¿Se puede ser favorito en un torneo de tenis siendo en realidad todo un inexperto? Cualquiera diría que no por cuestiones lógicas y obvias, pero cuando se trata de Carlos Alcaraz la cosa cambia de forma radical. Hace tiempo que la razón y lo habitual dejaron de estar ligados al tenista murciano, que a cada paso que da en su carrera deportiva consigue algo cada vez más extraordinario.
El español quiere marcar otra época en el mundo del tenis y sabe que eso pasa especialmente por los Grand Slam. Con el US Open ya en su poder y tras la rabia que le dejó en el cuerpo su lesión en la semifinal de Roland Garros ante Novak Djokovic, lo próximo que se pinta en el horizonte de cualquier tenista del más alto nivel es Wimbledon.
Al torneo británico le envuelve una mística especial que hace que cualquiera pierda la cabeza por ganarlo. Ese verde de las pistas, esas prendas blancas inmaculadas de los tenistas, ese torneo de verano, esos partidos interminables... Mucha historia almacenada y escrita durante años en las paredes del All England Club, que ahora esperan a Carlos Alcaraz.
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El jugador de El Palmar llegará siendo todo un inexperto jugando en hierba, pero aún así partirá como uno de los grandes favoritos para hacerse con el título. Es asombroso, pero con tan sólo once partidos disputados en esta superficie en toda su carrera deportiva, Carlos Alcaraz acaba de proclamarse campeón del torneo de Queen's y eso hace que aparezca en muchas quinielas como el gran candidato.
No en vano, su triunfo en Queen's le hará llegar a Wimbledon como número 1 del mundo, una responsabilidad añadida con la que el español deberá lidiar. Todo sigue siendo como un cuento de hadas para Carlitos, que ha demostrado durante esta pasada semana que está preparado para asumir un reto tan importante como el de intentar ser campeón de Wimbledon.
Las dudas
Hace apenas unos meses hubiera parecido una auténtica locura meter a Carlos Alcaraz en el abanico de los grandes aspirantes a vencer en un torneo como Wimbledon. La hierba no es, ni de lejos, la especialidad del tenista español, que se siente mucho más a gusto jugando en pista rápida o sobre todo en tierra batida. Su mayor gesta hasta el momento la consiguió en el US Open sobre la cancha dura y este año se ha quedado a las puertas de hacer algo extraordinario en Roland Garros.
Es inevitable, no obstante, que la temporada de hierba irrumpa durante el verano en el calendario. Hay pocos torneos en el circuito y son escasas las semanas al año en las que se ve el verde en las pistas tenis, pero es el encanto de la época estival. Ningún tenista de élite se escapa de ello por mucho que esta no sea su superficie preferida.
Carlos Alcaraz llegaba a este momento de la temporada siendo todo un imberbe jugando sobre hierba. Su nombre apareció en el cartel de inscritos para el prestigioso torneo de Queen's, así que parecía que no había mejor escenario para testear su nivel sobre el césped que este.
Su expediente decía que antes de lanzarse a la pista británica tan sólo acumulaba seis partidos disputados en hierba durante toda su carrera deportiva. Era, por lo tanto, como empezar de cero. Carlitos debía olvidar la tierra batida de París y familiarizarse con un nuevo bote de la pelota, otro tacto distinto con la raqueta, una manera diferente de deslizarse sobre la pista y un estilo de juego completamente opuesto. Otro tenis, en definitiva.
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Su estreno en Queen's no fue precisamente plácido. El cuadro le emparejó en su debut con el francés Rinderknech, el número 83 del mundo y un desconocido para una buena parte del público general. La adaptación fue dura, porque perdió el primer set y por momentos se vio fuera del torneo a las primeras de cambio. Ganó la segunda manga y cerró el partido en el tiebreak de la tercera, así que por los pelos se coló en la siguiente eliminatoria.
No estaba contento Alcaraz con esa versión, así que se mentalizó en su día de descanso y puso empeño por ver qué podía mejorar. Su nivel de tenis sobre la hierba fue creciendo de una forma impresionante. Primero dejó en el camino a Lehecka, pero es que se deshizo de alguien con mucho más tacto como Dimitrov en apenas dos sets. Korda fue su víctima en semifinales y Alex de Miñaur cayó en la final.
De forma más o menos inexplicable, Carlos Alcaraz se proclamó campeón del torneo de Queen's cuando llegaba siendo poco menos que un aspirante. Esta suerte de entrenamiento para Wimbledon se convirtió en su primer gran éxito sobre hierba, demostrando así que no es para nada descabellado meterle en la terna de favoritos al título en el All England Club.
El número 1
Aún hay más aspectos a tener en cuenta y que invitan a pensar que Carlos Alcaraz está preparado para ganar completamente vestido de blanco. Esta carta de presentación que lleva de Queen's le hará ser el cabeza de serie número 1 en el sorteo del cuadro de Wimbledon. El inexperto en hierba, siendo la referencia.
Gracias a su reciente triunfo Carlos Alcaraz desbanca en el número 1 del ranking ATP a Novak Djokovic. La pelea por el trono mundial entre ambos tenistas es, desde hace tiempo, algo precioso que mantiene en vilo a los aficionados. No es un título, pero estar en lo más alto siempre es interesante y la ambición del español no conoce límites siendo tan joven.
Carlitos va a tener que lidiar con esa presión añadida de ser el mejor del ranking, esa que hace que más ojos de lo habitual estén puestos sobre la misma figura. Sin embargo, a él parece no pesarle esa responsabilidad y más que una carga al menos de puertas para afuera lo muestra como un privilegio.
Pero es que el favoritismo de Carlos Alcaraz en Wimbledon no es tan sólo cosa de estadísticas. No es que llegue como número 1, no es que acabe de ser campeón en la antesala de este Grand Slam, simplemente es él mismo quien no oculta las cartas: "Después de ganar a grandes jugadores y con el nivel con el que he jugado, me considero como uno de los favoritos o como uno de los tenistas capaces de ganar Wimbledon". Lo ha dicho él, así que no se hable más.