No hay partido fácil en un Grand Slam. Ya lo ha evidenciado Novak Djokovic en este Abierto de Australia y Carlos Alcaraz también hizo lo propio en su encuentro de segunda ronda ante Lorenzo Sonego. El español consiguió la victoria y se metió en la tercera ronda aunque no sin sufrimiento, porque tuvo que ir hasta el tiebreak del cuarto set para cerrar el choque (4-6, 7-6, 3-6, 6-7).
Fue un lance muy incómodo para el de El Palmar. Impuso la lógica al llevarse la primera manga, pero enseguida todos los pronósticos de una victoria rápida se fueron al traste con lo que pasó en el segundo parcial. Sonego no dio su brazo a torcer, forzó el tiebreak y se llevó este segundo set al elevar su nivel en el momento crítico.
Eso sí, el italiano no pudo evitar ceder ante la calidad del número 2 del mundo en el siguiente set, así que el español tomó de nuevo ventaja en el marcador. La cuarta manga dejó momentos de tenis espectaculares. Fue un tramo final de tú a tú, en el que Sonego no se amilanó en ningún momento y logró forzar otra vez el desempate.
Alcaraz supo mantener la calma y no se obsesionó por la posibilidad de tener que alargar más aún el partido. En el tiebreak no hubo color y el murciano cerró con solvencia el choque para meterse ya en la tercera ronda de este Abierto de Australia que no deja partidos sencillos para los favoritos.
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Con dificultades
Por primera vez en este Abierto de Australia, Carlos Alcaraz se dejó un set por el camino. Lorenzo Sonego se plantó en el este encuentro en el que partía con el papel de víctima sin nada que perder y dispuesto a poner a aprietos al número 2 del mundo, algo que consiguió por momentos.
El partido se cocinó a fuego lento. Todo se fue caldeando después de un primer set algo insípido en el que Alcaraz no pudo aprovechar sus tres primeras bolas de break. El español se mostró muy serio con su servicio, firme y sin concesiones ante Sonego, y logró romper en el ecuador de esta primera manga para tomar ventaja.
Aquello fue suficiente. Sin mayores sobresaltos Alcaraz impuso la lógica y cerró el primer parcial por un 4-6 que no hacía presagiar lo que iba a venir en el resto del encuentro.
En la segunda manga cambiaron las cosas. Sonego se encontró más a gusto en la pista, como si fuera consciente de que no tenía nada que perder y se hubiera decidido a disfrutar sobre la pista. Efectivamente, se divirtió él e hizo pasárselo en grande a todos los espectadores.
Las fuerzas se igualaron y los dos se mostraron absolutamente intratables con sus respectivos servicios. Parece mentira, pero no hubo ni un solo atisbo de rotura, ni una sola bola de break, así que todo se decidió irremediablemente en el tiebreak.
Aquí fue donde Sonego se llenó de confianza y dejó estupefacto a un Alcaraz que se resignó a ceder su primer set en este Abierto de Australia. Casi dos horas de partido, y todo igualado.
El apretón final
Como si de repente le hubieran entrado las prisas por ajusticiar a su rival, Carlos Alcaraz se puso las pilas enseguida en la tercera manga. A las primeras de cambio rompió el saque de Sonego y lo celebró con rabia, con toda esa que tenía acumulada después de no haberse encontrado en el anterior tiebreak.
Ese break fue suficiente para decantar la balanza a su favor en la tercera manga y tomar de nuevo ventaja en el marcador, así que entró al cuarto set con buenas sensaciones.
Parecía que el partido iba camino de un rápido desenlace cuando en el primer juego Sonego perdió su servicio. Sin embargo, en el siguiente juego, interminable por otra parte, el italiano sacó fuerzas de flaqueza y logró devolverle la moneda al de El Palmar. Todavía tenía mucho que decir el transalpino.
Los tenistas subieron el nivel y dejaron puntos espectaculares. Un partido así merecia un nuevo tiebreak, y la solidez de ambos al servicio llevó todo al desempate. Sucedió todo lo contrario que en la anterior muerte súbita porque Alcaraz pronto encarriló la victoria y terminó cerrando un partido que deja claro que la exigencia en el primer Grand Slam de la temporada es máxima.