Billy Wilder
El cine debe a Billy Wilder personajes irrepetibles, diálogos memorables, guiones perfectos, comedias dramáticas y dulces tragedias. Su cine es la ironía, la sencillez y la elegancia. Inimitable por mucho que se ha intentado. Hoy, cuando se cumplen 100 años de su nacimiento, la reputación de genio creativo que se labró en vida no hace sino aumentar, convertido en la envidia de todo cineasta. Narrador nato,
hijo cinematográfico de Lubitsch, desarrolló una voz propia y exclusiva en colaboración con los guionistas Charles Brackett y A.I.L. Diamond, firmando a lo largo de cuarenta años obras maestras como
Perdición, El crepúsculo de los dioses, El apartamento, Con faldas y a lo loco o
La vida privada de Sherlock Holmes. El Cultural le recuerda a través de su vida y obra, en su caso inseparables. Mientras que el historiador Carlos F. Heredero analiza la evolución de su filmografía, el cineasta David Trueba, que le conoció en vida, destaca su vigencia, y el escritor Jorge Berlanga nos trae de vuelta al hombre, al genio.
- Historia de una sonrisa amarga, por Carlos Heredero. Ajeno a toda vocación sermoneadora, Wilder apostó siempre por un modelo de intercambio entre el espectador y la pantalla. Su filmografía entera es un corrosivo comentario sobre los mitos en los que se asienta el Hollywood que fabricaba sus películas.
- La lección del cínico, por Jorge Berlanga. Wilder llegó a Hollywood para demostrar que hasta las peores pesadillas del ser humano podían ser causa de complicidad y consecuencia de bromas del destino. Todo su arte viene de su cinismo, de su imaginación y su constructivo espíritu aniquilador.
- Cómo sobrevivir a Wilder, por David Trueba. En un periodo de clara confusión entre lo que es el cine y lo que algunos querrían que fuera, Wilder no es sólo un cineasta al que mirar, es una bandera que mantener ondeante en todas las formas en que el cine sea disfrutable hoy día..
- Cronología. Wilder se convirtió en mito gracias a su magistral forma no solo de hacer cine, sino de concebir el séptimo arte. Su compleja relación con colegas como Hitchcock, sus tortuosos rodajes con Marilyn Monroe y su peculiar forma de entender Hollywood, dejaron un legado para la posteridad.