Nuevo bochorno en el mundo del tenis por la actitud agresiva de un jugador. En esta ocasión, el protagonista es el sueco Mikael Ymer que este miércoles fue descalificado del torneo de Lyon. El motivo, su arranque de agresividad que le llevó a romper violentamente su raqueta contra la silla del juez.
Ocurrió durante el partido de octavos de final del torneo galo, en el que Ymer se medía al francés Arthur Fils. Solo se había jugado un set cuando el sueco destrozó su raqueta a golpes contra la silla del portugués Rogerio Santos. Previamente, el juez había rechazado la solicitud del jugador de revisar una bola que este consideraba fuera.
Ymer golpeó tan fuerte la silla que esta acabó rota por uno de los laterales. La escena acabó con el supervisor del torneo presentándose en pista y comunicándole al escandinavo su descalificación. Ahora se enfrenta a una sanción que podría ser histórica... o no, en vista de los precedentes.
Hay preocupación en el tenis por el rumbo que parecen tomar estas actitudes, cada vez más permitidas. No hasta el extremo de lo de Ymer, pero sí que reina esa sensación de que aumentan los gritos, las discusiones con los jueces de silla o el público y la rotura de raquetas.
Sin ir más lejos, en el mismo torneo de Lyon se dio otro polémico incidente entre Marton Fucsovics y el argentino Sebastián Báez. El húngaro, muy molesto, criticó la actitud de su rival y fue elevando el tono hasta que dijo: "Grita como una puta". También están muy recientes los incidentes que protagonizaron Daniil Medvedev y Holger Rune en Madrid.
El episodio más parecido al de Ymer de los últimos tiempos estuvo protagonizado por Alexander Zverev. Ocurrió en el primer trimestre del año pasado, 2022, durante el torneo de Acapulco. El alemán perdió los nervios durante un partido de dobles que acabó en derrota y, como el sueco, reventó su raqueta con la silla del juez. Antes le dijo al árbitro que era "un puto idiota".
Zverev, que con la derrota ya se despedía del cuadro de dobles, fue descalificado del cuadro de individuales por su actitud. Sin embargo, fue amenazado con una sanción que hubiera marcado época: 37.000 euros por "abuso verbal" y la pérdida de todo el dinero (28.160 euros) y los puntos recaudados durante el torneo.
Sascha se llevó el rejón de Nadal: "Entiendo que en un arrebato se pueda romper una raqueta, falta al respeto de manera desmedida a jueces de silla, árbitros en general, es ya otro mundo. Un mínimo de respeto y de ejemplo tendríamos que intentar ser para los niños". El alemán acabaría disculpándose por su comportamiento: "Pedí disculpas al árbitro porque mi manera de actuar fue inaceptable. Me siento decepcionado conmigo mismo. Lo que hice es algo que no debería pasar. Pido perdón a los aficionados, al torneo y al deporte al que amo", dijo.
La ATP, tras ser analizados los hechos por el vicepresidente de reglas y competiciones, Miro Bratoev, recalculó sus medidas y le dio un aviso: si incurría en otra conducta antideportiva ("comportamiento irrespetuoso o agresivo, abuso verbal o físico, hacia un oficial, oponente, espectador u otra persona durante o al final de un partido") en el plazo de un año, recibiría una sanción de 27.000 euros y una suspensión de ocho meses. Zverev se lesionó gravemente en Roland Garros aquel año y cumplió el plazo sin volver a liar ninguna escena violenta. Todo apunta a que el castigo a Ymer irá por ese camino.
El ejemplo que se queda atrás
Ahora bien, esta no es la imagen que el tenis quiere dar. Tampoco la que ha dado durante tantos años en los que Rafa Nadal y Roger Federer fueron sus mayores exponentes. Ambos llevaron una rivalidad sana que, además, sirvió de ejemplo para muchos otros sobre cómo había que comportarse en una pista.
Pero Federer ya no está y Nadal solo reaparecerá en 2024 para despedirse del tenis profesional. Sin ellos, se crea un vacío para los tenistas modélicos ahora opacados por rebeldes como Medvedev o Rune. Al lado de algunas de las que ya han montado estos, lo de Djokovic en su época de mayor sublevación queda en nada.
Se busca gente que siga por el camino de Nadal y Federer antes de que su ejemplo sea enterrado del todo. Por suerte, a Carlos Alcaraz, el actual número 1 del mundo, le insisten mucho en su equipo que cuide todos sus detalles de modales. Incluso los hay que todavía se empapan de los valores de esas leyendas, como ocurre en Manacor, en la Rafa Nadal Academy, con todos los talentos que pasan por allí.
"Es un pequeño objetivo que me he marcado, no destruir nunca una raqueta en mi carrera"
Uno de ellos es Casper Ruud, número 4 del mundo y finalista de los últimos Roland Garros y US Open. El noruego se alistó a la academia de Nadal con 19 años y a día de hoy, con 24, trata de predicar con el ejemplo de Rafa. En mitad de todo este revuelo con Ymer, Casper ha dejado en una entrevista un discurso muy aplaudido.
"Todavía no he roto una raqueta, en ese sentido también tomé ejemplo de Rafa. Es un pequeño objetivo que me he marcado, no destruir nunca una raqueta en mi carrera. Esto significa comportarse bien en la pista, ojalá pueda hacerlo como Rafa. Es fácil tirar o destruir una raqueta cuando la sostienes constantemente y te enojas contigo mismo o con los demás. A veces me gustaría lanzarla, no miento, pero eso no te da buena energía. No es culpa de la raqueta, sino tuya", defiende Ruud. La esperanza, al menos, todavía no está perdida.