Han pasado 91 días desde que Rafa Nadal (Manacor, 1986) se lesionara en Australia y todavía no ha vuelto a jugar. Por el camino se ha quedado sin participar en siete torneos, siendo el Mutua Madrid Open el último en confirmarse su baja, y su objetivo, que era llegar en plenas condiciones a Roland Garros, a solo 37 días de distancia, empieza a peligrar.
Nadal sufrió en enero una lesión de grado 2 en el psoas ilíaco de su pierna izquierda. El diagnóstico hablaba de entre seis y un máximo de ocho semanas de baja y ya va por la catorce. "La realidad es que la situación no es la que hubiéramos esperado", decía Rafa en el vídeo con el que actualizó su situación este jueves.
"No me queda más que intentar estar con la actitud adecuada durante todo este tiempo, intentar darme la oportunidad de competir en alguno de los torneos que queda de la temporada de tierra", añadía. No hay demasiados motivos para ser optimistas y ahora veremos por qué.
El Dr. Ángel Villamor, traumatólogo y director médico de la Clínica IQTRA, explica a EL ESPAÑOL por lo que puede estar pasando Nadal: "El psoas un músculo que se encarga de flexionar la cadera, de hacer gestos como el de llevar la rodilla al pecho. Rafa puede estar más impedido al subir la pierna o moverla hacia delante para dar un paso".
"Es una lesión frecuente en deportistas. Sobre todo aparece en gestos bruscos y amplios". Nadal explicó semanas atrás que se trató de una rotura grande en el músculo e, incluso, le arrancó una pequeña parte del tendón. "Es lenta de curar", puntualiza el doctor Villamor.
Cuando Rafa recibió el diagnóstico, se podía permitir pensar en positivo de cara a su regreso en las mejores condiciones para la gira europea de tierra batida. Es lo que se propuso, volviendo a los entrenamientos hace casi dos meses (27 de febrero) directamente sobre la superficie de arcilla.
El experto en traumatología cuenta que la tierra es donde más se puede exigir a un músculo como el psoas: "La tensión mantenida que has de hacer en tierra batida para un derrapaje y no irte de la posición hace un uso de los músculos que no es lo mismo que cuando lo haces en pista rápida, donde el gesto y los cambios de dirección son más rápidos. En tierra batida, el mantener una postura durante la frenada hace que tenses mucho más y supone mucho más esfuerzo para los tendones correspondientes a esos músculos, en este caso el del psoas".
El tratamiento no funciona
"Se han seguido todas las indicaciones médicas, pero la evolución no ha sido la que en principio nos dijeron", expresaba Nadal este jueves. Sin poder entrenarse sin sentir dolor, sin sentirse competitivo, Rafa se ha visto obligado a renunciar a Montecarlo y de seguido hacerlo con Barcelona y Madrid. Se tratan de tres de sus torneos preferidos de los que se ha despedido porque su proceso de recuperación no ha ido como debía.
¿Qué tratamiento se suele seguir con una lesión del psoas ilíaco? "Lo primero, quitar la inflamación del medio para que las fibras del músculo que se ha desgarrado puedan aproximarse entre sí. Hay varias terapias, como aplicar mediante inyección plasma rico en factores de crecimiento", detalla el doctor Ángel Villamor.
"Luego es muy difícil acelerar el proceso de curación de estas lesiones. Cada vez que intentas utilizar el músculo, estás haciéndolo deslizar a modo de polea contra el hueso, contra el pubis, y eso está generando irritación continua. Por eso que el psoas siempre es más lento de curar, porque no podemos tirar de recursos de fisioterapia activa tan rápidamente como en otros tendones", añade.
Nadal visitó esta semana a su médico de confianza, Ángel Ruiz Cotorro. Se tomó la decisión de "cambiar un poquito de rumbo", como dijo Nadal, de hacer otro tratamiento para tratar de llegar a Roland Garros.
"Al ver que está durando tanto la recuperación, yo me planteo si hay otra lesión de fondo"
¿Por qué camino pueden ir? "Si hasta ahora no han decidido el inyectarle los factores de crecimiento, pues posiblemente estén decidiendo hacerlo. Que quieran empezar con terapia biológica, que llamamos. En el psoas, esta técnica es un poco más invasiva al aplicarla porque tienes que usar agujas muy largas para penetrar hasta el músculo. A diferencia del tendón rotuliano, por ejemplo. A lo mejor han tenido o han preferido esperar y ahora van a recurrir a ello", analiza el doctor Villamor.
"Al ver que en Rafa está durando tanto la recuperación, yo me planteo si hay otra lesión de fondo. Ya pasó en el 2018, en la parte derecha de la cadera, que también se alargó mucho el proceso", añade. Aquella vez, Nadal también sufrió la misma lesión en Melbourne -pero en el otro lado de la cadera- y lo que iban a ser tres semanas de baja se alargaron a nueve hasta que volvió a jugar. A sus 36 años, el tenista manacorí ha pasado por más de una veintena de lesiones.
La situación, tal como está, no le permite a Nadal dar plazos para su regreso. Eso, a casi un mes de Roland Garros, no es nada alentador: "Yo creo que está muy difícil. Si han cambiado de tratamiento es que realmente la mejoría ha sido muy discreta. Un cambio así dice que están viendo que no hay evolución. De manera que, seguramente, estemos muy cercanos en cuanto a sintomatología y evolución del proceso a los principios de la lesión", lamenta el doctor Ángel Villamor en conversación con EL ESPAÑOL.
"Si él hubiera mejorado y pudiéramos tener un buen pronóstico, se podría decir que en un mes más o así se va a curar. Cuando un tratamiento está yendo bien, aunque sea lento, siempre puedes ser más preciso. Pero si de repente dices 'vamos a cambiar', es que no está yendo bien", añade.
Sin rodaje
A Nadal solo le queda el Masters 1.000 de Roma, que se juega del 10 al 21 de mayo, para tener algo de rodaje de cara a Roland Garros. Su participación dependerá de lo bien que funcione el nuevo tratamiento para su lesión, igual que de cara al propio Grand Slam que se celebra en París a partir del 28 de mayo.
Es una situación insólita para Nadal, que después de una lesión de larga duración nunca ha vuelto directo a un Grand Slam. De perderse Roma y sí jugar Roland Garros, pasaría de los entrenamientos a disputar partidos al mejor de cinco sets.
Tampoco Rafa ha jugado Roland Garros, donde ha ganado 14 veces, con solo un único torneo de preparación, como será ahora en el mejor de los casos. Solo se dio esto en 2020, pero por la cancelación de la mayoría de los torneos previos por la pandemia y el desplazamiento del major a otoño.
Respecto a aquella vez, hace tres años, en la penúltima victoria de Nadal en París, la diferencia principal es que no venía de una lesión. Tras jugar tres partidos en Roma, ganó el Roland Garros sin ceder un set e imponiéndose a Djokovic en la final por un espectacular 6-0, 6-2 y 7-5.
¿Fuera del Top 100?
Otro factor diferencial ahora es el ranking. Al no jugar en Madrid, Nadal perderá otros 180 puntos que le harán caer aún más en el ranking. Actualmente es el 14 del mundo, mientras que en 2020 era el 2º. En esta posición, quiere decir que si llega a Roland Garros, podría cruzarse con Djokovic o Carlos Alcaraz en octavos de final del torneo. La exigencia, por tanto, se dispararía demasiado pronto.
En el peor de los escenarios, de ni siquiera jugar en París porque siga sin sentirse bien, Nadal perdería los 2.000 puntos de la corona que defiende y se quedaría con 535. Su nombre desaparecería de entre los 100 mejores del mundo. Situación límite para la gran leyenda del tenis español.