Carlos Alcaraz le da a la gente el cariño que recibe. Es una relación mutua, un enamoramiento que en Madrid va camino de marcar una época porque el tenista murciano camina decidido a revalidar su título en la capital de España. Por el momento, ya está en los octavos de final y cada vez dejando mejores sensaciones sobre la tierra batida.
La pista central de la Caja Mágica se ha convertido en su nuevo hogar preferido para estos días. Allí se deshizo en segunda ronda del finlandés Ruusuvuori a duras penas y allí dejó por el camino al búlgaro Grigor Dimitrov. Después de su debut irregular, el partido de este domingo eran palabras mayores. Dimitrov es un tenista con una clase inagotable que llegó a ser número 3 del mundo, y aunque ya no está cerca de su mejor momento sigue siendo muy peligroso.
No importa. Alcaraz solventó con nota la papeleta, un examen mucho mejor que el de su debut, donde estuvo infinitamente más impreciso. El de El Palmar voló sobre la pista en el primer set, funcionó con su derecha a la perfección y se mostró muy sólido con su servicio, así que el resultado fue un atropello en tan sólo 34 minutos.
Tuvo que sudar mucho más el murciano en la segunda manga. Cedió de hecho una rotura de servicio en contra, pero como es habitual en él, consiguió recuperarla en el juego siguiente. A partir de ahí supo tener calma, esperar el momento preciso y darle la estocada definitiva a Dimitrov justo cuando lo necesitaba. Ya está en los octavos de final, y ahí espera nada menos que Alexander Zverev.
Cambio radical
El primer partido de Carlos Alcaraz en Madrid había dejado muchas dudas. Es normal que este tipo de tenistas de gran nivel no encuentren sus mejores sensaciones a las primeras de cambio, pero también es cierto que Ruusuvuori estuvo muy cerca de dar la gran sorpresa del torneo.
Alcaraz sabía que para seguir adelante en un cuadro tan complicado como el que le ha tocado tendría que subir varios peldaños su juego, y eso es precisamente lo que hizo ante Dimitrov desde el primer momento. No le dio la más mínima opción al búlgaro en un primer set completamente dominado por el español, que puso la directa hacia la victoria.
El primer break llegó en el primer servicio del partido. No pudieron comenzar mejor las cosas para Carlitos, que a las primeras de cambio ya estaba mandando. Bajo la atenta mirada de algunos jugadores del Real Madrid como Vinicius o Ceballos, la derecha de Alcaraz funcionó, se mostró mucho más seguro con su servicio y Dimitrov no se vio dentro en ningún momento.
Así se llevó el primer set de forma rápida, sin dar opción a su rival en apenas 34 minutos. Un 6-2 muy contundente que le hacía dejar atrás cualquier duda que le pudo generar el partido de su debut.
Eso sí, no todo fue coser y cantar porque un rival de la calidad de Dimitrov puede aparecer en cualquier momento. Lo hizo en el segundo set. Ahí el búlgaro se mostró mucho más preciso y plantó cara. De hecho, con el 2-3 llegaron las primeras bolas de break a su favor y se puso 2-4 arriba. Era una prueba de fuego para Alcaraz, que reaccionó como lo suele hacer muchas veces, de forma inmediata.
En el siguiente juego recuperó el servicio perdido y aquello le hizo daño a Dimitrov, que todavía tenía vida. Entonces el español esperó a ese momento en el que los grandes deciden los partidos, el instante justo en el que se deja sin capacidad de reacción a un rival y rompió para el 6-5 y servicio. Sacó para ganar el partido y no falló. Con una dejada marca de la casa dejó plantado a Dimitrov y se metió en los octavos de final donde espera Zverev.