Carlos Alcaraz (El Palmar, 2003) quiere ser el número 1 más joven de la historia del tenis. También ganar con 19 años el US Open, algo que no se ve en este deporte desde 1990. Tras otra épica victoria ante Frances Tiafoe, está a solo un paso. El único que lo puede evitar es Casper Ruud (Oslo, Noruega; 1998).
Antes de arrancar el US Open, en la lista de favoritos al título estaba Alcaraz. Le acompañaban otros nombres como Daniil Medvedev, Rafa Nadal, Nick Kyrgios o Stefanos Tstsipas. Todos, salvo el murciano, cayeron por el camino. No se esperaba en la final a Ruud. Y ahí está.
Casper -tras arrollar en semis al ruso Khachanov (6(5)-7, 2-6, 7-5 y 2-6)- juega su segunda final de Grand Slam, de este año y de toda su carrera. En junio disputó la de Roland Garros y perdió. Lo hizo ante una persona especial para él y que ha marcado toda su trayectoria: Rafa Nadal. El tenis del jugador nórdico se forjó desde 2018 en la academia del manacorí, su ídolo.
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Ruud es un gran talento del tenis mundial llamado a hacer cosas realmente grandes. No es de esos que está tocado por una varita como Nadal o Alcaraz, ya que disputó su primera final de un 'grande' a los 23 años y sin que lógicamente fuera el curso de su debut. Sin embargo, de lo que sí tiene oportunidad es de hacer algo histórico en el US Open: pasar del número 7 al 1 del mundo. Nadie ha hecho un salto igual.
La inestabilidad en el ranking ATP durante el último año ha puesto a Ruud frente a esta oportunidad. Era el que más difícil lo tenía de todos los aspirantes. Dependía de que Nadal y Medvedev no llegaran a la final y ahora 'solo' tiene que ganar a Alcaraz, que le saca 90 puntos en el ranking virtual. Quien venza este domingo se pondrá la corona.
De Noruega a Manacor
Casper Ruud nació entre el frío de Oslo hace casi 24 años. Desde siempre, su rutina ha sido la de ser un rara avis. Por eso eligió el tenis como deporte para hacerse un nombre. La tradición tenística en su país es alarmantemente reducida. De hecho, a sus 23, es considerado como el mejor de toda la historia después de haber superado a otro Ruud, su propio padre.
Este gigantón que roza el 1,90 de altura se convirtió en el primer jugador de su país en ganar un torneo del circuito ATP. Ahora ya acumula nueve después de que el 2022 se haya convertido en su mejor año como profesional. Tras su brillante participación en el US Open, este lunes estrenará su mejor ranking: 1º o 2º. Su padre solo llegó a ser la 39ª mejor raqueta del planeta.
Por ello, su final ante Alcaraz será casi fiesta nacional y es que estas dos semanas en Nueva York han sido históricas para él. Casper tendrá este domingo su día más esperado, el de la lucha por ser el mejor como lo ha sido tantas veces Nadal. Cuando todavía era un niño, admiraba profundamente a Rafa a quien tenía como absoluto referente. Ruud ha crecido bajo los consejos de su padre y viendo una y otra vez ganar a Nadal.
Es por eso que aunque estaba en un país en el que el tenis es un deporte minoritario, siempre soñó con convertirse en su heredero y en el rey de esta superficie. Poder seguir los pasos del manacorí sería algo único para él y es que siente verdadera devoción por el campeón español. Esta admiración por Rafa le ha llevado a ser también un rara avis en el circuito como lo es en la vida.
En tiempos en los que priman los jugadores todoterreno, algo que siempre se echó de menos en los primeros años de Nadal, Ruud ha llegado a convertirse en uno de los mejores del mundo siendo un auténtico especialista en la tierra batida. Su figura aparece firme para presentar su candidatura al trono de Nadal en la arcilla. Algo que ya hicieron otros antes como Dominic Thiem y Stefanos Tsitsipas, pero sin todo el éxito esperado.
Con ese firme propósito decidió emprender un importante viaje desde su Noruega natal hasta España en el 2018. Con la mayoría de edad recién cumplida y ya dentro del circuito profesional, aunque sin grandes resultados, se presentó en la Rafa Nadal Academy para seguir formándose y dar sus últimos pasos antes de lanzarse a la élite. Ahí fue donde conoció al jugador español, a su entrenador Carlos Moyá, a su tío Toni y al resto del equipo que acompaña normalmente al ganador de 21 Grand Slam.
También se acercó a Pedro Clar, quien se convirtió en su sombra y en el guía de su progresión. El técnico mallorquín de la Rafa Nadal Academy se centró en el caso del jugador noruego hasta formar parte de su equipo, una función que aún mantiene.
Clar tiene el secreto de la enorme progresión de un Ruud que ha dejado algunos de sus mejores golpes en las pistas que un día Rafa decidió crear para potenciar la salida de talentos como él. Para toda la factoría Nadal, lo del noruego también es una victoria muy importante.
Ruud pasó a ser uno de los ojitos derechos de la Academia y el hecho de que ahora haya llegado a su segunda final de un torneo grande supone una celebración también para el proyecto empresarial, educativo y deportivo del 'clan Nadal'.
Casper se machacó en las pistas de Rafa e incluso compartió entrenamientos y peloteos con él durante años hasta que estuvo preparado para convertirse en uno de los mayores talentos del tenis mundial. Ahora su nombre aparece junto a otros como el del propio Alcaraz o Felix Auger-Aliassime. Su edad es superior a la de ellos, pero es que Casper ha tardado algo más en explotar. Sin embargo, su 2022 está siendo para enmarcar.
La explosión de Ruud
Ruud saldrá a la pista Arthur Ashe de Nueva York con muchos retos por delante. Seguramente también con muchos nervios. Sabe también que tendrá sobre sus hombros los ojos de todos aquellos expertos que le sitúan como candidato a ser la mejor raqueta de todas. Sin embargo, el noruego y todo su equipo han trabajo duro para poder abstraerse de eso y seguir escribiendo su propio camino. Así es como lo define Clar.
Ruud es el alumno más aventajado de Rafa, pero al igual que sucede con Alcaraz, él quiere ser Casper por mucho que admire al español. Y tras el 2022 tan impresionante que está firmando, la realidad es que se está ganando ese derecho y ese mérito. El noruego ha conseguido ganar ya nueve títulos en su carrera deportiva, ocho de ellos sobre arcilla, la superficie a la que mejor se adapta con diferencia.
Solo su victoria en el ATP250 de San Diego del año pasado frente a Cameron Norrie llegó sobre pista dura. Su primera final de Grand Slam llegó también sobre tierra como también llegaron las semifinales del Masters 1000 de Roma en 2020 y 2022 y las de los Masters 1000 de Montecarlo y Madrid en 2021. Aunque son resultados discretos si se comparan con las giras de tierra batida de Nadal, por ejemplo, siguen demostrando que es uno de los grandes 'terrícolas' del circuito. La excepción que confirma la regla es su derrota en la final del Masters 1000 de Miami de este año ante Alcaraz.
Ruud está viviendo su total explosión este curso y según su equipo más cercano eso se debe a la madurez que está alcanzando y a su fortaleza mental. Dos aspectos que consideran claves en un tenis que no ha terminado de encontrar a sus grandes referentes mientras el 'Big Three' da sus últimos coletazos. Si algo se echa en falta en los Medvedev, Tsitsipas, Zverev y compañía es precisamente esa regularidad y esa mentalidad férrea. Y Casper parece haber encontrado ese camino.
Cuando llegó a la Rafa Nadal Academy estaba lejos de entrar en las 100 mejores raquetas del planeta, pero gracias al trabajo de todo su equipo y al suyo personal, ahora ha derribado todos los muros que le impedían brillar. Al igual que Rafa, es un tenista al que le gusta jugar mucho desde el fondo de pista, darle efecto y altura a sus bolas y abusar de los peloteos largos.
Se maneja bien en el desgaste y siempre ha sido educado y moldeado para esos partidos entre el polvo y el calor que se alargan hasta la extenuación. La pista dura es el terreno de Alcaraz, por lo que el peligro se multiplica. Estar en la final confirma que es mucho más que solo un tenista de tierra batida. En horas le llega el momento con el que tanto soñó de pequeño, mientras estrellaba la bola una y otra vez contra las paredes de su casa siguiendo lo consejos de su padre.