Jaime Peñafiel
España es un país de cortesanos
20 febrero, 2003 01:00Jaime Peñafiel, por Gusi Bejer
En la portada de su autobiografía, titulada A golpe de memoria (La Esfera de los libros) aparece Jaime Peñafiel haciendo kárate con el rey. Peñafiel dice y cuenta, pero siempre sin dejar de tener lo que él llama una "leal-tad independiente". Habla de cuando dejó de colaborar en un programa de televisión por criticar a Eva Sannum, de sus labores de apoyo a la monarquía y también de su periodismo insobornable. Esta es la vida de alguien que ha conocido a casi todo del mundo, y de casi todos tiene algo que contar...
Respuesta: Pues me he dejado cosas. Los recuerdos han ido surgiendo engarzados como cerezas que salen de un cesto, sin un plan previo. Ya lo dice el título: A golpe de memoria.
P: ¿Cómo le dio por el periodismo?
R: Procedo de una familia de juristas, nadie había hecho jamás nada parecido al periodismo. Yo creo que lo mío viene de cuando era muy pequeño y me fugaba de casa, y al volver daba ruedas de prensa a mis hermanos para contarles lo que me había pasado.
P: "Valgo más por lo que callo que por lo que cuento", dice...
R: Todo periodista acaba siendo depositario de confidencias o testigo de hechos que por su gravedad es mejor ocultar. Es parte de la ética profesional. Yo he conocido de cerca las miserias de aquellos que aparentan tener sólo grandezas.
P: Habla de Sabino Fernández Campo, otro hombre discreto.
R: Divido a los personajes en leales y cortesanos. El cortesano le dice al Rey lo que quiere oír y el leal lo que debe saber. Sabino es un símbolo de la lealtad.
P: ¿Y hay más leales o cortesanos?
R: España es un país de cortesanos. Juan Carlos dijo que no habría corte, pero el español es cortesano por naturaleza. Sólo el pueblo llano no lo es. Yo siempre he estado del lado del pueblo.
P: Y eso le costó algún que otro disgusto, a cuenta, por ejemplo, de Eva Sannum...
R: Tuve disputas con la Casa Real, toques de atención desagradables, entrevistas con el príncipe que me dejaron mal sabor de boca...
P: No entendían su lealtad...
R: Yo soy lealmente independiente. Todo se puede decir sin ofender.
P: Se crió entre "putas de las de antes". ¿Algún paralelismo entre ese oficio y el de periodista?
R: La vida del periodista es muy puta... Yo vivía de niño en una casa de Granada cuya parte trasera daba a una calle de putas decentes que salía en una canción de Concha Piquer. Desde esa calle de putas fellinianas se ve la Alhambra.
P: Dice que la Reina ya no es su reina.
R: Yo tenía una relación excelente con la familia real y cuando la enfermedad de mi hija, le pedí ayuda a ella, que era presidenta de una fundación de ayuda contra la drogadicción, para que se tuviese en cuenta que la droga no afectaba sólo a los marginados. No tuve respuesta.
P: Sin embargo, parece su reina favorita.
R: Es una reina llena de dignidad, que reina 24 horas. Le ocurre como a Laurence Olivier con Hamlet, que no puede quitarse el personaje de encima ni para ir a dormir.
P: Anuncia unas Conversaciones con Franco.
R: Será un libro de mil páginas... y todas estarán en blanco. Sólo se me permitía verle, pero no hablaba nunca. Pero era interesante ver aquel cuerpo glorioso que ni comía ni defecaba y pasaba horas a la espera de una presa. Tenía muy buena puntería, eso sí.
P: Cuando le fichó "Hola", el rey le preguntó cuánto iba a cobrar...
R: Sí, él como rey ganaba diez veces menos que yo en el "Hola".
P: ¿En qué ha cambiado la prensa del corazón?
R: Hoy España es un patio de vecinos en el que lo que más importa es lo que se ve detrás de la cortinilla del baño de la vecina del 5º.
P: ¿Se le ha enfadado alguien tras leer sus memorias?
R: No. Más bien han infundido respeto, porque digo cosas que no todos se atreven a decir.
P: Ya que ha hecho memoria, escójame el momento más luminoso de su vida.
R: El regreso a la casa en que nací, tataranieto de un cardenal italiano y una bailarina, esa calle de putas desde la que se veía La Alhambra.
P: Por cierto, ¿qué anda leyendo?
R: Las memorias de García Márquez. También releo a menudo El corazón de las tinieblas.
P: ¿Cuál es su canción?
R: "19 días y 500 noches", de Joaquín Sabina. No es un cantante, sino un poeta como Baudelaire. A mí me gustaría, como a él, "que ser valiente no cueste tan caro, que ser cobarde no valga la pena".
P: Quien tiene una canción ya tiene bastante, ¿no le parece?
R: Sí. Yo siempre escribo con música clásica, a mano. No sé conducir, me aburre el ordenador... No sé nadar, ni bailar... Pero tengo una canción y estoy contento de mi vida.