Carlos Alcaraz continúa su paso triunfal esta temporada. El tenista español, flamante ganador del Grand Slam de Wimbledon en una épica final frente a Novak Djokovic, ha comenzado ya la gira americana que tendrá como objetivo pelear por el título del US Open, el cual se convirtió en el primer 'Grande' de su carrera deportiva.
Aquel título, que le lanzó al número uno del mundo, puede confirmarle ahora como el mejor tenista del planeta y, sobre todo, como el único aspirante a sostener la excelencia a la que han llevado este deporte genios como Rafa Nadal, Roger Federer y el propio Novak Djokovic durante las últimas dos décadas.
Si hay otro genio escondido entre las nuevas raquetas que despuntan en el circuito ese es 'Carlitos', un fenómeno humilde que se ha convertido en el gran nombre del momento, no solo por sus logros, sino también por el perfil bajo que ha sido capaz de mantener durante los momentos más boyantes de su corta trayectoria.
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Cuando a otros se les va la cabeza, a Alcaraz le ponen los pies en la Tierra su entorno familiar y deportivo. Desde su entrenador, Juan Carlos Ferrero, otro elegido del universo de la raqueta, hasta sus padres, Carlos y Verónica. Todos ellos han obligado al número uno del mundo a no perder la cordura ni la mesura, a no presumir en exceso de los buenos momentos y a seguir siempre trabajando desde la constancia, la predisposición y la tranquilidad cuando vienen mal dadas.
Por ello, uno de los aspectos que más llama la atención sobre el gran campeón español es esa sencillez de la que ha hecho gala desde que su nombre empezó a copar grandes titulares y portadas. Una sencillez que ha trasladado a su modus vivendi entre la casa familiar de sus padres en El Palmar donde luce todos sus trofeos hasta la cabaña en la academia de Ferraro en la que vive de apenas 90 metros cuadrados.
Carlos Alcaraz, apegado a la casa de sus padres en su pueblo
A pesar de que Carlos Alcaraz lleva pocos años en la élite, ya han quedado en la retina de todos los aficionados algunas de las características más claves de su juego y de su figura. Sus dejadas, sus potentes derechas, sus celebraciones con el dedo en su oído y esa mirada desafiante hacia la grada ya son sellos inconfundibles del enorme legado que está construyendo.
Otro de los lemas que ha acompañado a 'Carlitos' desde su explosión en la élite son aquellos consejos que le dio su abuelo cuando todavía era un niño. Las tres 'Ces': cabeza, corazón y cojones. Así lo explicaba el 'patriarca' de los Alcaraz a EL ESPAÑOL hace tan solo unas semanas, después del último éxito de su nieto en Londres.
"De 'chiquitico' le decía que debía tener mucha cabeza para hacer bien las cosas, corazón, para ser bueno, y huevos para ganar". Además de esta reflexión, una de las imágenes que más ha acompañado a Alcaraz en los primeros momentos de su carrera ha sido el espontáneo agradecimiento que le mostraba su pueblo, la pedanía murciana de El Palmar, cada vez que ganaba un título.
El jugador español repetía como un mantra la parada en casa de sus padres cada vez que salía victorioso de un gran torneo. Después, allí, desde el balcón en el que se crio, ofrecía a sus familiares, amigos y vecinos trofeos tan importantes como el del US Open o el del Masters 1000 de Madrid. Y ellos le aplaudían emocionados como si cada uno estuviera viendo a su propio hijo brillar ante el mundo. Y es que 'Carlitos' es un poco el hermano, el hijo y el nieto de todos en Murcia.
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Hasta el pabellón más importante de la ciudad lleva ya el nombre de un joven de tan solo 20 años que ha hecho maravillas en el circuito ATP donde otros genios no han podido ni soñar lo que 'Carlitos' hace con la naturalidad de los elegidos. "No hay que olvidar de dónde vienes y con quién empezaste". Y Alcaraz empezó siguiendo la estirpe que abrieron su padre y su abuelo en el club 'Tiro de Pichón' de Murcia antes de recibir los consejos de otro súper clase como Juan Carlos Ferrero. Él es quien le guía ahora mientras pelea por el título del Masters 1000 de Toronto.
Todo sin abandonar su casa familiar, ese piso propio de la clase media española situado en El Palmar en el que brillan con luz propia sus trofeos y en el que permanece ajeno a la lluvia de millones de euros que registra su cuenta corriente. Allí ha vivido durante casi toda su vida junto a sus padres y junto a sus tres hermanos. Tiempo tendrá de gastar toda su fortuna y de labrarse una vida y un futuro, ya que de momento prefiere seguir teniendo los pies en el suelo como bien le han inculcado.
De su cabaña de madera a su 'casita' de 90 metros cuadrados
Carlos Alcaraz no solo ha conseguido convertirse ya en uno de los mejores tenista del mundo y haber llenado su vitrina de grandes trofeos. También se ha convertido en uno de los deportistas españoles que más dinero se ha embolsado en los últimos años. Sin embargo, al murciano no se le conocen grandes movimientos ni tampoco dispendios económicos llamativos.
Uno de los aspectos que más llama la atención son las casas en las que ha vivido. A pesar de amasar una fortuna de millones y millones de euros, 'Carlitos' pasó de vivir en la casa de sus padres de El Palmar a habitar las cabañas que tiene la academia Equelite de Juan Carlos Ferrero en Villena, en Alicante.
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Allí se mudó con tan solo 15 años, en el 2018. Pasaba sus días en una pequeña cabaña de 25 metros cuadrados dentro del recinto de la escuela donde descansaba cuando no estaba entrenando o estudiando. Estaba formada por una amplia habituación con un baño completo y un porche con vistas a un jardín. Eso sí, contaba con comodidades como televisión, Wi-Fi y aire acondicionado.
A medida que fue creciendo, en edad y en talento, pasó a ocupar otro espacio también dentro de la academia. Otra cabaña, esta ya más cercana a una casa, de unos 90 metros cuadrados, por la que también pasaron otros tenistas profesionales como Nicolás Almagro, Guillermo García-López o el propio Ferrero.
Esta cabaña, que se sitúa a una media hora de la playa, es un pequeño habitáculo prefabricado de madera y de estilo rústico que también cuenta con porche, comedor exterior, aparcamiento privado y piscina. Por dentro, la casa cuenta con todas las comodidades necesarias para llevar una vida normal, con un pequeño salón con televisión, zona de despacho con Wi-Fi, servicio y habitación para descansar.
Un entorno idílico para vivir concentrado única y exclusivamente en el tenis, pero muy lejos la gran mansión en la que podría pasar sus días una persona con las posibilidades económicas que ya tiene el nuevo genio del tenis mundial.