El 3 de junio de 2022 Alexander Zverev vivía uno de los momentos más duros de su carrera deportiva. El tenista alemán se rompía el tobillo tras realizar un mal gesto en la semifinal de Roland Garros frente a Rafa Nadal. Una terrible rotura de ligamentos en su articulación le apartaba del Grand Slam en lo que estaba siendo un partido épico.
Más de 365 días, Sascha Zverev estará de nuevo sobre la pista de la Philippe Chatrier. Este viernes (17:15 hora peninsular), el espigado tenista alemán volverá a enfrentarse con esa fatídica ronda que le dejó fuera durante un larguísimo periodo de tiempo. Esta vez será frente a un rival diferente, está vez Casper Ruud será el que se cruce en su camino por estar por primera vez en la final de Roland Garros.
El menor de los hermanos Zverev ha vuelto a brillar sobre la tierra batida parisina, poniendo de manifiesto ese gran nivel enseñado la pasada temporada. Pese a la ansiedad que aseguró que le provocaba volver al señalado lugar de los hechos, la Chatrier, el de Hamburgo ha sabido sobreponerse a todo ello.
Ahora, se la juega a todo o nada para ahuyentar a todos esos fantasmas que le recuerdan a su lesión. Tras vivir un polémico torneo marcado por sus problemas con la organización, Zverev busca dar ese paso hacia adelante. Quiere confirmarse ante el gran público y sueña con el primer Grand Slam de su carrera.
Mientras que todavía no ha saldado sus cuentas pendientes con Roland Garros, debido a la controversia por sus pinchazos con la insulina, busca ser el primer alemán en ganar un torneo de estas características desde Boris Becker en 1996. Ha pasado el tiempo, pero Zverev no está dispuesto a que siga corriendo.
El lugar de los hechos
Alexander Zverev reconoció hace poco que podía haber ganado a Rafa Nadal en las semifinales de la pasada edición de Roland Garros. A pesar de haber perdido el primer set, el alemán había mostrado su mejor cara, llevando al límite en el segundo set al jugador español.
"Por alguna razón sí lo pensé. No quiero sonar arrogante", explicaba hace unas semanas sobre aquel duelo que iba directo a ser uno de los más épicos de las últimas ediciones. "Sentí que estaba jugando el mejor tenis que jamás haya jugado en esa superficie. Entonces, por alguna razón, sentí que al menos podía competir con él, lo que estaba haciendo", añadía para darle contexto a la situación.
Sin embargo, esa inesperada torcedura durante un desplazamiento lateral en el 'tie-break' del segundo set iba a hacer que desapareciese del circuito durante una larga temporada. Nunca se sabrá lo que podía haber ocurrido aquella tarde, solo que se tuvo que marchar lesionado entre gestos de dolor y angustia. Más de cinco meses en total fuera de los circuitos que le privaron de explotar su mejor momento, lo que provocó que tuviese que dar un paso atrás para volver más fuerte.
Aunque lo suyo le ha costado, pues reconoció poco antes de su partido de cuartos de final que no había regresado al lugar del que salió en silla de ruedas ante la atenta mirada de los miles de aficionados que estaban presenciando aquel partido. "Antes del partido vine a la pista para verla porque no lo había hecho desde el accidente. Era algo importante para mí. Durante el partido me he sentido motivado de estar ahí jugando y quise dar lo mejor de mí. Es un torneo que quiero ganar y en el que quiero hacerlo bien. Todavía queda una pequeña parte, pero disfruto estando aquí", resaltó Zverev.
Supo saltar a la Philippe Chatrier para dominar a Tomas Martin Etcheverry, una de las grandes revelaciones del torneo. Un reencuentro marcado por la tensión y estrés que le genero, pero que no le influenciaron en exceso y así pudo celebrar mucho más que una victoria. Un regreso triunfal antes de toparse nuevamente con las semifinales de Roland Garros.
Y fue claro y contundente para explicar lo que había vivido en esos meses tras la lesión. "Ha sido uno de los años más difíciles de mi vida. Amo la competición y me lo quitaron", explicó Zverev tras quitarse un peso de encima con su victoria.
El problema de la insulina
No obstante, no ha sido un camino de rosas el de Zverev para llegar a las semifinales del Grand Slam parisino. No en lo referido al juego, que ha rayado a gran nivel, sino por su encontronazo con la organización de Roland Garros debido a una sorprendente prohibición.
Alexander Zverev sufre diabetes y está obligado a pincharse insulina durante varias en el torneo. No es algo novedoso, pues lo hizo oficial hace un par de temporadas, pero sí que se ha adquirido notoriedad debido a que no le han dejado suministrársela en los partidos, algo que no le había ocurrido antes. Y el alemán se mostró muy contundente con la decisión.
"Si no lo hago, mi vida corre peligro", argumentaba el alemán."En los torneos ATP es muy fácil, me inyecto la insulina en la pista durante los cambios de lado, como veis todos regularmente. Aquí me han dicho que no me permiten hacerlo en pista", explicaba sobre las prácticas llevadas a cabo en otros lugares.
Para ello, Zverev quiso explayarse sobre lo ocurrido en Roland Garros y los enormes problemas a lo que se ha estado enfrentando. "Aquí me tengo que ir fuera de la pista y durante mi último partido me dijeron que me tenía que contar como un toilet break, pero les dije: 'Chicos, vamos, solo tengo dos toilet breaks por partido y en un partido a cinco sets a lo mejor me tengo que inyectar cuatro o cinco veces'. Les he dicho que esto no puede ser porque no me están permitiendo hacer algo que es necesario para mi bienestar, para mi vida", recalcó.
Otra dura batalla, aunque con esta se puede llegar a jugar la vida, que está librando Zverev. Tanto la parte tenística como su lucha con la organización tienen un nuevo episodio este viernes. Lo único cierto es que el alemán planteará batalla con las dos y luchará por llegar hasta el final para salir victorioso.