El 28 de mayo de 2021, todo era oscuridad. El 30 de abril de 2022, todo era luz. Y por el camino, una amplia amalgama de claroscuros, pero siempre con la mirada fijada hacia delante. Un punto situado en el horizonte y una pelea incansable para volver a ser la más grande. Así es como Carolina Marín ha conseguido pasar de las tinieblas de su grave lesión a volver a conquistar Europa con su juego, su magia y su carisma. 

Entre esas dos fechas han pasado más de once meses. Un total de 337 días que han servido para forjar una versión mejorada de Carolina. Ella misma afirmaba, antes de consumar su regreso en el Europeo de Madrid, que su reto era ofrecer su mejor imagen. Una cara que pudiera superar a la mejor Carolina vista hasta ahora. Quizás es pronto para saber si lo ha conseguido, pero lo cierto es que va por muy buen camino. 

La onubense se destrozó la rodilla a finales del mes de mayo del año pasado. Una rotura del ligamento cruzado que daba al traste con su temporada. Venía de haberse proclamado campeona continental por quinta vez en su carrera, todas ellas seguidas desde el 2014. Sin embargo, tenía que decir adiós al sueño de los Juegos Olímpicos sin poder ejercer la defensa de su medalla de oro ganada en Río de Janeiro en 2016

Cinco años esperando una oportunidad que se esfumaba por un mal gesto. Por si esto fuera poco, detrás del sueño olímpico se iba también uno de los más especiales que ha tenido en su carrera. En el mes de diciembre se disputaba el Mundial de bádminton en su casa, en Huelva, en el pabellón que llevaba su nombre. Lo intentó todo, pero no pudo llegar. Volvía la oscuridad, pero 'Caro' y su entrenador Fernando Rivas se abrazaban a la calma y ponían la mirada ya en este Europeo que ha consumado un regreso triunfal. 

El regreso dorado de Carolina Marín: así es su nueva versión mejorada física y mentalmente Europa Press

El regreso a la cumbre

Después de quedarse fuera de ese Mundial de Huelva, comenzaron las dudas sobre lo que estaba sucediendo con Carolina. Si diciembre había sido una opción real, no había explicación para saber por qué su regreso se estaba demorando tanto durante el 2022. Sin embargo, Carolina y su equipo, después del esfuerzo de intentar jugar ante su gente, quisieron hacer las cosas bien y regresar cuando hubiera plenas garantías de que podía brillar en la élite. Por eso pusieron sus miras en el Europeo de Madrid. 

Así pues, la onubense ha dejado exhibición tras exhibición durante esta semana en las pistas polideportivas de Gallur en la capital de España. En parte, también era jugar como en casa, ya que la afición ha apoyado a la andaluza de manera incondicional. De hecho, ella misma ha afirmado haberse emocionado durante los partidos, llegando a situaciones en las que le costó incluso controlar los nervios y las sensaciones. 

'Caro' superó la primera ronda sin necesidad de jugar gracias a la posición que conservaba como cabeza de serie. En la segunda se encontró a la checa Katerina Tomalova, que tampoco había jugado en la fase anterior. Victoria por la vía rápida en dos sets en lo que era el partido de su regreso. Su vuelta a las pistas casi once meses después de su lesión. Pero Marín casi ni lo notó. Abrumada por el apoyo de la grada, desplegó su mejor nivel y demostró estar preparada para cualquier reto. 

Antes de su debut, Carolina ya había dicho que su objetivo real era ganar o pelear por ello. Sabía que iba a ser difícil por todo lo que tenía detrás, pero no quería hacer una aparición con titubeos, quería darlo todo sin frenos. En octavos, la andaluza se midió a la ucraniana Maria Ulitina a la que arrasó también como un ciclón. Triunfo en dos setos y partido de menos de 23 minutos. 'Caro' ya estaba en cuartos. 

Ahí llegó su duelo más complicado y el único set cedido en todo el torneo. La danesa Line Kjaersfeldt, una de sus grandes rivales durante toda su carrera, le puso en verdaderos aprietos. Le tenía ganas especialmente. Se llevó la primera manga con claridad, pero en la segunda, Line dio un golpe de efecto al partido que pocos esperaban.

Carolina Marín salvando un punto imposible en el Europeo de bádminton 2022 de Madrid EFE

 

Aparecieron así los peores fantasmas de Carolina. Los momentos de dudas, de bloqueo mental, de sentirse fuera del partido, quizás superada por el escenario y por la situación. Cedió el segundo set, pero supo volver a tiempo. Se reseteó, miró hacia delante y volvió a creer y a confiar demostrando su fortaleza mental, aspecto en el que ha trabajo y mucho estos meses. Ganó el tercer set por un apretado 21-17 y se metió en las semifinales. 

Esa victoria fue clave, ya que superado ese gran bache, todo le fue de cara. Arrolló a Yigit en las semifinales con un juego agresivo y muy variado, demostrando quizás sus momentos de mayor brillantez en un escenario de máxima presión y consiguió el billete a la final. Y este sábado tumbó, también sin demostrar piedad, a la escocesa Kirsty Gilmour a la que atropelló gracias a dos buenos parciales, uno en cada set, que le dejaron a las puertas de la victoria. 

Nada más ganar el último punto, Carolina se fue al suelo sin poder aguantar las lágrimas. Habían sido muchas horas de esfuerzo, de sufrimiento y sobre todo de volver a pasar por algo que ya había superado unos años antes. Después se subió a lo más alto del podio, mordió su medalla de oro al estilo de su ídolo, Rafa Nadal, y señaló el seis con los dedos en virtud de sus seis coronas europeas. Y rompió a llorar una vez más mientras escuchaba el himno de España y mientras ordenaba en su cabeza tantas emociones. 

Una Carolina Marín mejorada

Antes de poner su primer pie en la pista, Carolina Marín ya tenía claro lo que quería para su primera aparición: ganar. El objetivo durante toda su recuperación ha sido a largo plazo. Regresar cuando estuviera totalmente recuperada, pero con la convicción de llegar en plenitud a los Juegos Olímpicos de París 2024. Podía parecer una fecha muy lejana, pero era la verdad. Sin embargo, 'Caro' y su equipo han demostrado que eso no implicaba dejar atrás el resto de objetivos que había por el camino. 

Tras superar su escollo más complicado, los cuartos ante Line Kjaersfeldt, dejó la frase del torneo: "Las rivales saben que he vuelto". La danesa lo notó en sus carnes, ya que abandonó el polideportivo de Gallur llorando por la impotencia que le producía no haber aprovechado su mejor oportunidad para ganar a Carolina. Era esa vez o nunca. Y falló. 

Ese partido le sirvió también a Carolina para demostrarse cuál era su nivel real: el óptimo. Y se lanzó a por el título sin piedad, triturando a todas sus rivales. Ahora tiene una medalla más de oro en su extenso palmarés, pero también el convencimiento de que todo lo que ha hecho en estos últimos once meses ha merecido la pena. 

Carolina Marín tras su segunda operación de rodilla Europa Press

Carolina se rompió el ligamento cruzado de su rodilla izquierda junto con el menisco interno y el externo. Una lesión todavía más complicada que la de 2019, cuando se rompió la rodilla derecha. Esta vez le ha dado mucho más la lata. Pero ahí ha contado, además de con su entrenador Fernando Rivas, con dos personas muy importantes en su entorno personal y deportivo. Son su preparador físico Guillermo Sánchez y su psicóloga María Martínez. Ellos le han dado el apoyo y las herramientas necesarias para regresar a lo más alto y, sobre todo, para engañar a su cerebro. 

La grave lesión de Carolina no solo le afectaba a su pierna, si no a todo su organismo. Su cerebro, consciente del problema, trabajaba para proteger en exceso la zona afectada, comportamiento que ha sido necesario cambiar a base de mucho entrenamiento. Además, la propia mente es el director de una compañía que siempre mira por el mínimo esfuerzo. Si esa pierna no puede apoyar, andar o correr, no emplea energías en que se conserve bien y así es cómo se produce la tan temida pérdida de masa muscular en los deportistas. 

Por eso, Guillermo ha tenido que idear unos sistemas de entrenamientos específicos y adaptados a cada fase de la recuperación para ir engañando cada vez más a su cerebro. Y mientras tanto, Carolina ha tenido que superar muchos baches. Estuvo los primeros tres meses casi sin poder hacer nada por lo complicado de la operación. Después apareció un quiste intermeniscal que ralentizó todo y que hizo imposible estar en el Mundial de Huelva. Y por último, la salida del 2021 y el inicio del 2022 estuvo marcada por la Covid-19 que mermaron y mucho sus fuerzas.

Pero Carolina ha conseguido superar todas esas barreras de manera incansable como ha hecho a lo largo de su vida. Como ya hizo con el golpe de la primera lesión hace tres años o como le sucedió más a nivel personal con la pérdida de su padre. Para él ha ido también esta victoria como demostraba su dedo apuntando al cielo tras tumbar a Gilmour. 

La andaluza ha adaptado cada milímetro de su preparación a su nueva condición. Y todo para ofrecer una mejor versión de ella misma. Una lesión así no se olvida, si no que se aprender a vivir y a jugar con lo que ha sucedido. Por eso es necesario mejorar la forma física, la masa muscular, la fortaleza mental y desarrollar nuevos planes de partido para evitar lo máximo posible que puedan volver a aparecer, sobre todo, los miedos.

Su equipo cree que ahora Carolina va a ser mejor jugadora porque va a saber gestionarse y controlarse mejor durante los partidos. Ella, hiperactiva por naturaleza, también ha tenido que aprender a moverse en esta nueva versión de sí misma, mucho más calculadora, efectiva y práctica. De hecho, ha adaptado incluso sus rutinas de entrenamientos en función de sus emociones antes de cada partido.

Carolina Marín y Fernando Rivas celebrando una victoria Europa Press

Pero también ha aumentado la capacidad para gestionar los conceptos tácticos y técnicos que rondan su cabeza durante el juego. Como si hubiera sido capaz de desarrollar un nivel de inteligencia aplicada al juego superior. Este estado también se ha podido conseguir gracias a las incansables horas de trabajo que ha pasado Carolina junto a su entrenador Fernando Rivas y a la aplicación de la realidad virtual en sus métodos.

El propio técnico explicaba hace unos meses cómo, mediante la gestión de varios programas informáticos y el análisis de datos relacionados con el juego, habían sido capaces de desarrollar y entrenar casi todas las situaciones posibles que se pueden dar en un partido. Y eso, trasladado a cualquier situación y momento de la vida, incluso hasta en un espacio tan reducido como una habitación de un hotel de concentración. 

Carolina ha pasado muchos meses trabajando estrechamente con Guillermo y con María de manera conjunta. De hecho, ha abandonado el despacho de su psicóloga y se la ha llevado a la pista para poder hacer una terapia más directa. 'Caro' dedica más de doce horas al día a su preparación entre la propia pista, el gimnasio, la piscina y el trabajo psicológico y mental. Todo para crear una máquina más perfecta y potente, la nueva Carolina. 

De momento, los primeros resultados se han podido ver ya en el juego. La onubense ha conseguido que fueran sus rivales las que parecía que llevaban once meses fuera. Ha demostrado una chispa y una velocidad de piernas increíble. Se le ha podido ver en una forma física insultante, más fuerte y definida, con un tren inferior apabullante y con un brazo y una espalda que derrochan poderío. La culminación de un trabajo excelente, de suprema dedicación y calculado al milímetro. Todo eso, unido a su inmeso talento, confirman el regreso de una de nuestras mejores deportistas de la historia. 

Carolina Marín ha vuelto porque es la mejor, pero también por todo ese trabajo acumulado que ha ido creando una amplia mochila de consejos, claves, aprendizajes y enseñanzas. De momento, ya tiene su primer gran título. Pero vendrán más victorias, también derrotas. Pero esta 'Caro' es otra, es mejor, y eso era muy complicado de conseguir. Más fuerte a nivel físico, pero también mental. Y con una mayor capacidad para gestionar los esfuerzos y las emociones. Un estado de plenitud merecido después de todos los golpes sufridos. El oro de París está un paso más cerca. 

[Más información: Carolina Marín se proclama campeona de Europa por sexta vez]

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