"Ha sido un día duro. Cuando me levanté no me encontraba bien, pero fui capaz de acabar el partido luchando como fuera. No sé muy bien cómo gané, pero estoy muy feliz". Las palabras de Paula Badosa tras su victoria contra la checa Linda Fruhvirtová en Miami reflejan lo sufrido que fue para ella alcanzar los cuartos del Masters 1.000.
La victoria, por su parte, refleja algo más de Badosa: su tenis está en un punto en el que ni los problemas físicos son una barrera insalvable. Quedó claro durante la madrugada de lunes al martes, en la que la tenista española lo pasó realmente mal y pese a ello se mantuvo firme para ganar con solvencia (6-2 y 6-3).
Como si estuviera padeciendo algún tipo de indisposición, Badosa parecía mareada en la pista, con problemas para respirar entre los puntos, con mal color en la cara, con síntomas de agotamiento y con dificultades para moverse.
Esas malas sensaciones se percibieron desde el comienzo del partido puesto que la española recibió asistencia tras el tercer juego del encuentro y los servicios médicos del torneo le tomaron la presión antes de continuar jugando.
Daba la impresión de que Badosa se podía retirar en cualquier momento, pero la española tiró de orgullo y se sobrepuso de forma admirable a todos los obstáculos para derrotar a Fruhvirtová por 6-2 y 6-3 en una hora y 22 minutos.
Badosa, sexta del mundo y cada vez más consolidada entre las mejores raquetas del planeta, se medirá en cuartos de final a la estadounidense Jessica Pegula, número 21 del ranking de la WTA y que superó los octavos de final debido al abandono de la ucraniana Anhelina Kalinina.
Victoria contra la revelación
Al margen de sus problemas físicos, Badosa tenía un partido trampa ante Fruhvirtová, una joven de solo 16 años que ya figura como una gran promesa del tenis.
La checa enseñó sus cartas pronto puesto que Badosa tuvo que salvar cuatro bolas de break en su primer turno al saque. Sin embargo, la española se rehízo y rompió el servicio de su rival justo después (2-1).
Después de recibir asistencia médica y dando señales evidentes de que no se encontraba bien, Badosa sacó fuerzas de la reserva para mantener su servicio y lograr otro break que le ponía el primer set en bandeja (4-1).
Tras cerrar la primera manga (6-2), Badosa empezó cuesta arriba el segundo set al conceder un break nada más empezar (0-2). Sin embargo, Badosa volvió a exhibir un gran espíritu de batalla y resistencia y rompió el servicio de Fruhvirtová justo después para igualar el set (2-2).
Amparándose en la solidez de su derecha y la contundencia de su juego desde el fondo, Badosa tomó la delantera con un nuevo break y agitó el puño como si por fin creyera que, pese a todas las dificultades, realmente podía anotarse el triunfo.
Poco después acabó en cuclillas tras un larguísimo punto que resolvió con un gran revés cruzado, pero Badosa también soltó un grito para el 4-2 después de un partido en el que sus muy limitadas fuerzas no le permitían mostrar sus habituales gestos de rabia.
Fruhvirtová trató de buscar los ángulos y hacer correr a Badosa con numerosas dejadas, pero la española resistió de una manera asombrosa, levantó la mano izquierda para celebrar la victoria y colocó su nombre entre las ocho mejores de Miami.
[Más información: Azarenka, Osaka, Barty… la salud mental, un problema que golpea al tenis femenino]