Después de un inicio muy plácido en Roland Garros, Carlos Alcaraz tuvo que apretar más el acelerador este miércoles para derrotar a Jesper de Jong en la segunda ronda del torneo francés (6-3, 6-4, 2-6, 6-2). A medida que avanzan las eliminatorias la dificultad va subiendo gradualmente y eso lo experimentó el tenista murciano, que cedió su primer set del torneo y pasó algunos momentos de apuro. [Así vivimos la victoria de Carlos Alcaraz ante De Jong]
Se las prometía muy felices el número 3 del mundo cuando consiguió llevarse de manera cómoda la primera manga. Parecía que iba a ser una de esas victorias por la vía rápida, como sucedió en el primer encuentro ante Wolf, cuando el segundo set cayó también del lado del murciano aunque no sin tener que pelearlo.
Sin embargo, en el momento en el que tenía que cerrar el partido para evitar esfuerzos adicionales, Carlitos se atascó. Pronto perdió su servicio y le dio la ventaja al neerlandés, que empezó a crecerse y a ganar en confianza en su juego. Al fin y al cabo, no se sentía tan lejos de su rival.
Un segundo break en contra en este tercer set resultó demoledor y Alcaraz terminó cediendo este parcial. No sólo eso, sino que también dejó alguna duda sobre su juego, unas sombras que tendrá que ir disipando con el paso de los partidos.
El murciano supo reponerse en el cuarto set y evitó las sorpresas. Y eso que comenzó cediendo su servicio hasta en dos ocasiones, pero no cundió el pánico. Carlos Alcaraz se puso el mono de trabajo, encontró la buena versión que había perdido unos juegos atrás y terminó cerrando el partido para avanzar a la tercera ronda de Roland Garros.
Con sufrimiento
Por cuarta vez en otras tantas participaciones, Carlitos optará a los octavos de final de Roland Garros dentro de dos días contra el vencedor del duelo entre el estadounidense Sebastian Korda y el surcoreano Soonwoo Kwon.
No llegará a ese duelo de tercera ronda exento de preocupaciones o de fantasmas. El español tuvo que abandonar su apuesta por el espectáculo, la que le ha convertido en un jugador popular, capaz de llenar la pista central en un horario difícil, y tirar de sudor, de paciencia y de mentalidad de sacrificio. Se sobrepuso a los malos momentos y levantó un partido que iba camino de enredarse cuando cedió en el tercer set.
El español, que llegaba a París tras haber superado problemas en el brazo derecho que le mermaron en Madrid y le hicieron renunciar a Roma, dejó una versión dubitativa. Sin brillo en los dos primeros sets, que se adjudicó casi por el peso de su tenis, estuvo a la deriva durante el tercero, a merced de un tenista correoso y peleón, pero que nunca había actuado en un escenario de esa enjundia.
Tras ceder estrepitosamente en la tercera manga, el inicio del cuarto set fue todavía peor si cabe y por un momento pareció que se iba a complicar la vida. Cedió dos veces su servicio de manera consecutiva y De Jong aprovechó para seguir ganando en confianza.
Pese a todos estos contratiempos, la mera calidad de Carlos Alcaraz permitió que, pese a no tener uno de sus días más brillantes, pudiera mantenerse vivo en esta cuarta manga. Esperó el momento determinante, ese en el que su rival empezó a bajar el nivel y a no poder aguantar el ritmo, para dar la estocada final al partido y colarse en la tercera ronda de Roland Garros.