El suelo ardiente de la Arthur Ashe, que absorbe el calor y escupe fuego, coronó a un tenista infernal. Jannik Sinner pasó por encima del local Taylor Fritz y conquista un US Open que empezó de la peor manera posible, pero al que el paso de las eliminatorias le ha cambiado el guion radicalmente. Hizo claudicar al estadounidense (6-3, 6-4 y 7-5) en medio de esa extraña atmósfera que rodea al italiano tras su doble positivo por dopaje.

"Este título significa mucho para mí. El último periodo de mi carrera no ha sido nada fácil, pero mi equipo y la gente cercana me ha apoyado siempre. Amo el tenis", explica el flamante campeón en Nueva York. La final ante Fritz no será recordada como una exhibición, sino como un trabajado triunfo a partir de la solidez.

Desde que Djokovic y Alcaraz dimitieron del US Open por el cargado kilometraje de sus piernas, el italiano no tuvo tráfico en la autopista. Si se mantenía cauto mentalmente, sus posibilidades de victoria en la Gran Manzana aumentarían considerablemente. Y así fue. Sinner se va de Nueva York como primer italiano coronado en el el Grand Slam estadounidense. 

También, junto con Alcaraz, comparte el título de único tenista que se han repartido los cuatro Majors desde la existencia del Big Three. Fritz intentó estampar su nombre en el segundo reconocimiento, pero le sobrepasó la presión de ser su primera final de Grand Slam. Taylor peleaba contra Sinner y contra la historia, pues desde 2003 ningún tenista estadounidense se imponía en el torneo norteamericano. Roddick fue el último en conseguirlo. 

Sin nada que perder, Fritz, un tenista más bien frío, empezó a soltar el brazo y a pegar gritos de rabia mientras la afición se venía arriba. ¿El resultado? Un 'break' con doble falta de Sinner para colocarse 3-4 y apelar a la épica. Fue una ilusión vacía.

Sacando con 4-5 para solventar el set, Fritz concedió otro 'break' con una volea a la red y a partir de ahí se vino abajo. En cambio, Sinner, tremendamente sereno y firme, no tardó mucho más en concretar desde el resto y con incontestable superioridad su primer US Open en una jornada que fue mágica para Italia y deprimente una vez más para EE.UU.