Londres

"Estoy preocupado, lógicamente, pero no sé lo que tengo exactamente. He pasado dos horas muy malas en la pista. Es evidente que algo no está bien, pero debo seguir haciéndome pruebas para determinar hasta qué punto. Supongo que mañana [por el jueves] sabré algo más".

A las ocho y media de la tarde, Rafael Nadal sigue teniendo mala cara. Hace casi una hora que el campeón de 22 grandes ha tumbado a Taylor Fritz en los cuartos de final de Wimbledon sobreviviendo a un partido que debería haber perdido por pura lógica: desde el 3-1 del primer set, el español ha peleado por la victoria sin saque, muy condicionado por una lesión en su abdominal que le ha visto reducir la velocidad más de 20 kilómetros por hora (165km/h de media).

Aún así, Nadal ha encontrado la manera de seguir con vida para citarse con Nick Kyrgios el próximo viernes por el pase a la final del tercer grande de la temporada, aunque todavía no sepa si va a poder jugar ese encuentro.

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"Sé lo que he tenido en la pista y sé el dolor que he pasado", confesó Nadal. "Aunque hacia el final del partido estaba un poco mejor, porque he encontrado una manera de sacar que me molestaba menos, la cruda realidad es que arrastro estas molestias desde hace una semana. Y hoy han aumentado considerablemente", prosiguió el mallorquín, que durante los días previos apenas entrenó el servicio.

Rafa Nadal, en Wimbledon 2022 Reuters

"Ha sido un ejercicio de aceptar el problema y de luego decidir si quería sufrir, si valía la pena. Aunque durante un buen rato he tenido en mi cabeza la determinación de retirarme, tampoco es fácil hacerlo en la pista central de Wimbledon durante unos cuartos de final", añadió. "Me ha llevado un esfuerzo importante estar aquí y… pasan muchas cosas por la cabeza para tomar una decisión así en mitad de un partido".

Nadal movió cielo y tierra para darse la oportunidad de volver a jugar en Wimbledon por primera vez desde 2019. Así, 48 horas después de hacerse con la victoria en Roland Garros, el español se sometió en Barcelona a dos sesiones de radiofrecuencia pulsada para combatir la enfermedad de Müller-Weiss, una displasia del escafoides tarsiano que sufre desde 2005 en su pie izquierdo, y que se ha vuelto intolerable tras la pandemia de la Covid-19.

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Después de competir en París anestesiándose antes de cada partido los nervios de ese pie para jugar sin dolor, una barbaridad, Nadal rechazó seguir por esa vía y buscó soluciones para competir en Londres, lo que finalmente ocurrió al responder adecuadamente al tratamiento.

El lado positivo de las cosas

"Hay muchas cosas positivas: mi tenis, el pie no me limita… no tengo ningún motivo para quejarme de nada porque soy muy afortunado", celebró el tenista. "Pero a nivel de cuerpo tengo poco descanso: cuando no es una cosa, es la otra. Sea por lo que sea, estamos en semifinales de Grand Slam con un problema. Como siempre, toca aceptarlo. No sé si tengo opciones de jugar el viernes. Cuando tenga la información correcta, será el momento de tomar decisiones".

Como demostró ante Fritz en cuartos, Nadal puede entrar a discutir los peloteos perfectamente porque con la pelota en juego no tiene dolor ni limitaciones. Eso, claro, no será suficiente para vencer a Kyrgios: el español necesita el saque, y la resonancia magnética a la que se someterá el jueves por la mañana marcará hasta dónde puede exprimir su abdominal.