España arranca Roland Garros con dos españolas entre las diez primeras cabezas de serie del cuadro femenino. Son Paula Badosa (3) y Garbiñe Muguruza (10). Por ranking pueden estar entre las favoritas, pero no tanto por sensaciones con las que llegan al torneo de París.
2022 no ha sido el año que se esperaba ni para una ni para la otra. Ambas lo empezaron con las expectativas por las nubes, pero estas se han ido disipando y para Roland Garros no hay demasiado optimismo. Igualmente, es esta situación la que pueden aprovechar para dar la campanada en un gran escenario y cambiar su dinámica.
La rival a batir será Iga Swiatek. La número uno del mundo llega al segundo Grand Slam del año con una racha de 28 partidos seguidos ganados. La polaca ha conquistado cinco torneos consecutivos: Doha, Indian Wells, Miami, Stuttgart y Roma. Badosa y Muguruza tienen un gran reto por delante.
El cuadro de las españolas
El sorteo del cuadro final de Roland Garros, celebrado este jueves, favoreció más a Muguruza que a Badosa. La hispano-venezolana no se encontraría a Swiatek hasta una hipotética final y Badosa se cruzaría con la polaca en semis.
Badosa, que debutará el domingo contra Fiona Ferro, se mediría en los cuartos contra la bielorrusa Aryna Sabalenka, mientras que Muguruza, que se estrenará el mismo día contra Kaia Kanepi, lo haría frente a la checa Barbora Krejcikova, defensora del título.
Swiatek se mediría en cuartos contra la checa Karolina Pliskova, mientras que los otros cuartos los disputarían la tunecina Ons Jabeur, reciente ganadora en Madrid, y la griega Maria Sakkari.
La presión de Badosa
"Tengo que encontrar la balanza, que no me supere la situación de presión", reconocía Badosa antes de su debut en Roland Garros. "Las últimas dos semanas he sentido un poco de saturación, no he sabido gestionar los nervios. Tengo que mentalizarme a que la motivación y las ganas me permitan dejar de lado la presión extra", explicaba.
Llega como la tercera mejor del ránking, tras haber elevado las expectativas en un inicio brillante de temporada donde se impuso en Sydney y, agotada, alcanzó los octavos en el Abierto de Australia. Voló alto pronto, alcanzando el puesto nº2 de la WTA, pero cayó cuando la temporada entró en la tierra batida.
La presión le ha arrollado y ahora trata de superar el bache con decisiones como la de salir de las redes sociales, para "no leer comentarios desagradables". "A veces vas a fracasar y que te lo recalquen o tener que leerlo no es lo mejor", asegura.
"En las últimas semanas me hundí, no estaba fresca mentalmente, puede que sintiera demasiada presión y la prensa no paraba de preguntarme por mis derrotas. Eso no ayuda", indica la tenista, que cree estar mejor preparada para afrontar esa situación", ha explicado.
París es un buen lugar para demostrarlo. Aquí se proclamó campeona júnior en 2015 y fue el primer torneo que visitó como aficionada, cuando tenía solo 10 años y acudió con su familia para ver a Rafa Nadal, su ídolo. Allí despuntó su carrera hace dos años, cuando desde la fase previa alcanzó los octavos de final y entró en una nueva dimensión, que confirmó el año pasado, cuando ya como cabeza de serie alcanzó los cuartos.
Lesión y malos resultados
Garbiñe Muguruza se encuentra en una racha muy mala. Este miércoles, en los octavos de final del torneo de Rabat, volvió a desaprovechar la ventaja de ganar el set inicial y cayó ante la italiana Martina Trevisan, por 2-6, 6-4 y 6-1.
Lo de Muguruza, que llegó a ser número uno mundial el 11 de septiembre de 2017, en los últimos meses es complicado de entender. Inicia positiva, poniendo en liza su buen tenis, dominando a su rival y haciéndose con el primer set. Incluso, en el segundo adquiere una cierta ventaja; pero entra en barrena, cede la segunda manga y, luego, cae fácil en el tercero.
Ocurrió este miércoles en Rabat, y pasó antes este año ya en Dubái ante la rusa Veronika Kudermetova (ganó 6-3 el primer set, y estuvo 4-4 en el segundo set); en Indian Wells ante la estadounidense Alison Riske (6-0 y 3-1): y en Roma ante la kazaja Yulia Putintseva (6-3 y 5-3). Terminó perdiendo los tres.
Las sensaciones de Muguruza ante la cita próxima de Roland Garros, donde ya triunfo en 2016, desde luego no parecen ser las mejores. No levanta cabeza desde la lesión de hombro que sufrió a finales de marzo y no hay ni rastro del impulso que le dio ganar las WTA Finals de 2021.
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