Rafa Nadal y Roger Federer protagonizaron la rivalidad más grande de la historia del tenis. Hoy siguen en activo a sus 35 y 40 años, respectivamente, pero es una certeza que sus mejores enfrentamientos los dieron tiempo atrás. En su punto álgido tuvieron un cara a cara tan épico como simbólico del que han pasado tres lustros: la 'Batalla de las Superficies'.
El 2 de mayo de 2007, Federer y Nadal, nº 1 y nº 2 del mundo, se enfrentaron en uno de los partidos más especiales de todos los tiempos: una pista mitad hierba y mitad tierra, sobre ella los dos mejores de cada superficie. La peculiaridad del desafío atrajo a todo el mundo en busca de determinar cuál de los dos tenistas era más completo que el otro.
Nadie podía rebatirles que eran los mejores en su terreno. En el momento del partido, Nadal estaba invicto en 72 partidos consecutivos en tierra batida y Federer estaba en una racha de 48 encuentros sin perder en partidos sobre hierba.
El partido se celebró cerca de la casa Rafa, en Palma de Mallorca. El Palma Arena se habilitó para que en su interior se construyera una cancha única con dos superficies diferentes a cada lado, lo nunca visto. Para fabricar tal maravilla se necesitó invertir más de 1,5 millones de euros y llevó 19 días para su montaje.
El curioso experimento, ingeniado por una empresa de publicidad y apoyado financieramente por la Dirección General de Deportes del Gobierno balear, estuvo cerca de no celebrarse por un problema inesperado. Horas antes del partido se tuvo que levantar todo el tapiz de césped por una invasión de gusanos y se logró colocar en tiempo récord un césped que lo reemplazara.
Nadal se llevó la batalla
No era un partido de exhibición cualquiera y así se lo tomaron los dos protagonistas. "Ambos estamos ansiosos por este evento absolutamente nuevo. La idea me atrae mucho ya que ambos dominamos una de las superficies. Y debería ser interesante ver quién elige la mejor táctica", decía Federer antes del esperado partido.
La igualdad fue máxima, aunque la balanza se decantó del lado de Rafa en el desempate. 7–5, 4–6, 7–6 (12–10) ganó Nadal a Federer, quien también tuvo alguna bola de partido para llevarse la victoria. Un evento que fue un regalo para los aficionados y que, sorprendentemente, no se ha vuelto a repetir con el tiempo.
"Ha sido una bonita experiencia, aunque antes del partido pensé que sería un desastre porque sentía que me iba a costar mucho adaptarme a la cancha. Lo he pasado bien y eso es importante. A los dos nos gustaría repetir esta experiencia porque, aunque el partido no fue real, nos permitió jugar por puntos sin mucha tensión y jugar más relajados", analizaba Nadal tras el encuentro.
Nadal y Federer dieron la batalla que se esperaba de dos campeones de su talla. Roger llevaba cinco años invicto sobre la hierba, ganando 48 partidos seguidos en esta superficie. Desde 2003, año en el que ganó su primer Wimbledon, no había perdido en su terreno fetiche. Cuando se dio la exhibición en Mallorca, el suizo ya había ganado cuatro de los ocho títulos que posee del torneo del All England Club.
Rafa no perdía desde 2005 en tierra batida. Era el dominador absoluto con dos coronas de Rolad Garros a pesar de no haber cumplido los 21 años. Federer tenía 26. Eran otros tiempos, aunque ambos ya habían dejado duelos memorables como las dos veces que Nadal eliminó a Roger en París (en semis -2005- y en la final -2006-) y la final de Wimbledon de 2006 en la que el suizo se tomó la revancha.
Las rachas fueron cortadas por ellos mismos. No podía ser de otra manera. Primer se terminó la de Nadal, a las pocas semanas de este partido de exhibición. Fue en la final del Abierto de Hamburgo, donde Federer puso fin a la racha ganadora de 81 partidos de Nadal en tierra batida al vencerlo por primera vez en dicha superficie (2-6, 6-2, 6 -0).
Los reyes de las superficies
La de Roger tardó algo más, aguantando hasta 2008 y alcanzando las 65 victorias seguidas. Acabó a lo grande, en la primera vez que Nadal conquistó el Wimbledon imponiéndose a Federer en uno de los grandes clásicos de la historia del tenis. El resultado de la final fue de 6-4, 6-4, 6-7, 6-7, 9-7.
Los años no hicieron más que engordar las leyendas de estas dos raquetas. Hasta la fecha, se han enfrentado un total de 40 veces. El español domina con un global de 24-16 frente al suizo. Cada un lideró en su superficie, eso sí, con 14-2 de Rafa sobre Roger en tierra batida y un 3-1 de Nadal sobre Federer en hierba. Iconos.
Durante sus carreras han capitalizado los récords. Federer, por ejemplo, tiene el de más victorias en hierba con 192 triunfos (por solo 29 derrotas). Su porcentaje solo es superado por el de Bill Tilden (90,52%), quedando el del suizo en un 86,9% de victorias. En su palmarés se reflejan 19 títulos, más que nadie en hierba, brillando con luz propia sus ocho Wimbledon.
Nadal es, hasta la actualidad, el tenista con mayor porcentaje de victorias en tierra batida (91,5%). Su global es de 464 victorias y 43 derrotas, habiendo solo dos tenistas que acumularon más triunfos sobre arcilla: Guillermo Vilas (681) y Manuel Orantes (569). A títulos, como ocurre con Federer en hierba, no le supera nadie: 81 y 13 Roland Garros. Ambos tienen las mejores rachas, las cuales chocaron en una 'Batalla de las Superficies' que seguirá trascendiendo entre generaciones.
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