Vicente Gallego
La poesía te utiliza como si fueras su zorra
24 abril, 2002 02:00Vicente Gallego, por Gusi Bejer
Tras la publicación de La plata de los días Vicente Gallego se confirmó como uno de los nombres fundamentales de su generación. Ahora, con Santa Deriva (Visor) ha ganado el Premio Loewe, el más prestigioso galardón poético de España, a la vez que ha dado un giro a su obra poética, ahora más meditativa, más honda y reflexiva. Junto con Carlos Marzal, Luis Muñoz o Juan Antonio González Iglesias, ha comenzado el camino de la renovación de la poesía española contemporánea. Santa deriva es un peldaño.
Respuesta: Siempre, en cualquier poesía que se precie, algo está cambiando.
P: ¿Cuáles son las características de ese cambio?
R: Tantas y tan variadas como poetas verdaderos hay ahora escribiendo.
P: ¿Qué les pasa a los poetas juerguistas, que se están volviendo metafísicos?
R: Ya lo eran. No hay nada que incline más a la metafísica que estar colocado hasta los tuétanos frente a la barra de una discoteca, cuando suena el primer aviso de la luz fría del amanecer y uno no encuentra un cuerpo con el que calentarse el alma.
P: Ha escrito, en la revista Renacimiento, un artículo muy laudatorio sobre el último libro de Carlos Marzal. Defenderle, ¿es un poco defenderse?
R: Marzal no necesita defensa alguna. Ha escrito alguno de los libros por los que se recordará con admiración el fin de siglo que dejamos atrás. En cuanto a mí, no tengo conciencia de participar en ninguna guerra. Tiendo a pensar que escribo poesía; sólo eso. Que cada cual la valore como quiera.
P: En ese artículo decía usted que Marzal, "motor del cambio", no es su única rueda. ¿Cuáles son las otras?
R: Hay poetas espléndidos de muchas generaciones tirando del carro. Cada cual por su parte, con honradez, con curiosidad, con valentía, al margen de programas o manifiestos.
P: En la revista Nada parecía, de Renacimiento, apareció un editorial contra la nueva metafísica...
R: Cada cual es muy libre de pensar lo que quiera. Las polémicas literarias resultan entretenidas y hasta saludables. De todos modos, ignoro lo que sea la nueva metafísica: ¿un libro perdido de Aristóteles?
P: Su libro empieza con una cita de Brines. ¿Algo más que un maestro?
R: Un padre. Una de las personas que hacen de este mundo el lugar en que me siento tan arbitra- riamente privilegiado.
P: En muchos poemas habla de la "felicidad sin causa". ¿Es posible hacer poemas sobre la alegría?
R: Cualquier elegía implica una oda. Uno sólo lamenta perder lo que ama. La poesía universal, esa desgarrada elegía, es tam- bién un canto apasionado.
P: ¿Es bueno empezar a prescindir de la anécdota?
R: Ni bueno, ni malo. La poesía no tiene la costumbre de conce-derte caprichos: te tumba en la cama y te utiliza como si fueras su zorra. Y eso es lo que más nos gusta a las putas viciosas de la prosodia.
P: ¿Y es peligroso abandonar la ironía?
R: Lo único peligroso es la muerte. Sabiendo hacia dónde caminamos y lo cerca que queda la meta, ¿qué clase de chalado perdería el tiempo en cuestiones como esa?
P: ¿Exageran los que ensalzan la poesía española del siglo que acaba de terminar?
R: En absoluto. Junto al siglo de oro, el siglo XX. Y no hablo sólo de la poesía española, sino del idioma: añada usted a Lugones, Neruda, Borges, Vallejo, Sabines y compañía.
P: ¿Sería capaz de decirme qué rayos es (o era) eso de la poesía de la experiencia?
R: Según algunos, lo que han estado haciendo desde siempre todos los poetas, desde Virgilio a Mallarmé, desde Góngora a Luis Antonio de Villena. Según otros, un guateque con hetairas y vino a cargo de las instituciones públicas.
P: ¿Qué libro de un poeta español que haya leído últimamente me recomienda?
R: Los últimos de José ángel Valente, Carlos Marzal, Felipe Benítez Reyes, Antonio Cabrera, Miguel ángel Velasco, Lorenzo Oliván, Francisco Díaz de Castro y álvaro García. La lista no es exhaustiva.
P: ¿Y de uno extranjero?
R: Los poemas de Villon, en la versión de José María álvarez, otro gran poeta de nuestro tiempo.
P: ¿Sería capaz de escoger un poema favorito?
R: La "Oda al limón", de Neruda.
P: ¿Y un libro?
R: Por su propio valor, y por la ceguera en que se incurre al ignorarlo: Extravío, de César Simón.
P: ¿Y un verso?
R: Life is a tale told by an idiot, full of sound and fury, and signifying nothing.
P: ¿Qué le parece que la poesía española sea la que tiene más antologías por libro cuadrado?
R: Las antologías no molestan, nadie te obliga a leerlas todas, y en cambio pueden ayudar a descubrir valores.
P: Este año, ¿celebrará más el centenario de Cernuda o el de Alberti?
R: Sin hacer de menos a nadie, yo seguiré celebrando los de Pablo Neruda y Juan Ramón, mis dos abuelitos preferidos. En ellos nuestro idioma es, más que nunca, música y vuelo emocionado.
P: ¿Ha aprovechado para arrojar discretamente algún libro en los camiones que pasan frente a su caseta?
R: Me queda mucho más cerca la papelera de casa.