desde la distancia siguió la matanza de centenares de sus compatriotas: ·Esa guerra fue una desgracia. Cuando los bombardeos de la OTAN (en 1999) estaba en Treviso y podía ver a los aviones despegando para bombardear mi país natal. No hay justicia cuando algunas naciones son las que juegan el papel de sheriffs", comentó hace unos años.
Obradovic no olvida la guerra y ahora mira con cierta tibieza la repercusión mediática de la guerra en Ucrania, provocada por la presión rusa para que el país fronterizo no se uniera a la OTAN y esta redujera su presencia militar en Europa del Este.
Dos experiencias traumáticas
En la vida de Obradovic ha habido otros episodios trágicos, que no tienen que ver con la guerra. Antes de forjar su leyenda cumplió condena en la cárcel por homicidio involuntario al atropellar a una mujer con su coche. No fue la única vez que estuvo entre rejas, siendo arrestado en otra ocasión por ciertos probleemas con las autoridades militares.
En España, en 1996, conoció la otra cara de la moneda. Le tocó vivir otro episodio dramático al sufrir un nuevo accidente de tráfico. Aquella vez se salió de la carretera con el coche que conducía su compatriota Dejan Djonovic y volcó tras chocar contra un poste telefónico. Salió herido leve, con apenas una luxación de codo, pero el incidente le traumó: "Pensé que había muerto y que por un momento había resucitado del mundo de los muertos. Entonces comprendí lo importante que es la vida", ha recordado en alguna ocasión. Así ha sido la vida de Obradovic.