La caza de Djokovic a Alcaraz y Nadal, pendiente del perdón de Australia

Novak Djokovic está de vuelta. El tenista serbio vuelve a ser la máquina de ganar que lo ha sido durante toda su carrera. Al menos así se ha mostrado en los dos últimos torneos que ha disputado, Tel Aviv y Astaná, de los que salió con el correspondiente trofeo entre sus brazos. 

Estas dos victorias dan un impulso, tanto a nivel de victorias como moral, para Djokovic en la recta final de 2022. Ha sido un año difícil, que comenzó con su deportación y siguió con el cierre de las puertas de otros torneos -incluido el US Open- por su no vacunación. Eso explica su drástica caída en el ranking ATP.

Nole ocupa el séptimo puesto de la clasificación mundial, dominada por Carlos Alcaraz y Rafa Nadal en las posiciones 1 y 2. El serbio ha sumado 750 puntos por sus últimos dos títulos (250 en Tel Aviv y 500 en Astaná) y eso le ha permitido recortar su diferencia. Sigue lejos, todavía con cuatro tenistas que le separan de los españoles.

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La prioridad de Djokovic para despedir el año es seguir ganando. No tiene ahora mucho margen para sumar, ya que competirá en el Masters 1.000 de París -que ganó en 2021- y luego en las ATP Finals -donde defiende 600 puntos de sus tres victorias en la última fase de grupos-.

Así le será complicado restar puntos en los próximos meses tanto a Alcaraz como a Nadal, a los que tiene a 2.410 y a 1.490 puntos, respectivamente. Para pesar de Nole, los españoles tienen poco o nada que perder en este cierre de temporada. Es por eso por lo que, en la caza del serbio, el foco está puesto en el arranque de 2023.

Austeridad en 2022

Haber tenido un 2022 marcado por sus ausencias le abre las puertas a escalar posiciones a toda velocidad el próximo año. A falta de París y las Finales de Turín, Djokovic solo ha disputado nueve torneos desde enero. Tiene un margen amplio para sumar puntos, pero para ello debe volver a jugar con constancia.

Podrá aprovechar, sobre todo, esos huecos que ha tenido en el calendario de 2022 por el veto de los torneos. Entre enero y marzo solo jugó en Dubái, por ejemplo, y del mismo modo se tiró otros dos meses y medio de parón entre Wimbledon y Tel Aviv.

En ese calendario figurado de Djokovic para 2023, la primera parada importante que aparece es el Abierto de Australia -que se celebra del 16 al 29 de enero-. Allí empezó el calvario de Novak y puede arrancar un año después su recuperación en el ranking de la ATP.

Lo principal es saber si podrá jugar y todavía no hay una respuesta para esa pregunta. Cuando el serbio fue deportado de Melbourne en enero, el Gobierno australiano le retiró el visado para los próximos tres años. Sin perdón, Djokovic no podría regresar al país hasta 2025.

Cuestión de estado

El plan de Djokovic es jugar: "Pasé algún tiempo con Novak en la Copa Laver y me dijo que obviamente le encantaría volver a Australia", ha revelado esta semana el director del Abierto Craig Tiley. Pero no es una cuestión de la que pueda encargarse la organización del torneo. Está en manos de las autoridades políticas del país.

En sus declaraciones, recogidas por la prensa australiana, Tiley aseguró que desde el Abierto de Australia no se ejercerá ningún tipo de presión y son el propio Djokovic y el gobierno federal los que deben llegar a un acuerdo. "A nosotros nos gustaría darle la bienvenida a Novak, es nueve veces campeón aquí", señalaba el director de la competición.

Novak Djokovic, en el coche antes de dirigirse al Tribunal Federal Reuters

¿Cuándo se decidirá esto? Todavía hay tiempo, por lo que no es una cuestión en la que esté centrado actualmente Djokovic. El límite de inscripción que marca el torneo es el mes de diciembre, por lo que el tenista serbio tiene que cumplir con dicho plazo. 

Lo último que ha dicho Djokovic al respecto es que espera "noticias positivas" del nuevo gobierno australiano. El poder del país aussie cambió de manos a mediados de este año, esa es la mayor esperanza que tiene Novak para que su prohibición hasta 2025 sea revocada.

Cambio de gobierno

En Australia ya no hay ni rastro de aquellas autoridades políticas que deportaron a Djokovic. Ni el principal responsable, el exministro de Inmigración Alex Hawke, ni el exprimer ministro Scott Morrison o la exministra de Interior Karen Andrews. El Partido Liberal australiano fue sucedido en el poder por el Partido Laborista de Anthony Albanese, actual primer ministro.

El nuevo gobierno puede ser más indulgente con Djokovic. La ley local que se refiere a prohibiciones como la del tenista tienen varias excepciones, siendo unas de ellas "circunstancias imperiosas que afecten a los intereses de Australia". La historia que hay detrás del serbio y el torneo bien puede servir como 'excusa'.

"Sería una bofetada para aquellas personas en Australia que hicieron lo correcto"

Karen Andrews, sobre Djokovic

La oposición se muestra más vehemente contra Djokovic que cuando estaba en el Gobierno. Andrews ha sido una de las pocas en referirse a la posible vuelta de Nole y no está abierta a bendecirla: "Habría otras personas en circunstancias similares que también tienen sus visados cancelados. Si inmigración ahora elige hacer un permiso especial para Novak Djokovic la pregunta más obvia va a ser: ¿Qué va a ser de aquellas personas que estén en circunstancias similares?".

"Sería una bofetada para aquellas personas en Australia que hicieron lo correcto... Si de repente a Novak Djokovic se le permite regresar al país simplemente porque es un tenista de alto rango con muchos millones de dólares... No debería de haber solamente una regla para él y otra diferente para todos los demás", añadió.

Cuando se produjo el conflicto, Morrison -entonces primer ministro- no era tajante con el castigo a Djokovic: "(La prohibición) Se extiende durante un período de tres años, pero existe la oportunidad de que regrese en las circunstancias adecuadas, y eso se considerará en ese momento", decía.

Quienes no tendrán problemas serán los tenistas rusos -véase Daniil Medvedev, finalista este año- y bielorrusos. Lo confirmó Tiley, que dijo que el único veto que tendrán será el vigente en la ATP: no lucir las banderas de sus países. El debate en el Abierto de Australia gira solo en torno a Djokovic.